CAPÍTULO 11

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Xiao Zhan estaba recostado boca abajo cubriendo su cabeza con un suave y blanco almohadón. Luego de encerrarse en el baño y darse una ducha 
fría obligatoria a causa de los actos de su desvergonzado jefe. Agradecido con Jakson que había ido a la habitación para rescatar y devolver al cumpleañero a su  estúpida celebración.

¿Estúpida celebración? Sí, eso murmuraba Xiao Zhan una y otra vez al escuchar el agitado vitoreo intercalado  con aplausos, gritos y exagerados cánticos en un idioma un tanto molesto para el Beta.

Todo era causa de esa Omega latina. No solo había traído consigo el empalagoso  y dulce aroma del Ceibo*  combinado con sus exuberantes curvas. Fué capaz de cautivar el oído musical de los nativos con esas melodías ruidosas, con instrumentos estrepitantes que resonaban por toda la casa y no dejaban que Xiao Zhan pegara un ojo en toda la noche.

Cuando al fin pudo conciliar el sueño a eso de las 4 de la madrugada, la insoportable alarma lo levantó recordándole que era la hora de suministrarle una nueva dosis a su desvergonzado Alfa.

-¡Mierda! ¿acaso es un bebé? - Protestaba un adormilado Xiao Zhan al darse cuenta que una vez que pudo entregarse a los brazos de Morfeo tenía que levantarse por culpa de Wang Yibo- ¡Lo odio! ¡Maldigo el momento que acepté este trabajo! -. Exclamó dando una última pataleta, enredado entre las sábanas de su cama para luego tomar las pastillas y dirigirse a la cocina en busca de agua.

Restregaba sus ojos mientras  su boca  se abría a causa de un gran bostezo caminando a tientas por el pasillo que lo comunicaba con la cocina del hogar. Olvidándose por unos segundos de la celebración que transcurría en el patio trasero meditó por algunos segundos si sus oídos percibían aquél sonido o era a causa de su imaginación por la escasez de sueño.

- ¿Esos son pavos o gallinas? - Se preguntaba mientras arrugaba el entrecejo - ¿Quién le regaló ese tipo de animal a Yibo? - seguía murmurando al sacar la botella de la nevera dirigíendose al exterior.

Todo el sueño que cargaba sobre su cuerpo se desvaneció de repente al observar el regadero de latas y botellas de diferentes formas y tamaños.

- ¡Joder! ¡Esto es un chiquero! - suspiró profundamente- ¡Más bien un corral de aves! -. Pateó todo lo que estaba a su paso tratando de no caerse o lastimarse con los trozos de vidrios esparcidos por el suelo.

La música que sonaba ahora parecía reproducir el graznido de un pavo. También le recordaba el sonido gutural que hacía su cuñado Cao Xi Ge cuando olfateaba el cuello de su hermana.

¿Qué tipo de música** de apareamiento de aves  era esa? Si que son raros los extranjeros. Pensaba Xiao Zhan.

Al levantar su vista para llamar a su jefe lo encontró en una extraña situación. Su puño se apretó a tal punto que sería capaz de hacer polvo los medicamentos que contenía en su mano derecha.

Wang Yibo era la locomotora de una especie de trencito humano a punto de descarrilarse en cualquier momento a causa del estado de ebriedad de cada vagón. Pero eso no era lo que alarmó al Beta, más bien era la Omega latina prendida de la cintura del Alfa. Su Alfa.

Detrás de ella estaba Jakson Wang seguido por Wenhan y Meng Ziyi. - ¡Alfas! - giró sus ojos- ¡Estúpidos lubricadores de agujeros! - cubriéndose la nariz al sentir las dulces feromonas que desprendían esas descaradas Omegas tratando de aparearse con los hombres del lugar- ¡Par de imbéciles! ... hace unas horas trataban de endulzarme el oído y ahora ... -. Protestó mientras obserbaba a la Omega restante que parecía haber perdido la batalla contra el alcohol y se encontraba en un estado de inconsciencia sobre uno de los sillones del jardín.

Porque aún te amo [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora