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Bien, Harrison le mandó mi número telefónico a Tom, donde obviamente me comuniqué con él.

No tenía porqué negarlo más, en cuánto vieron a Holly, supieron lo que pasaba. ¿Qué iba a decir? ¿Que me acosté con algún hermano? Era mi única opción y aún así jamás lo creerían.

Y aquí me encontraba, esperando que llegara a mi casa donde sólo se encontraba Holly y yo, le di el día libre a Ani, y Jesse... no sé, simplemente le dije que se perdiera por ahí.

Sabía que llegaría en cualquier momento, pero antes quise darle una vuelta a mi hija quien estaba en su habitación entretenida con sus nuevos juguetes.

—¿Todo bien linda?—Pregunté recargándome en el marco de la puerta.

—Si mami—Dijo ella sonriente—Gracias por mis barbies—Sonreí ahora yo.

—No hay por qué linda—Me acerqué ella hincandome a su altura—Es mi trabajo hacerte feliz—Ella no contestó, sólo siguió sentando las pequeñas barbies en su casa de muñecas—¿Si eres feliz?

—Feliz como lombriz—Sonrió ella mirándome.

—¿Me prometerás que siempre será así?—Le pregunté, ella simplemente me abrazó.

—Si te quedas aquí si—Ella me dio un beso en la mejilla, yo reí.

—Será para la otra, llegarán visitas ahorita—Le contesté levantándome de mi lugar a lo que ella hizo un puchero—Prometo jugar a las muñecas contigo después.

—Okey—Ella festejó volviendo a lo suyo.

Fue el timbre el que me hizo salir de mi pequeño momento con mi hija, enseguida caminé a la puerta principal para tomar la perilla, pero antes de girarla, miré mi casa, alcancé a ver en la cocina el tablero donde estaba la tabla de tareas entre Holly y yo, el calendario de actividades distribuidas entre ella, yo, y mis dos amigos, miré por la ventana el patio donde hacemos parrilladas y jugamos a mojarnos con pistolas de agua... todo eso podría cambiar ahora, es posible que no volvamos a ser los mismos.

Abrí la puerta sólo para encontrarme con aquel chico del que me enamoré años atrás de pie frente a mi con un semblante pasivo mirándome a los ojos.

—Hola—Saludó él en un suspiro.

—Hola—Contesté tratando de sonar igual que él—Pasa—Me hice a un lado a lo que el agradeció y entró enseguida.

—Linda casa—Dijo él mirándola terminando en el techo, si, era muy grande y espacioso, tanto que cuando Jesse vomita por estar ebrio, es porque miró hacia arriba.

—Gracias—Caminé hacia el comedor con el siguiéndome—Toma asiento—Le di una leve sonrisa—¿Gustas algo de tomar?—Pregunté.

—No gracias—Contestó él sentándose—Y por favor tutéame, siento raro que me hables así—Bufé sentándome frente a el.

—Bien...—Suspiré—No sé que se hace en estos casos la verdad.

—Si, ni yo—El se encogió de hombros—Todo esto ha sido una sorpresa, no he podido dormir desde que te vi en el centro comercial.

—Yo... siento que haya tenido que ser así—Me disculpé bajando la mirada a mis dedos.

—¿Ella de verdad es mi hija?—Lo miré irónica, y el supo de repente porqué le lanzaba esa mirada—No me mal entiendas, si lo sé, sólo que necesito escucharlo de ti para que me pegue la realidad.

—Es tu hija—Contesté asintiendo—Nuestra—Corregí.

El no dijo nada, sólo expulsó una gran cantidad de aire y se dejó caer en el respaldo de su silla con la mirada perdida en otro lado, era totalmente comprensible, no todos los días te enteras que tienes una hija de tu ex.

PAPÁ POR ACCIDENTE | Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora