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Desperté con una pérdida total de la noción del tiempo, había descansado bien y vaya que había dormido como un bebé.

Volteé a mi lado y no lo encontré ahí, aunque el olor a comida me hacía saber que seguía dentro de la casa.

Si, lo sé, fue un movimiento estupido, pero hay que disfrutar ¿No?. Hace mucho que no experimentaba algo así.

O... ¿Qué tal si no fue un error?

Las sábanas aún tenía su olor, tocaba cada parte de mi cuerpo recordando los besos que había dejado en cada zona, hasta que toqué mis labios y recordé lo dulce que me besaba.

Hasta que recordé a Holly.

Fue cuando me senté de inmediato en un brinco sobre la cama encontrando mi ropa para vestirme, hasta que divisé a Tom sin camisa en la puerta.

—¿Holly?—Pregunté alarmada.

—Sigue dormida allá, en un rato pasaré por ella—Suspiré mi preocupación tratando de calmarme, había olvidado la estancia de mi hija por completo—Te traje esto.

Si, el clásico desayuno en cama entregado por Tom Holland, quien años atrás prefería comprar cerveza que si quiera darme el más mínimo de los detalles a mi ahora haciéndome de desayunar.

—Gracias—Dije tomándolo y dejándolo sobre la mesa de noche.

—Espero hayas tenido una increíble noche como yo—Dijo el sonriendo mientras se sentaba en la orilla de la cama. Mis mejillas se sintieron calientes por un momento.

—La tuve—Confesé.

El sonrió aún más tomando su plato de la mesita para comenzar a desayunar.

—Creo que necesitamos... hablar...—Habló él mirando su plato—¿De anoche?

—¿Puede ser después?—Solicité metiendo un bocado a mi boca—Ni siquiera me siento muy despierta, necesito una ducha—El rió asintiendo.

—Toma el tiempo que quieras linda—Traté de ocultar mi sonrisa cuando lo escuché decirme así, ahora si causaba un efecto en mi.

Desayunamos en un ambiente muy cómodo, después de tanto tiempo sintiéndome tensa a su lado al fin podía deshacerme de esa sensación.

—Bien, iré a dejar los platos abajo—Avisó Tom tomando la pequeña mesa de nuevo.

—Te ayudo—Sugerí tomando los vasos.

Juntos bajamos las escaleras hasta llegar a la cocina donde dejamos todo.

—Bien, como te ofreciste a cocinar, yo lavaré los trastes—Hablé acercándome al fregadero.

—No, no—Se acercó a mi—Permíteme.

—No, yo puedo—Insistí.

Fue cuando el me tomó del brazo a lo que por instinto me giré encontrándome con el a centímetros de mi, una sensación en mi pecho se intensificó al tenerlo tan cerca.

Nos mirábamos a los ojos aunque por momentos nuestras miradas bajaban a nuestros labios.

¿Sería buena idea olvidar el pasado y aceptar esto?

Fue cuando comenzaba a sentir su aliento sobre mi, cerré los ojos con ansias esperando el impacto. Entonces un celular sonó, suspiré a lo que retrocedí unos pasos así el se sintiera libre de contestar su llamada en el establo.

Me sorprendió cuando lo vi contestar en ese mismo instante.

—¿Si?—Contestó desviando la mirada—¿Ya despertó? Que bien... te mando mensaje cuando apenas salgamos de la casa, gracias prima—Dicho esto colgó.

Levantó la vista hacia mi con una sonrisa a lo que yo me encontraba muy confundida.

—Creí que no había señal dentro de la casa—Su sonrisa se borró de inmediato.

—Ah... si—Dijo el mirando su bolsillo donde había guardado su celular antes—Quizá, ahorita si haya...—Dijo no muy seguro.

Lo miré a los ojos y pareció como si el tiempo nunca hubiera retrocedido, esa mirada la conocía bien y sabía perfectamente si estaba mintiendo.

—¿Es enserio?—Pregunté molesta—No he atentido mi trabajo porque me dijiste que no había señal—Me crucé de brazos.

—Si, lo sé, lo siento—Se disculpó rascando su nuca de los nervios—Es sólo que... quería que estuviéramos más cerca, que tuviéramos más comunicación.

—¿Quienes?—Alcé las cejas retándolo.

—Pues, Holly y...

—Por Dios Thomas—Suspiré frustrada—Holly ni siquiera ocupa de señal o internet, no quieras mentirme—Apenas abrió su boca la volvió a cerrar, estaba de más saber que no encontraba forma de repararlo.

—Ros...—Levanté una mano de inmediato haciendo que guardara silencio.

—Tomaré una ducha—Anuncié evadiéndolo caminando hacia las escaleras.

Una vez que subí y entré a la habitación de Holly y mía, noté que no estaban nuestras toallas a lo que salí al pasillo.

—¿Dónde hay toallas?—Pregunté al aire pero no recibí respuesta.

Miré al final del pasillo encontrándome con una puerta por la que no había entrado antes, supuse que debía ser una bodega.

—Olvídalo—Dije en voz alta de nuevo caminando a la puerta. Escuche sus pasos subiendo las escaleras.

—¿Qué necesitas?—Escuché detrás de mi pero lo ignoré llegando a la puerta—No Rose, no entr...

Fue tarde, cuando giré la perilla y abrí la puerta me encontré con una habitación totalmente intacta y con una cama individual en perfectas condiciones.

Me giré hacia Tom esperando una explicación, quien tenía una faceta de que quería que la tierra lo tragara.

—Te espero—Dije entre dientes queriendo una buena razón, el ya comenzaba a jugar con sus manos.

Su silencio me dijo todo.

—Entonces...—Asentí—Está habitación siempre estuvo aquí y sin embargo quisiste que durmiera contigo en tu cama ¿Para qué? ¿Hablar conmigo? O sólo querías me acostara contigo.

—Se que se ve mal, pero...

—¡¿Pero qué?!—Reclamé—Primero la señal ¿¡Y ahora esto?!

—Rose quería estar más cerca tuyo, que volviéramos a tener una conexión, y no encontré una mejor forma que esta—Se acercó a mi a lo que yo lo esquivé caminando a la sala donde se encontraban mis cosas con la de Holly debido a la tormenta.

—Vaya que te salió bien—Me burlé.

No podía creer que me había engañado, y que con mentiras me llevó a su cama. Esta mañana desperté creyendo que todo podría volver a ser como antes, o mejor. Estaba más que feliz.

Pero ahora todo es diferente.

Y jugar con algo tan íntimo sólo para quererme de vuelta, me sentía usada y más que humillada.

Metía todo en las maletas y el me miraba con una cara de preocupación durante todo el proceso.

—Rosie...

—No me llames así—Contesté firme.

Cerré la maleta y me giré mirándolo.

—Pasaremos por Holly y después iremos a casa así puedo dejar de verte—Dije sin ninguna emoción en mi rostro, pareció desconcertarle—Ve a empacar y baja rápido o te juro que me llevo tu auto y te dejo aquí.

El tensó su mandibula asintiendo antes de subir las escaleras.

Creí que el Tom Holland del que me enamoré iniciando universidad seguía ahí, pero estaba más que equivocada.

PAPÁ POR ACCIDENTE | Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora