Capítulo 14

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Eider.

El olor de la clínica de Jacksonville, embriagó por completo mis fosas nasales, provocando que haga una mueca de total disgusto. No soy una persona fanática de esos olores.

Con ayuda de una de las señoras que trabajaba en ese hospital, fuimos acompañados hasta un pasillo, donde lo primero que mis ojos detectaron, fue a Antonio, quien estaba sentado, moviendo las piernas en un subir y bajar nervioso.

Paxton fue el primero en ir corriendo hacia él. Willson seguía a mi lado, desde que nos bajamos del auto estaba callado, pensando quise creer.

Empecé a caminar hacia Antonio, me senté a su lado seguido de Willson, y respiré con temor. Pero debía preguntarle lo que sucedió, así que con todo el valor que logré reunir, pude formar la pregunta.

—¿Qué sucedió?

Antonio salió de su trance, pude ver que sus nudillos estaban algo rojos.

—Ella salió a caminar luego de un desacuerdo que tuvo con Frederic, yo no la hubiera dejado ir sola de no ser por el niño ese—suspiró—. Me llamaron de este hospital, diciéndome que la... La chocaron con un auto en lo que ella estaba cruzando la calle y que venga lo antes posible, después te mandé el mensaje. Luego a Paxton porque el otro renacuajo me bloqueó.

Mierda.

—¿¡Con un auto?!—la voz horrorizada de Paxton, salió disparada en lo que se levantaba, si gritaba un poco más fuerte todos nos mirarían y montaríamos un show—, Y... Y... ¿¡El bebé!?

Carajo, con los besos con Alan, el anillo que me había regalado Blake y que ahora me lo había entregado Alan, también me había olvidado que Miriam estaba embarazada.

Eso es preocupante.

Si Miriam estaba en estado grave ella podría... Podría perder al bebé.

—¿Miriam está muy grave?—preguntó Willson, ya que yo no pude ni moverme.

Antonio levantó la vista para observarme a mí, y darme una mirada que comprendía.

No lo sabía.

Mi primo no sabía si Miriam estaba grave.

Recosté mi cuerpo contra la fría pared, causándome escalofríos y no pude hacer más nada que esperar. Esperar una respuesta de los médicos, claro está.

No medí el tiempo con exactitud, pero lo que si sabía, era que pasamos como mínimo dos horas en ese lugar, esperando y esperando alguna señal de vida, o a que alguien saliera de la habitación en donde ella se encontraba, pero nada.

En ese largo lapso de tiempo, Antonio nos confesó un par de cosas. Como por ejemplo que no se realizó el ADN con el pequeño Max, eso lo confesó nervioso y en un ataque de histeria, dijo que no controló a su cerebro y que lo tenía que expulsar sin más.

Luego nos dijo que ninguno de nuestros padres sabía que estábamos aquí, en el hospital.

Aunque según mis conocimientos, sabía que en algún momento se darían cuenta, ya que fueron dos personas las que nos acercaron hasta aquí; Gastón y Andrés.

Alguno de ellos dos le diría a su jefe. Y esperaba que Gastón sea el que hablase con mi papá. Porque si Andrés le comentaba de esto a Frederic... Se armaría el gran problemón.

Una de las puertas se abrió, y por ella salieron dos personas vestidas completamente de azul. Quise decir que eran una mal copia de los pitufos, pero era un momento serio.

Los doctores intercambiaron unas cuantas palabras por varios minutos, hasta que, al fin, uno de ellos tomó otro camino diferente, dejando a uno solo dándole la espalda a la puerta.

El secreto de los Bosch [✔]  [COMPLETA|| EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora