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Para ser su primer día en aquella universidad, Rosalie parecía demasiado pacífica al respecto, ella se había planteado enfocarse más en sus estudios pues en los años pasados ella parecía estar de vacaciones cuando en realidad estaba a mitad del curso.

No tenía el financiamiento que tiene ahora en ese entonces, pero con el esfuerzo de sus padres, tenía su propio auto, el cual parqueó en el estacionamiento una vez que llegó. Con cuidado de arrugar su falda blanca tableada bajó de este, ajustó su top rosa, tomó su mochila al mismo tiempo que cerró la puerta de su auto, y con seguro una vez puesto comenzó a caminar al instituto.

Parecía de esos miles de castillos de años antes en el que seguramente los ancestros de muchos estudiantes alcanzaron a visitar.

Con su labio inferior atrapado en sus dientes caminaba pensando en el fresco comienzo que abordaba, la mudanza cayó como anillo al dedo ya que ella recién había terminado la secundaria y bueno... sus padres querían una vida normal lejos del negocio ambicioso del abuelo de Rosie.

Su cabello sedoso y brilloso destacaba entre todos, sus cabellos bebes volaban con la brisa, su falda se bailaba armoniosamente con el vaivén de sus caderas mientras se adentraba en la escuela y el pasillo infinito de la entrada principal.

—No Harrison, realmente no me interesa ella en lo absoluto—Comentó aquel chico castaño que caminaba lentamente evadiendo la velocidad a la que andaban los demás estudiantes.

—Oh vamos Tom, Elsa es realmente linda, es muy divertida y se ve que le interesas—Contraatacó su amigo—Además, si no sales con Elsa, Sabrina no querrá salir conmigo, ya ves que ellas salen juntas en dobles citas, de otra manera sólo nos rechazarían.

—No, a ti te rechazarían—Corrigió Tom divertido—Si Sabrina no quiere salir contigo a solas entonces no le interesa, sólo quiere estar en la misma vida amorosa que su amiga, entiéndelo—Harrison sólo sacudió su cabeza.

—Le das muchas vueltas al asunto—El hizo una mueca disgustado—Una cita, sólo una, y si ella sigue sin interesarte te dejo en paz.

—No—Volvió a negar Tom deteniéndose.

—Dios—Se quejó Harrison—Eres demasiado difícil, no te estoy pidiendo que tengas una relación con ella o algo así—Tom rió.

—No es eso hermano, es que ella no es compatible conmigo simplemente—Se encogió de hombros dejando a su amigo confundido.

—No entiendo eso—Frunció el ceño a lo que Tom suspiró.

—Por eso mismo no salgo con nadie desde que lo descubrí, realmente no he conocido a alguien que me interese—Se explicó él mismo—Soy un hombre con gustos muy específicos.

Dicho esto, en el segundo que terminó de decir aquella oración, fue cuando sintió su hombro siendo golpeado por aquella chica quien caminaba distraída buscando el aula de su próxima clase. Pero aún así, de espaldas, totalmente despistada, captó la completa atención del castaño e incluso su interés salió a florecer.

—Lo siento—Se giró un segundo a disculparse con una pequeña sonrisa antes de seguir su camino dejando a Tom sin habla.

—Hey—Harrison le tronó los dedos en el rostro a su amigo—Despabilate ¿Qué pasa?

Tom aún seguía con su mirada perdida en la chica que se miraba ahora un poco menos debido al montón de personas que vagaban por los pasillos, pero de igual forma su cabeza se balanceaba sobre su cuello aún buscando la forma de seguirla viendo, y mirar a donde se dirigía.

PAPÁ POR ACCIDENTE | Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora