Eider.
Gastón estaba parado al costado de la puerta principal, parecía una de esas estatuas vivientes que hay en esos lugares turísticos. Aunque nunca fui a un lugar así, Lena me mostró muchos lugares donde fue a pasar sus vacaciones, ella era y es una chica amante de salir a pasear.
Una vez ya dentro de la casa, Ethan fue a por algo para comer, obviamente luego de quitarse la camisa, nunca entendí por qué demonios se sacaba la camisa para casi todo. Recordé que tenía que hablar con él acerca de Alan.
Pero justo antes de seguirlo, una voz llena de emoción, resonó en uno de los pasillos, haciéndome detener al instante.
—Ya llegaron. No me toques, cara mal hecha—pude identificar la voz chillona y algo enojada de Lucia. Solté aire por la nariz, negando y empezando a caminar hacia lo que vendría a ser la sala.
Me encontré la viva imagen de Zulema Ríos, o como mejor la conocemos, la madre de Austin, ella es la mayor de las Ríos, una mujer que redondeaba por los 45, no lo sabía en realidad. Su cabello es extremadamente oscuro, muy potente. Sus ojos marrones se posaron en mí para observarme con sorpresa, y diría que hace bastante tiempo no la veía por aquí.
Austin estaba sentado en posición de indio, como casi siempre, en uno de los sillones de la sala. Las mujeres Ríos estaban más al fondo, sentadas en las sillas altas que generalmente usábamos para desayunar en la cocina. Mamá estaba sirviéndole un poco de café a Sonia. Y en cuanto me observó, me dio una sonrisa cálida, que pude descifrar rápidamente que tenía amor.
Los mellizos saltaron del sofá en cuanto me enderecé para saludarlos, haciendo que ellos también se pongan firmes, dejando de pelear por algo.
—Hola—sonreí sin ganas, pero también demostré que estaba feliz de ver a mi familia materna aquí.
Mi papá se adentró con unas bolsas no sé de qué, y ni bien se dio cuenta que mi mamá no estaba sola, soltó las bolsas para otro lado, arrojándolas para atrás y luego empujándolas con el pie hasta que no se pudieran ver. Se acercó a mi mamá a pasos lentos, luego de limpiarse las manos en su pantalón y le dio un tierno beso en la boca.
¿Qué fue eso? Ni idea.
Me senté en un sofá, con algo de cansancio, y cuando quise cerrar los ojos para respirar bien y tratar de relajarme. Austin y Mattias me sorprendieron, tirándose encima de mí. Abrí los ojos y los miré mal antes de pellizcarlos.
—Ah, me dolió—se empezó a quejar Mattias, frotándose rápido el brazo—, pero me duele más...
—Ni se te ocurra completar esa oración, Mattias—Lucia le advirtió en un tono serio.
—Iba a decir que me duele más cuando me pateas, loca. No hay que ser malos con los países Latinos, cara de mono.
—Oh, sí, estuve practicando de esas—Lucia dio una sonrisa maliciosa, viéndome como si fuese su cómplice—¿Quieres ver como lo hago llorar al nene? —se frotó sus manos como una mosca.
—Debo decir que tu fuerza inhumana me fascina, fueguito, pero no olvides que somos tus primitos, por ende, nos tienes que abrazar y dar muchísimo amor, no pellizcarnos como si fuésemos, no lo sé, un cuco que asusta—Austin copiaba la acción de Mattias al frotarse su brazo con rapidez.
—Ustedes son los que joden, no molesten, por favor—hablé, volviendo a cerrar los ojos.
No estaba de mal humor ni los odiaba, solo estaba algo cansada, y créanme que tengo muy en claro no desquitarme con las personas que me rodean, pero a veces me es inevitable no hablarle mal a alguien, aunque estaba luchando por no hacer eso.
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El secreto de los Bosch [✔] [COMPLETA|| EN EDICIÓN]
Gizem / Gerilim|COMPLETA| ¿Qué pasaría cuándo un grupo grande familiar esconde un secreto impactante y catastrófico? ¿Y cuándo una joven de la misma familia lo descubre? Algunas personas que no llevaban el apellido Bosch decían que fue todo culpa de ellos, de el...