Capítulo 7

60 5 67
                                    

Eider.

Los largos pasillos de la preparatoria para llegar al campo de entrenamiento eran bastantes aburridos, solo habían aulas, aulas, más aulas y dos baños. El director estaba más adelantado que yo, y no me había pedido que lo acompañe.

No me importó tampoco, de hecho, aunque no me lo pidiera hubiera venido igual, a escondidas, claro.

Escondiéndome de columna en columna, de puerta en puerta y a puntitas de pie, traté de ser lo más silenciosa posible. Pero el director Whallen se daba la vuelta a cada nada para corroborar si alguien lo seguía.

Brunno nos había enseñado como no hacer mucho ruido cuando se trataba de seguir a las personas. Pero estaba nerviosa y no supe controlarme nada.

Una vez que llegué al campo de entrenamiento escondida, una gran multitud de alumnos se encontraban en una ronda. Se escuchaban gritos alentadores, otros solo eran abucheos fuertes.

—¡Con permiso!—el director empujaba no tan brutalmente a los alumnos a la vez que yo me mezclaba entre ellos— ¡¿Que está pasando aquí?! ¡Suéltense!, mírense, parecen animales.

Pude identificar a uno solo. ¿Qué quién era? pues claro está, nada más ni nada menos que Austin Ríos. Quedé en shock al ver que una gruesa línea de sangre salía de su nariz.

Ahora si me preguntan quién era el otro, no lo sabía, es más, nunca lo había visto.

—¡Por Dios! no sabía que el señor fortachón pegaba como una niña, pero si me vuelves a tocar o jodidamente hablar mal de ella, te mataré—aseguró Austin mientras se volvía a encimar arriba del otro chico.

—¡Suéltense!—esta vez el director Whallen se decidió por intervenir, ya que estaba parado, supongo esperando a que alguien más intervenga.

—¡Austin! ¡Austin!—Mattias se acercó y tomó a el pelinegro por los hombros para calmarlo.

Austin empujó a Mattias con un solo brazo logrando que todos a su alrededor soltaran un muy sonoro "Uhh". Mattias se levantó al mismo tiempo que se desabrochaba los primeros dos botones de su camisa.

—¡Para ahora, imbécil!—le gritó mientas lo separaba del otro chico.

—¡Los dos!—el director Whallen levantó al otro alumno que yacía en el pasto y Mattias le susurró algo a Austin—, ¡A mi despacho! ¡Ya!

Austin volteó hacía mí dándome una mirada triste, como si estuviera pidiéndome disculpas.

No entendí nada. El director se llevó a los dos no sin antes gritar fuerte;

—¡Ustedes a sus clases! ¡Rápido!

Mattias se encontraba dándome la espalda, una vez que los alumnos desaparecían de a poco, me acerqué a él para obtener más información de lo que pasó.

Así es, soy una chusma. Y de las mejores.

—Hola, Matti—toqué su hombro y él giró.

Lo pude detallar mejor, tenía ojeras, su cabello estaba desordenado y se veía mal. No dudé ni un segundo más y le pregunté si estaba bien. Es mi primo, es obvio que me preocupa su bienestar.

—Estoy bien, Eid. Nada de que te debas preocupar. Tuve una mala noche, es todo—me respondió cansado.

Ahora que lo pienso mejor, Lucia no vino a la preparatoria hoy, ¿Estarán bien? en verdad me preocupan.

—¿Lucia está bien? No la vi en todo el día—pregunté luego de dejar que Mattias bostezara.

—Ella terminó con Brayden y decidió quedarse en casa por hoy—oh, el estúpido de Brayden—, mañana vendrá y estará con su sonrisa, ella es así, Eid, a veces necesita un descanso.

El secreto de los Bosch [✔]  [COMPLETA|| EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora