Capítulo 8. ¡Su Alteza ha desaparecido!

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Los rayos de luz que anunciaban la mañana entraron por la ventana alta de cristal, mientras que Xiao XingChen peleaba con las telas de su túnica exterior. Su ardua labor fue interrumpida por suaves golpes en la puerta.

¡Oh! Song Lan, eres tú. ¡Por favor, ayúdame! – el soldado fue arrastrado dentro de la habitación.

Alteza, yo no estoy calificado para hacerlo— dijo perturbado por la escaza desnudes de XingChen, aunque para el soldado esto no era diferente a invadir la privacidad del príncipe.

—La madre de la doncella que usualmente me asiste enfermo le di licencia por una semana, así que esta túnica no va a ponerse sola.

Sabe que no puede hacer eso— refiriéndose a dar licencia sin consultar con el administrador de palacio.

Es la última vez— no será la última vez —Por favor, ayúdame no puedo pensar en alguien más para pedirle esto.

Por el cuello alto de su armadura se asomo un sonrojo que trato de ignorar mientras tomaba la túnica y envolvía en ella a su Alteza.

Encontraste información sobre el monje— pregunto XingChen sentado en su tocador.

No tanto como su Alteza desea— contesto el soldado que había pasado a ser su estilista —Es un médico que trata el espíritu aclamado por sus milagrosos tratamientos, pero su trayectoria se desvanece poco antes de su llegada a palacio, nadie sabe qué hizo antes de eso o de donde proviene— termino colocando en la parte superior el tocado de jade que adornaba el cabello de su Alteza.

—¿Es tan misterioso como su apariencia?

—Pero podría haber alguien que conozca más sobre el.

—¿Quién?

—Su maestra, la ubicación exacta es incierta, pero se cree que vive en la montaña Dafan, es un viaje largo Alteza.

Es necesario, por favor te lo encargoa pesar de haber regresado de un viaje estaba dispuesto a ir. 

Si Alteza— dispuesto.

Xiao XingChen siguió su día como lo hacía usualmente. Sin embargo, tenía algo diferente planeado hacer hoy.


¡Su Alteza ha desaparecido!— gritó un soldado.

El terror era visible en el rostro de toda la tropa, su expresión podía traducirse a un "Otra vez". Song Lan marcando sus pasos con sus pesadas botas aumentó su terror.

¡Empezaremos inmediatamente la búsqueda Señor!— corearon los presentes.

—No es necesario. Su Alteza salió a dar un paseo.

De camino a la cabaña Xiao XingChen paso por el campo de flores recordó entonces los lirios que llevo la última vez, ya estarían marchitos. Paso a paso la cabaña se fue haciendo más visible.

Al estar de pie frente a la entrada sintió un escalofrió recuerdo de su última visita. Inspecciono alerta su alrededor esperando que apareciera una silueta, pero no paso. La tranquilidad lo abrazo, acompañada por un rastro de desilusión.

"En serio esperaba encontrarlo"

Tras haberse despedido de esa idea grande fue su sorpresa al encontrar una persona desconocida pero que sentía familiar sentada en la estrecha cama.

Te advertí que no regresaras— el joven reconoció el tono de voz amenazante indicio de que se trataba de la misma persona.

Por su nerviosismo no sabía cómo defenderse del agravio —Esta es mi cabaña

¿Por qué volviste? — pregunto apático.

Me preocupa su estado— mirando sugerentemente el vendaje mal ejecutado —¿Se encuentra mejor?

La herida esta por cicatrizar y la fiebre disminuyo, gracias— la preocupación del contrario ablando su frío semblante.

Puedo revisar— cuestiono.

No recibió una respuesta, pero tampoco una negación. Entonces, asumió su silencio como un consentimiento. En medio de su labor noto que los lirios anteriores habían sido cambiados por unos frescos, el detalle lo conmovió.

Tal como aseguro el extraño el proceso de cicatrización era optimo, los toques fueron delicados, la percepción de tiempo se obstruyo cuando sus ojos se encontraban. La atmosfera se llenó de incomodidad, aunque XingChen ya había tratado la herida y este cuerpo le era conocido, estar sin la venda cubriendo sus ojos volvía todo más embarazoso.

¿Eres del pueblo? pregunto desde la cocina cuando el agua entraba en hervor, la incertidumbre dio una maratón en la cabeza de XingChen.

No. La guerra afectó a mi pueblo, tuve que huir— la guerra era un tema sensible para XingChen sus acciones se sumieron a un absoluto silencio.

—¡Lo siento!

¿Por qué te disculpas? — se mofo de su disculpa.

En verdad lo siento— el desconocido noto la sinceridad en sus ojos dolidos.

—¡No fue tu culpa!

XingChen necesitaba oír esas palabras para apaciguar la culpa en su pecho, "no fue su culpa" realmente quería creer en eso.

Después de ese consuelo involuntario, el ambiente pesado se amenoró entre ellos. Agotaron la tarde hablando de cosas triviales, descubriendo su gusto común en la caligrafía y la pintura. XingChen compartió sobre su identidad ocultando ciertos hechos como su origen real. Entonces, cuando llego la hora de despedirse ninguno deseaba decir adiós.

Debo irme, pero regresare en cuanto pueda— sus ojos se encontraron, las palabras que utilizaría para decorar su pena, simplemente no salían.

Antes de irte, me dirás a quien debo dar las gracias— hasta este punto no habían revelado sus nombres al otro, aunque se habían familiarizado un detalle tan importante no podía pasar desapercibido.

El joven se quedó en silencio por su mente pasaban múltiples escenarios y opciones, al final decidido dar su nombre real, que posibilidad había de que reconociera su identidad —Soy Xiao XingChen.

Al parecer sus estadísticas fallaron porque el desconocido al escucharlo parecía haber regresado a una realidad problemática. Sus manos bajo las mangas negras se cerraron con fuerza.

¿Qué sucede?— sonrió el joven que ignoraba el conflicto en la mirada del desconocido. 

¡¿Quién podría decir?! que el dulce joven de sonrisa inocente que se encontraba a pocos pasos era su enemigo, ya no quedaba duda. ¡¿Y quién podría decir?! que sería increíblemente doloroso. 

|Enamorado del enemigo| - Xue Yang y Xiao XingChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora