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Por la ventana se veía el cielo nublado sobre la ciudad, aunque no había fuerte viento ni se sentía el clima frío, estaba cálido, lo cual a veces me frustraba.

Me miraba al espejo nuevamente asegurándome de que usara el atuendo correcto para la junta que tendría en un rato, siempre tuve inseguridad acerca de asistir a reuniones formales con outfit informal.

Mi abdomen totalmente delgado a comparación del gran vientre que tenía hace unos años, había desaparecido por completo gracias a la dieta estricta y los ejercicios que apenas pude hacer.

Definitivamente la recuperación que mas duele es la del embarazo. Aunque agradezco haber desaparecido mi gigante barriga.

—Mami—Miré hacia el marco de la puerta para ver a mi niña tallando su ojo izquierdo usando aún su pijama de estrellas.

—Hola cielo—Me dirigí hacia ella para cargarla—Por fin despertaste—Le sonreí para después besar su mejilla—¿Ya te lavaste los dientes?—Ella negó.

Alcé las cejas mientras la bajaba, ella sabía perfectamente a que me refería pues en segundos corrió al baño. Yo decidí bajar las escaleras.

—¡Te espero en la cocina amor!—Exclamé para que me escuchara.

—¡Si mami!—Ella respondió junto al eco del baño.

Bajando las escaleras me dirigí a donde le había indicado a mi hija. Prepararía el almuerzo pues la niñera se había retrasado y necesitaba ver que Holly comiera.

Hotcakes, siempre sus favoritos, no le daría helado esta vez pues enloquecería a Judith y no necesito que me marquen de urgencia a mitad de la reunión.

—Quiero otro cepillo de dientes—Fruncí el ceño sin mirar a Holly.

—¿Y eso por qué?—Pregunté curiosa.

—Ya no me gusta Doctora Juguetes—Fruncí el ceño y la miré.

—Pero adorabas Doctora Juguetes—Ella caminó hasta la barra que se encuentra en medio de la cocina y como pudo trepo una de las sillas.

—Ya no, siempre me ha gustado más la bella durmiente—Rodé los ojos.

—No tiene mucho que te compré ese cepillo Holly, tendrás que usarlo un par de meses—Dije entregándole su plato.

—Pero quería uno de la bella durmiente—Hizo un puchero intentando convencerme a lo que sonreí.

—Tu sábana es de la bella durmiente amor, no querrás tener todo lleno de ella cuando puedes tener más personajes ¿o si?—Ella lo pensó un segundo y por un momento fingió estar indignada pero al final asintió.

—Esta bien—Ella sonrió llevando el primer bocado de su almuerzo a la boca. El timbre sonó así que me dirigí a la puerta.

—Rosie lo siento mucho el tráfico del sur estaba terrible—Sonreí hacia la niñera mientras la dejaba pasar.

—No te preocupes Ani, llegas justo a tiempo, Holly está en la cocina y yo necesito irme ya—Dije mientras hacia una mueca a lo que ella asintió rápidamente.

—Claro, yo cuidaré de ella, anda ve—Le agradecí antes de caminar por mi bolso y dirigirme hacia Holly quien ahora se había trasladado al comedor.

—Me voy pequeña, volveré al rato—Le di un rápido beso en la frente esperando que no fuera uno de esos días en los que lloraba y se colgaba en una de mis piernas.

—Adiós mami que te vaya bien—Dijo sin mirarme, honestamente me dolió pero fue porque estaba muy embobada viendo caricaturas.

Me despedí de Ani y una vez afuera subí a mi auto para después encenderlo y emprender mi camino.

PAPÁ POR ACCIDENTE | Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora