Capítulo 23

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Eider.

27 de octubre, 2021.

Unas calles oscuras, sin color, aburridas, y para mi desgracia, muy repetitivas, me daban vista desde la alcoba de una casa. Reconocí aquella casa.

Se oían gritos en alguna de las dos puertas que habían detrás de mi cuerpo. Una fuerza inhumana me empujaba hacia ellas, y, aunque luchaba con todas mis fuerzas para no pasar, era algo que supe en el momento que desperté en ese lugar...

Tenía que suceder.

Las dos puertas oscuras tenían una gran cruz roja en el medio, como si fuese algo prohibido, pero las voces de atrás que, anteriormente eran gritos de pánico, gritaban números. Uno... Dos... Uno... Dos...

Pensé en ese corto lapso de tiempo que sucedió como un pestañeo que, eran los números de la puerta. Las personas de abajo me estaban indicando que puerta debía abrir.

Sin pensarlo dos veces, me metí en la segunda puerta, y es que ¿Quién se metería a la primera puerta sabiendo que puede ser una trampa?

Pero cometí el asqueroso error de meterme en la puerta equivocada. No era una trampa, era peor.

—Gracias por entrar, muñeca, te estábamos esperando—Blake ladeó la cabeza, sonriéndome como él lo solía hacer, no entendí a qué demonios se refirió con el «estábamos» hasta que vi hacia donde me señalaba con su cabeza.

Al pasar mis ojos para ese lado, mi respiración empezó a hacerse más pesada, mi corazón dolía y no me podía mover, como si me petrificaban.

Mi hermano estaba tirado en el suelo, con una especie de lanza clavada en su estómago, se removía con dolor y balbuceaba incoherencias, lo único que pude distinguir entre todo blanco, gris y negro, era un charco inmenso de sangre que lo rodeaba. Su sangre.

Abrí la boca intentando decir algo, pero no salió nada, no tenía voz. Y en ese momento lo supe... Era un sueño, más bien una pesadilla.

Ethan estaba agonizando. Y de la nada, se acomodó en posición fetal, como dando su último respiro, y me negué que así sea. Ethan no moriría ni en mis más enfermos sueños.

—¿Qué mierda le hiciste?—ya mis ojos a esa altura se encontraban borrosos, no lo quería admitir, pero estaba a punto de quebrarme aunque esa situación no fuese real— ¿¡Blake, que carajos te pasa, maldito enfermo!?

Recuperé mi voz, gritándole verdades en su cara. Todas las que no pude.

—A mí nada—me contestó, con voz cantarina—. Solo te estoy cumpliendo mi palabra. Si alguien se atreve a separarnos, morirá. Pero mírale el lado positivo, ya podremos estar juntos nuevamente. 

—Eider...—escuché a mi hermano llamarme, mientras no dejaba de ver al pedazo de excremento que tenía al frente—¿Por qué no me dijiste nada...?—él respiraba mal— Lo hubiese matado yo primero antes que te toque.

—Pero te maté yo primero, así que te callas—Blake lo miró con superioridad desde la mesa.

—Te callas tú, pedazo de basura—intenté buscar mi navaja dentro del buzo que llevaba puesto, pero al no encontrarla, miré para todos lados, en busca de algo con que luchar.

—¿Buscabas esto?—Blake jugueteaba con mi navaja, y vaya a saber Dios de dónde la sacó.

Y todo pasó muy rápido luego de eso.

El secreto de los Bosch [✔]  [COMPLETA|| EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora