Capítulo 25. El amor de una madre

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¿Cómo conoció a Jin Guangyao?— interrogó Xiao XingChen.

La mujer suspiró y volvió a tomar aire, sería un largo relato Hace muchos años, existió un rey, un rey sabio que amaba a su pueblo, pero este rey, que amaba a su tierra y a su pueblo, tenia un doloroso martirio, que lo atormentaba en su aspecto más íntimo e incluso en sueños, su esposa amada, no podía conceder un heredero. La pareja real, había tratado por todos los medios médicos y tradicionales, sin encontrar resultado. La reina era estéril, incapaz de traer un heredero o princesa que pudiera preservar el linaje del rey y asegurar un futuro regente para su amado pueblo. Entonces, el rey tomó una dolorosa, pero necesaria decisión, decidió buscar una concubina, la mujer que traería su hijo al mundo.

Su Alteza y Jiang Chen escuchaban con atención, sumidos en un respetuoso silencio. No preguntaron, qué relación tenía esta fábula con el origen del monje, porque entendieron que había un motivo detrás de la ilógica introducción.

Cuando el rey presentó su nueva esposa a la reina, ella se sintió traicionada, pero ocultó su desdicha a su esposo. Sin darse cuenta mientras más se acercaba a su concubina, su matrimonio y la reina se fragmentaban en silencio. Después del primer año, la concubina cumplió los deseos del rey, trayendo al mundo un niño de ojos grandes y piel pálida, un niño que trajo alegría al palacio y regocijó a su reino, un niño que por legítimo derecho heredaría el trono de su padre, ese niño fue nombrado Meng Yao.

Un signo de alerta se divisó en Xiao XingChen, que perturbó su usual calma; aunque solo era una conjetura, algo era cierto, se trataba del Reino del Norte. Sin embargo, no interrumpió.

La reina se deprimió, se sentía excluida de la rebosante alegría que los demás vivían y se sintió rechazada por el rey. Su salud se vio perjudicada, pero nadie lo notó, hasta que la reina no pudo levantarse del lecho de muerte al que estaba sumida. Sin esperanza y remedio, se esperaba un fatídico final. Sin embargo, el rey que en ningún momento había dejado de amar a su reina, busco ayuda en todas partes, médicos de todo el país, locales y extranjeros fueron a tratar a la reina, pero nadie pudo curarla. Y es que no hay medicina que sane un corazón roto, a menos, de la que es dada por la mano de quien lo rompió— declaró con voz aguda.

Entonces, la buscaron a usted— concluyó Jiang Cheng, que a pesar de perder rápidamente la paciencia había estado escuchando en silencio.

La mujer asintió Hace mucho mi nombre había sido reconocido, cuando esta tierra era verde y rica; los enfermos, adinerados y poderosos que tocaron mi puerta eran incontables, sin embargo, ahora solo es un murmullo inaudible.

¿Usted es Sisi, la famosa médico?— Xiao XingChen, reconoció a la mujer protagonista de los murmullos del palacio Escuche que había muerto.

Sisi asintió Como pueden ver no morí, pero estuve cerca de hacerlo. Por eso mi rostro se ve de esta forma grotesca.

¿La reina murió?— inquirió, XingChen.

Aún no era su tiempo. Cuando los consejeros del reino fueron a buscarme, dude en contestar, pero el rey estaba dispuesto a pagar mi peso en oro, con tal de salvar a la reina. Entonces, la conocí, de la mujer hermosa y encantadora, solo quedaban estragos, había perdido peso y su semblante melancólico describía su pena. Deduje que el dolor que la estaba consumiendo, era su deseo frustrado de tener un hijo; la soledad y el abandono de su esposo no ayudaban.

¿Cómo logró salvarla?— cuestionó el príncipe confundido.

Ya les dije que me baso en engaños, en decir lo que la gente quiere oír, le medique una infusión muy fuerte que contenía sales y minerales, que con los años había perdido, pero le dije que, con los concentrados desconocidos, quedaría en cinta. Unos meses después, el rey encontró a su esposa totalmente revitalizada, el color había regresado a sus mejillas, recupero el brillo encantador de su mirada y después de tantos años de angustia volvió a sonreír como la muchacha que algún día conoció.

En efecto, la reina quedo en cinta, todos hablaban de un milagro, y el rey ya anciano no podía creer que tendría un hijo, tal como llamo el "su primogénito". Pero mi medicina no hace milagros, tan solo si notaran el poder de la mente humana, si con solo decir que sus óvulos se volverán fértiles, ellos se regeneren por sí mismos, creyendo ciegamente en el poder de infusiones y hierbas. Pero, aunque suene increíble, la reina nueve meses después, trajo al mundo a un niño.

¿Cómo se llamó ese nuevo hijo?— cuestionó ansioso.

Fue nombrado, Xue Yang.

El corazón de Xiao XingChen se encogió dolorosamente.

...

Cuando la calma te envuelve y las cosas marchan bien, es impermisible que algo termine con esa tranquilidad. Pero, nadie puede luchar contra el tiempo, nadie puede presagiar su futuro.

La ruleta rodó y las fichas cayeron en una dolorosa memoria que no deseaba recordar. El cielo despejado se cubrió con nubes negras, el sol brillante se tiño de sangre, un aro cubierto de llamas rojas sellado en el firmamento.

Entonces, Xue Yang corría lejos, sin rumbo, estaba perdido en un laberinto de muros altos que no parecían tener final. Huía de los gritos, la sangre y el dolor, pero los sonidos resonaban dentro de su cabeza, como una eterna canción. Cuando cruzó el pasadizo, encontró una puerta blanca con bordes dorados, tomó la manecilla temiendo que al abrir la puerta sería tan doloroso que no querría vivir, en efecto, al otro lado estaba su madre.

La mujer lucía tan elegante como una pintura fina, tan firme como un roble, tan hermosa como la recordaba. Xue Yang se acercó con pasos lentos, la mujer al verlo le sonrió, abrazó el cuerpo de su hijo, lágrimas gruesas rodaban por los ojos de Xue Yang, empañando su vista, pero ella tan blanca como la nieve, se negó a dejar ver su pena. En cambio, tomó con sus manos el rostro aturdido de su hijo y limpió sus lágrimas. Trató de brindar consuelo a esos ojos audaces que la miraban con miedo, dibujo una sonrisa dulce y aseguró: "Todo va a estar bien".

La mujer sostuvo una vez más a su hijo entre sus brazos, pero el momento fue fugaz y Xue Yang la soltó con pesar. La mujer le mostró la misma sonrisa divertida, como un espejo, para después voltearse e irse por la puerta, el pasadizo había desaparecido y en su lugar había un extenso túnel blanco brillante. Xue Yang, corrió tras ella, llamando su título, pues nunca se le permitió llamarla familiarmente, sin embargo, su cuerpo no podía pasar de la puerta, una barrera invisible lo retenía dentro; a pesar de que destruyó su espada al golpearla contra ella, la barrera no cedió. El príncipe herido llamó a su madre desesperadamente, con gritos que removerían a cualquiera, pero la mujer que se alejaba firmemente no volteó.

¡Mamá!— Xue Yang despertó en un sobresalto, pero al instante se quejó del dolor, aunque las lágrimas y los ojos rojos no se debían al dolor en su cuerpo, sino al de su corazón.

Todavía no había tratado sus heridas y en el camino de regreso se detuvo para descansar. Desafortunadamente, cuando su cuerpo se encontraba más vulnerable, su mente jugaba con su resistencia emocional. En qué momento los recuerdos felices se convirtieron en angustiosas pesadillas. 


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¡Sorpresa! Jajaja hoy actualice dos capítulos, ven como los quiero.

Hablando del elenco de "The Untamed", recuerdan que nos sorprendimos cuando vimos a Wang Yibo bailando, porque en nuestro cerebro era como ver a Lan Zhan bailando. Ahora imaginen como fue ver al actor de Lan Qiren bailando. Jajaja

Yo si escupí mi soda. El clan Lan en tik tok es un desmadre.  

|Enamorado del enemigo| - Xue Yang y Xiao XingChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora