Epílogo

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Tres años después

Me observé en el espejo mientras ataba mi cabello en en moño desarreglado, analicé mi rostro notando como había cambiado en estos últimos tres años.
Había dejado atrás aquel rostro algo aniñado y había dado lugar a uno un poco más maduro, mi cabello estaba largo y su color había sido reemplazado por un rubio. Yoongi lo había elegido.

Con él las cosas iban más que bien, habíamos tenido unos altibajos en el transcurso de nuestra relación, pero nada que no hayamos podido superar. Él me ama y ahora yo podía decir con total sinceridad que sentía lo mismo por él. Lo amo. Yoongi me había enamorado con sus mínimos detalles, con su tan fantástica labia y con esa linda sonrisa que poseía.

Se había metido en lo más profundo de mi corazón. 

Superando cualquier otro sentimiento que pude sentir por alguien más en un pasado.   Estaba enamorada, más que eso.

Salí del baño dejando salir un bostezo, apenas eran las 8:00 a.m y lo único que quería era seguir durmiendo. Caminé por el pequeño pasillo comenzando a detectar con mi olfato un delicioso olor a café. Sonreí cuando lo vi de espaldas a mi, concentrado en su labor de picar frutas en la pequeña tabla.

No, no vivía con él. Yoongi había alquilado un pequeño departamento cerca a su universidad con el dinero que ganaba vendiendo sus canciones a empresas musicales, que a decir verdad, le pagaban de manera razonable, aunque yo pensaba que se merecía más.
Yo aún vivía con mis padres y mi hermano, pero habían ocasiones en las que me quedaba a dormir en su departamento y esta, era una de esas.

Buenos días. — dije mientras lo abrazaba por la cintura. Yoongi se sobresaltó levemente y sonrió. Había dejado crecer su cabello dejando un pequeño mullet en la parte posterior de su cuello, seguía usando pendientes en sus orejas ¡ah! y se había hecho un pequeño tatuaje en su antebrazo, se podía apreciar la palabra honey en una bonita letra cursiva. Sí, lo había hecho en honor a mí. 

— Buenos días honey.  — me aparté de él, apoyándome de espaldas en el mesón de la cocina. — ¿Cómo amaneciste?

— Sin ti a mi lado. — su suave risa se escuchó mientras terminaba de colocar la fruta en un pequeño recipiente. 

— Estaba preparándote el desayuno, se supone que iba a ser sorpresa.  — se acercó a mí dejando un casto beso sobre mis labios — Pero ya no lo es. Siéntate.

Obedecí observando como Yoongi colocaba, dos tazas de café, la fruta picada y tostadas con un poco de mantequilla encima.

— Se ve delicioso. — comenté.

— Cómo tú. — solté una pequeña risa mientras tomaba una rodaja de fresa y me lo llevaba a la boca. Escuchar ese tipo de comentarios era tan característico de él, y si antes me avergonzaba, ahora también. 

— ¿Terminaste tus trabajos? Acuérdate que mamá te invitó a almorzar con nosotros hoy por la tarde.— tomé un poco de mi café.

— No lo he olvidado. Sólo me faltan unas cuentas cosas por terminar. 

— ¿Necesitas ayuda?

— Si recibo tu ayuda lo menos que querré es hacer tareas. — golpeé su pierna con mi pie por debajo de la mesa, causando que la fruta que estaba llevando a su boca cayera — ¿Desde cuando te has vuelto tan agresiva honey? — preguntó en un tono jugueton.

𝑮𝒐𝒕𝒕𝒂 𝒈𝒐 » 𝐊𝐓𝐇 & 𝐌𝐘𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora