Capítulo 19

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Lo prometido es deuda. Preparen sus pañuelitos. Después no me vengan con que no les avisé, eh.

Otra cosita. No se olviden de votar en los capítulos, es super importante para mí.

¡Disfruten con todo y ahí les va!

X. <3

☆••☆••☆•

Miriam.

La noche en ese hospital la pasé no muy desagradable, ya era el último día en el que me internaba y eso me tenía emocionada, dormí solo siete horas—suelo dormir más por el embarazo—, por el simple hecho de que esa camilla era algo incómoda, bueno, era muy incómoda.

Andrés me cuidaba desde el otro lado de la habitación las 24 horas del día, en verdad admiraba lo mucho que podía permanecer en pie ese hombre, obviamente se turnaba con otro sujeto, que, si mal mi memoria de Dory no me fallaba, se llamaba David.

Era un guardaespaldas nuevo que mi queridísimo tío Brunno—que se remarque el sarcasmo—decidió contratar para que este todo el tiempo pegado a mí por si Andrés llegaba a tener que irse, ya sea al baño o simplemente terminaba su horario laboral. David me agradaba, es decir, no había tenido tiempo de sacar conversaciones con él, pero se veía que era buena persona.

Me fui al baño, acompañada por una de las enfermeras para cambiarme—Andrés me esperaba fuera de la habitación—. La noche anterior, Brunno se presentó algo apurado y serio, bueno, siempre fue así, pero estaba muy apurado, me había traído un bolso con ropa nueva, cosa que agradecí alegremente al ver que conocía mis gustos.

Al salir de la habitación, que, por cierto, estaba en el último piso, me decidí por el elevador, ya que me daba mucha flojera usar esas escaleras empinadas. Las puertas del elevador se abrieron dejándome ver la figura, al parecer sonriente como siempre de Teo. Mi mejor amigo.

Un chico alto, bastante alto diría yo que apenas llego al metro setenta, su cabello en verdad era envidiable, tenía algunos mechones en castaño claro, pero sus raíces eran oscuras.

A Teo lo conocí el primer día que fui a rendir mi prueba como modelo, él también había elegido seguir la carrera de modelaje en el estudio de mi tía Silvanna, la madre de Eider y de Ethan. Él quedó en lista de espera para ser llamado, mientras que, a mí, apenas me vieron ya me andaban ofreciendo contratos para firmar como locos desesperados por tener a la modelo de revista perfecta.

Nos hicimos amigos desde que lo ayudé a calmarse aquel día que empezó a llorar en las escaleras del estudio y desde entonces, nuestra amistad jamás fue sinónimo de pelea.

Teo se inclinó hacia a mí y con esa sonrisa que en absoluto borró, me abrazó fuerte, rodeando mi cuello con sus brazos, al parecer, oliéndome el cabello. Sonreí al pasar mi brazo libre alrededor de su torso luego de hacerle un gesto a Andrés para que se calme.

—No vuelvas a hacer algo así—me advirtió, separándose de mí—, la próxima vez me avisas y yo te acompaño, sea cual sea el lugar, sabes que no me importa.

Supuse que se refería a lo del accidente...

Pero no fue mi intención, nunca, jamás, por ningún motivo saldría sola a la calle, pero es que mi papá solo empeoraba las cosas cada vez que me decía algo, me hacía sentir mal.

Y por ser como soy me sucedió esto, por no pensar en lo que podía pasar en las calles, hoy en día los accidentes fluyen de la nada, después de todo, solo soy la tarada que hace todo mal.

El secreto de los Bosch [✔]  [COMPLETA|| EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora