Capítulo 20

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Eider.

La reacción de Miriam fue más sorprendente de la que me esperaba, pensaba que iba a preguntar muchísimas cosas, pero no fue así. Por otro lado, Ethan fue un tema algo sencillo.

Mi hermano ni bien se adentró, se quedó quieto al observar que había tres y no dos primos idénticos, y, cabía aclarar que yo ya se lo había mencionado antes de venir, pero por supuesto, él no me creyó. Brunno le explicó todo con falsa paciencia, y, extrañamente lo entendió perfectamente.

Marcell ya estaba aquí cuando llegamos, pero él sí que estaba raro, tenía las manos en la cabeza, como si no supiera que decir o como si estuviese en un estado de shock.

Así que solo me tocó suspirar cuando el abuelo le ordenó a mi papá que quería a Frederic y a María en esta casa. Realmente se armaría un escándalo, y no del bueno. 

Mi celular vibró en el interior del bolsillo, rodé los ojos sin leerlo, ya sabía de quien se trataba; Alan. Me había estado llamando durante casi toda la noche, y, tuve que apagar el maldito celular para no bloquearlo. No había necesidad de bloquearlo todavía.

Y si me preguntaban si seguía enojada, pues obvio que lo estaba ¿Quién mierda no se enojaría si descubren que el chico que te parece atractivo en cierto punto, es uno del bando opuesto al tuyo?

Mi estómago y mi pecho dolían cada vez que me acordaba de eso.

Y terminé de sentirme aun peor cuando la figura elegante, con aura de seriedad de Frederic se interpuso en mi campo de vista. Ante el enorme silencio que acompañaba la sala, él junto a su esposa no dejaron de ver nunca a Calex, así que con una fuerte respiración hice lo que debía de hacer en ese momento.

Me levanté de la mesa principal, haciendo algo de ruido con mi silla de madera oscura, Ethan me miraba con la mandíbula apretada por mi acción, pero no me detendría. Mis pasos fueron a parar hacia el costado de donde estaba Miriam, quedando Paxton y Calex detrás de mí. Willson estaba al lado de Miriam haciendo frente a su padre.

Mi papá se adentró a la sala desajustándose la corbata negra con una de sus manos.

Vi por la esquina de mi ojo como el abuelo nos observaba. Le pidió a la enfermera, —quien estaba detrás de él, sosteniendo la silla de ruedas en la que se ubicaba—que lo acercara a la punta de la mesa.

Frederic empezó a intentar decir algo, pero el abuelo alzó la palma de su mano, haciéndolo callar en un segundo.

—Quiero que ustedes dos se sientan. Ahora—ordenó, con la voz extremadamente calmada. Nos miró, ladeando su cabeza—. Ustedes también, no se queden parados solo observando.

Miré a Miriam, ella asintió, dándome a entender que obedezcamos al abuelo, me giré sobre mis talones, no sin antes haberle dicho a Calex que siga a Miriam, que no se preocupase por lo que estaba por suceder.

Tomé asiento en el lugar donde estaba antes, en el medio de mi hermano y mi papá. Miriam estaba al lado de Ethan, y en las siguientes tres sillas, los trillizos. Al frente mío, se encontraba una silla vacía, supuse que debía de ser de Antonio, ya que el muy sinvergüenza se había ido minutos antes de que mi prima apareciera. Al lado de la silla vacía, estaba Marcell, con los codos apoyados en la mesa y sus manos entrelazadas.

Al otro costado de la silla vacía, se encontraba María, la mujer rubia no dejó de mirar jamás a Calex, ¡Sorpresa, tía María, tuviste otro hijo y lo abandonaste!, ¿Cómo te sientes luego de semejante barbaridad?, y, no hacía falta mencionar que Frederic estaba al lado de su esposa, callado, observando a sus hijos en un; Willson, Paxton, Calex, Willson, Paxton, Calex...

El secreto de los Bosch [✔]  [COMPLETA|| EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora