Capítulo 19. La amarga venganza contra el joven vestido de luto.

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La residencia para invitados, era una habitación de concepto abierto conectada con un patio privado, poco amueblada, y decorada de forma sofisticada, para brindar la sensación de comodidad al huésped. El mayor atractivo de la habitación era la cama, tan amplia, que dos adultos podrían dormir en ella sin rozarse.

Lan Wangji, propio de esa comodidad, estaba sentado en el suelo con la espalda recta y los ojos cerrados, su mente meditaba, vagaba por el límite de lo que conocemos y lo que no entendemos. De pronto algo rompió esa tranquilidad, la silenciosa habitación fue invadida por un extraño resoplido que se infiltraba cautelosamente por las paredes. El joven jade fue extraído grotescamente a la realidad, abrió los ojos, pero en su serena postura se asomó una señal de alerta.

La luz de la vela disminuyó lentamente, encerrando al joven en una esfera de luz antes de eclipsarse por completo. A pesar de que apenas había anochecido, la habitación se sumió en una oscuridad de ultratumba. Un delgado silbido arrastrado por el viento entró violentamente por la ventana, la melodía perforó los oídos del jade, filosa y aterradora.

Lan Wangji no se inmutó, ajeno a los espantos que lo acechaban, con calma sacó un talismán de su manga y después de un corto conjuro, el papel arrugado empezó a desprender una luz azul, casi celestial, que lo envolvía sin consumirlo en una llama eterna. Este conjuro no era muy común y solo unos pocos monjes de élite podían practicarlo, debido a que usaba su propia energía vital. La habitación poco iluminada reflejó en sus paredes figuras incomprensibles y absurdas que lo rodeaban escapando de su aguda visión a toda velocidad.

El joven jade identificó cuatro figuras: una que carecía de altura y se escondía detrás de las demás; una robusta y notablemente molesta; una que corría con gracia y elegancia, resultando más aterradora a la vista; y la principal, una alargada y oscura, que casi parecía sonreírle, corría fugazmente mofándose de su posición. Lan Wangji, conocía acerca de la sombra errante en el palacio, así que no bajó la guardia.

Espectó el acto un momento, antes de precipitarse por la puerta hasta el patio privado. Wei Wuxian y los demás, se escondieron en los alrededores; abajo entre los arbustos, arriba entre los árboles, congelados como estatuas. La oscuridad y la vestimenta especial, los camuflaba en la naturaleza. Lan Wangji se quedó quieto esperando cualquier indicio de movimiento para embestirlo con su espada. El ambiente muerto, fue interrumpido por los crujidos de unas ramas, el jade se dirigió hacia allí sin vacilar.

Wei Wuxian, sintió su corazón detenerse, su cuerpo entero se tensó, el sudor frío se acumuló en su frente, había dejado de respirar y no estaba seguro de sí seguía con vida. Lan Wangji estaba a punto de arremeter contra su objetivo, cuando un pequeño conejito blanco salió saltando inocentemente de su escondite. De inmediato abandonó el ataque, contempló un momento al conejito alejarse y volvió a entrar en la residencia. Wei Wuxian envió la señal de retirada, y todos abandonaron el lugar.

Te dije que era una mala idea— recriminó Jiang Cheng, en un extraño disfraz de hojas y tierras.

No se dio cuenta, tranquilízate— Wei Wuxian trató de calmarlo.

Pero, eso estuvo cerca— volvió a recriminarle.

Y Wen Ning casi cae al estanque— añadió Nie Huaisang.

Wen Ning, ¿estás bien?— preguntó Wei Wuxian con reciente preocupación.

Si. No se preocupe por mi joven maestro Wei— respondió con convicción, aunque la palidez de su rostro lo contradecía.

Entonces, deberíamos volver— propuso.

¿Has perdido la razón?— interrogó con un resoplido.

|Enamorado del enemigo| - Xue Yang y Xiao XingChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora