Capítulo 34. ~Un recuerdo con sabor dulce~

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En medio de la plática nocturna XingChen fue abordado por la melancolía. Entonces los recuerdos del pasado lejano se volvieron tangibles. Tal vez, era por esta sensación de familiaridad que sentía cuando estaba junto a Xue Yang.

Ambos se recostaron sobre el pasto, con el cielo estrellado frente a sus ojos y la cercanía del otro para consolarse del frío otoñal, XingChen continuaba sumergido en pensamientos profundos, su silencio preocupó a Xue Yang ¿En qué piensas? Estas suspirando.

Pensar en el pasado se hace con un cielo en los ojos y un suspiro en los labios— respondió. Tengo un sentimiento, de repente recordé algo que sucedió hace muchos años...

Flashback

El mayor miedo de un niño es perder a su mamá.

Xiao XingChen tuvo que enfrentar ese miedo.

Prematuramente...

La Reina murió joven, es una pena. El joven príncipe era tan apegado a ella.

Hace tan poco tiempo cumplió diez años, quién va a cuidar de él ahora.

El rey está desbastado, rechazo todo tipo de alimento y solo salió hoy a recibir las visitas después de muchos días enlutado.

Murmuraban las sirvientas del Palacio, que se detuvieron al notar su pequeña presencia.

¡Oh! ¡Debemos... ir a lavar estas sabanas!

¡Si! ¡Si! ¡Lavar las sábanas!

Salieron de la habitación despavoridas.

XingChen lo sabía, sabía porque todo el mundo lo evitaba, sabía porque su padre se negaba a verlo, sabía porque no había nadie esperándolo en las noches, sabía que su madre ya no estaba.

Esa mañana su padre lo había llamado para recibir las condolencias de visitantes extranjeros. Pero se negó a asistir. Cada persona vive el luto de forma diferente comprendía el distanciamiento de su padre, entonces, esperaba que él comprendiera el suyo.

Por el momento, salió del Palacio. Esa sería la primera de muchas veces en que XingChen abandonó el Palacio sin consultarle a nadie. Caminó por los campos, hasta llegar al mercado, se sintió un poco mejor en el bullicio de la gente, atrapado entre la multitud. Pero a pesar de ello, seguía sintiendo que estaba completamente solo.

Sin embargo, quien diría que en medio del ruido de la ciudad sus odios percibieron un triste sonido, parecía un aullido herido, le daba la sensación de escuchar un alma sumida en la más grande tristeza.

Se decidió a buscar el origen de ese llanto, atravesó el mar de gente, guiado por el eco lastimoso, sus pies se movieron por cuenta propia hasta un callejón desolado. Con sorpresa descubrió que el llanto provenía de un pequeño niño, que se encontraba acuclillado en el suelo, parecía un ovillo de lana. Observó al niño desconocido desde una distancia segura, si se fijaba en el estampado de su vestimenta podía deducir que era extranjero. Se acercó en silencio, no quería espantarlo. Entonces, lo llamó Pequeño, ¿estás perdido?

El infante elevó su mirada para encontrarse con el rostro sonriente de XingChen, entonces pensó, que bajo la luz del sol era el rostro más amigable que había visto. Sin más se arrojó a sus brazos ¡Ge... ge!— chilló.

XingChen no se preocupó por los rastros de moco y lágrimas que quedaron estampadas en su traje blanco. Sostuvo al pequeño y lo dejó llorar. Si quieres llorar puedes hacerlo, llora todo lo que quieras. Después de un rato el pequeño se tranquilizó ¡Ya está! ¿Cómo te sientes ahora? ¿No es mejor solo dejarlo salir?

|Enamorado del enemigo| - Xue Yang y Xiao XingChenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora