Capítulo 18

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¡Hola de nuevo, queridos lectores!⚡

Interrumpo aquí su lectura para avisarles, otra vez jeje, que este es otro capítulo LARGO que me costó escribir, y mucho. Literalmente, estuve horas, muchísimas horas sentada/ acostada en mi cama, pensando, agregando, borrando y corrigiendo cosas. Pero valió la pena porque me terminó de convencer como quedó. :))

Por otro lado, cabe aclarar que si hice este capítulo LARGO, es porque gran parte de la historia lo requería y, empieza a salir a la luz por así decirlo jejeje, nuevamente, así que presten MUCHA atención, más a los diálogos.

En fin, si no es mucho pedir, les agradecería, con todo mi corazón chiquito de arroz, que le den el merecido voto que se merece: ➯⭐

Sin nada más que agregar, ¡Disfruten la lectura!

X. <3

•☆••☆☆••☆•

Eider.

—¿Qué haces aquí?—pregunté, acercándome junto a Josefina.

Alan parecía de lo más tranquilo, incluso cuando Josefina lo observó de pies a cabeza para intentar reconocerlo. La rubia me miró con una sonrisa.

—Oh, él es el chico de la foto, ¿Verdad?—preguntó ella, subiendo y bajando las cejas, en un tono cargado de picardía mezclada con diversión.

La miré con los ojos bien abiertos, ¿Cómo se le ocurría decir eso?

—¿Foto?—interrumpió mis pensamientos el cabeza violeta, el cual, si lo miraba, estaba segurísima de que me sonrojaría—, no me digas que ya andas mostrando fotos mías a tus parientes—sonrió, logrando que apretara los puños a mis costados y, a su vez, queriendo matar a Josefina.

—¿Qué haces aquí?—volví a preguntar, ignorando y cambiando de tema rápidamente, ya no quería hablar más de la estúpida fotografía del demonio.

—Trabajo—dijo sin más, para luego echar un vistazo detrás de mí—¿Lo pagaste tú?—la pregunta la soltó con voz curiosa, me aclaré la garganta, supuse que se refería a la habitación.

—¿Te interesa, Sallow?—dije y Josefina me miró.

—Te dije que me dijeras Alan—juntó las cejas, frustrado. En verdad no se cansaba de decirme eso cada vez que nos veíamos, pero como soy una molesta, me encantaba joderlo y molestarlo.

Se escucharon pasos detrás de mí.

—Oye, ¿Qué te parece si nos largamos de aquí antes de que los otros...?—preguntó Antonio, apareciendo y ubicándose a mi lado, pero cuando notó que no le prestaba atención por mirar a Alan, se detuvo para observarlo con desconfianza con los ojos entrecerrados.

—Mucho gusto. Alan—se presentó Alan, extendiéndole la mano derecha a mi primo, haciendo que yo abriese más los ojos, si es que podía.

Antonio, obviamente, se le quedó viendo de una manera que hasta a mí me incomodo, era como si fuera que estaba tratando de ver o saber que sucedía por la cabeza de Alan. Unos segundos más tarde de estar con la mano extendida hacia mi primo, como vio que no obtuvo resultados, cerró la mano en un puño y se la llevó hacia atrás, peinando su cabello violeta.

—¿Este es el de la foto?—soltó Antonio de repente, logrando que lo mire con odio.

—Veo que la famosa foto llegó a manos de toda tu familia, nena—dijo Alan.

El secreto de los Bosch [✔]  [COMPLETA|| EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora