Capítulo 6

54 5 43
                                    

Eider.

Su cabello negro opaco caía pegado por su frente un poco sudada.

Sus ojos negros oscuros me observaban a través del espejo.

Su piel se veía aún más pálida de esa última vez que nos vimos.

Su mandíbula marcada a la perfección y sus labios estaban esbozando una sonrisa triste.

—Eider...—su voz salió con un tono divertido.

Me hizo recordar todo lo que vivimos, sonreí al escucharlo, no era la única vez que lo escuchaba, yo sabía perfectamente que era una alucinación, aún así no confiaba.

No desde la última vez, cuando él...

—¿Cómo estuviste?—me preguntó interrumpiendo mi pensamiento, estaba cruzado de brazos.

—Como siempre, ¿Qué me dices de ti?

—Ya sabes, a veces siento que estoy sumergido en un sueño profundo y no puedo despertar, otras veces siento que mi cuerpo no pesa nada, y eso que próximamente será otro año más—soltó una suave risa—, todavía no me acostumbro.

—¿Qué te trae por aquí?—pregunté.

—Tenía ganas de verte y también me urge hablar contigo de algo.

—Oye, yo todos los días tengo ganas de verte, eres tú el que me visita cada tanto. Eso no es justo—fui sarcástica, si él lo era conmigo, yo también.

—¿Qué pasa, Eider, no puedes vivir sin mi y sin mi demostración de cariño?, ¿Es eso?

—¿Por qué no mejor me dices de que quieres hablar conmigo?—pregunté.

—Estás ignorando mi pregunta... Lo que quiere decir que, tengo razón.

Me reí.

—No quiero pinchar tu burbuja de fantasía.

—Muñeca, tú puedes hacer conmigo lo que quieras.

Hace tanto tiempo que no oía su voz, hace tanto tiempo que no lo oía decirme «Muñeca»

Pronuncié su nombre con lentitud.

—¿A que se debe tu visita?—volví a preguntar.

Él dio una respiración profunda antes de llevar su cabeza hacia atrás, dejando ver una increíble vista de su cuello.

—Muñeca, no te das una idea de lo que me fascina que mi nombre salga de tu boca.

Eso logró elevar mis comisuras.

—¿Vienes a hacerme cumplidos?

—No lo sé, ¿Te gusta que los haga?

—Ahora eres tú el que ignora mis preguntas, o sea que, tengo razón.

—Tienes razón—afirmó—, a diferencia que yo si lo admito.

Me tomé unos minutos para organizar mi mente, ¿En realidad había dicho eso?, ¿Lo admitió?

—Sé lo que piensas, Eider, que no se te olvide—me habló primero.

—Tú deberías de olvidarte de cualquier cosa que suceda en mi cabeza porque sinceramente eso no es de tu incumbencia.

—¿Ah, no?—alzó una ceja.

—No, ya no. Y jamás lo fue.

Él se quedó callado mirándome fijamente para luego regalarme una sonrisa llena de picardía.

—Eso no es lo que me decías cuando...

—Cierra la boca y dime por favor que es eso tan importante que necesitabas decirme—interrumpí antes de que nombrara algo del pasado.

El secreto de los Bosch [✔]  [COMPLETA|| EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora