CAPÍTULO 2

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Zou Cheng y Yubin habían realizado un pacto de silencio, por el momento, no querían perturbar la tranquilidad de Zhan. Pero no esperaban que su plan se vendría abajo en lo que canta un gallo.

—Está bien, nosotros no diremos nada —murmuraba Yubin mientras acomodaba la vajilla en su respectivo lugar— ¿pero, sabes de lo que es capaz ese alfa, verdad?

—Shhh... baja la voz, las paredes tienen oídos... —Zhou Cheng revisaba el inventario del local a unos pocos metros del Beta—, y  te recuerdo que esa persona no es nada mío —afirmó, apuntándole con el marcador que tenía en una de sus manos.

—Sí, seguro que sí —rodó los ojos—. Pero estuviste a punto de casarte con ese alfa y es el padre de tú hijo... —tragó saliva al ver la cara del omega—. Tu orgullo dirá que no vuelvas a confiar en él y estás en todo tú derecho —suspiró—, pero no puedes negarle la paternidad de A-Xin...

—¡Joder! ¿Crees que no lo sé? —dejó sobre la gran mesa de mármol los papeles que tenía en sus manos y se sirvió un vaso de agua para aliviar su migraña—, ahora que sabe de la existencia de los niños, temo lo peor —el omega recostó su espalda contra el marco de la puerta que separaba la cocina del salón principal del restaurant—, no lo creo capaz de quitarme la tenencia de A-Xing —susurró con la mirada perdida.

—Aún confías en él... —Yubin arqueó una de sus cejas.

—Cállate, idiota —lo fulminó con la mirada—, te recuerdo que todo esto es culpa tuya.

-... Pufff...ahora es mi culpa que ambos fueron follado por dos Alfas exitosos y hecharan crías...-.

—¡Yubin! —su rostro se sonrojó ligeramente—, cuida tus palabras, los niños pueden escucharte ¿Somos animales para que te dirijas de esa manera?

-...Ustedes corrompieron mi alma inocente...-. Sonrió mientras corría alrededor de la mesa tratando de evitar los golpes del omega.

—¡Hey! —exclamó Xiao Zhan, entrando a la cocina—, la mesa tres está esperando su pedido y ustedes están jugando al gato y el ratón —sonrió mientras observaba cómo ambos corretean de un lado al otro.

—Dile a tu hermano que deje de golpearme —Yubin se ocultó detrás de Zhan—, así podré encargarme de preparar los platillos.

—A-Cheng, detente por favor... —suplicó el mayor—. No quiero que arruinen mi cocina...

—Entonces que deje de comportarse como un imbécil o le romperé las piernas...

—¡Por todos los cielos! —suspiró Zhan—. Parecen dos niños.

—Hablando de niños, ¿Dónde están los cachorros? —preguntó Zhou Cheng.

—Jiejie vino por ellos y prometió traerlos de regreso.

—Está bien, entonces ¡manos a la obra!

—Eso me gusta... iré a atender las otras mesas... —señalándolos—, dejen los juegos y póngansen a trabajar.

—Mhn —murmuraron al mismo tiempo.

En ese momento el teléfono móvil de Yubin sonó, el identificador marcaba un número desconocido, llamando la atención del beta, quién se alejó disimuladamente para contestar la llamada, mientras los hermanos Xiao retomaron sus labores.

En ese momento el teléfono móvil de Yubin sonó, el identificador marcaba un número desconocido, llamando la atención del beta, quién se alejó disimuladamente para contestar la llamada, mientras los hermanos Xiao retomaron sus labores

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Porque aún te amo [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora