Capítulo 31: Buttered toast

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(Nota: Este capítulo incluye un salto de dos años. Esta explicado en el capítulo pero, no está demás recalcarlo.)






Hyo tenía una rutina establecida para cada día. Llevar a su pequeño Dongyul al apartamento de Yoongi, correr y rezar que el bus de todos los días no la deje y terminar espantada ante la idea de todo lo que debía hacer. Tenía que consultar a los Kim por las flores para su boda y necesitaba probarse su vestido y entre todas las cosas, debía soportar el bullicio mañanero diario de la cafetería. Quizás debía pedirle a Yoongi que le diera un aventón al mismo tiempo que dejaba al menor en la primaria.

Min Hyorin necesitaba que le pagaran por todo su esfuerzo.

Corrió con su versión miniatura en sus brazos por cinco cuadras y subió por las miserables escaleras hasta el apartamento de su hermano. Tenían un trato, una clase de confidencia fraternal, en la que Yoongi se encargaba de llevar a su sobrino mientras ella se encargaba de todo el desorden en su vida —Hyo se arrepentía de sus decisiones de vida muy a menudo. Lo hizo en ese instante, después de tocar el timbre de la puerta y ser recibida por un chico de músculos grandes y espalda perfectamente contorneada.

—Yoongi está terminado de alistarse —dijo al mismo tiempo que le dio paso—. Me dijo que te dejara pasar.

Hyo tenía un grito atrapado en medio de su garganta. ¿Qué hacía alguien, en aquel lugar, durante la mañana de un jueves? Habían pasado dos años, dos jodidos años y nadie se había quedado hasta ese punto; no hasta despertar al lado de su hermano. Aquello era extraño, demasiado grande para la bola de lágrimas que había sido su hermano un par de años atrás.

Habían pasado demasiadas cosas, entonces y de forma muy honesta, Min Hyorin no entendía lo que estaba sucediendo. Incluso si un minuto después vio a Yoongi con una sonrisa de oreja a oreja, tomando a Dongyul entre sus brazos y prometiéndole un buen desayuno. Sus ojos viajaron entre su hermano y el chico al que su madre catalogaba como un armario con piernas, podía ver las partituras tiradas y el olor del café recién destilado. Parada en silencio en medio de la sala solo pudo soltar una pequeña risa.

—Lo siento si esto es extraño —el chico dijo—. Ya me tengo que ir de todos modos. Solo...

—¿Tú y Yoongi...?

El chico negó. —Amigos.

Min Hyorin se sentía confundida y más curiosa de lo habitual. Habían pasado dos años desde que Yoongi terminó con Seokjin, pero aun así, aquello no podía dejar de sorprenderla. Su jodido hermano estaba parado como una bola de masa en el centro de su cocina, con las mejillas sonrojadas y Dongyul adorándolo a un costado.

El chico de la espalda enorme se despidió un momento después con una mano agitada y un fuerte: Llámame cuando vuelvas de Tokio, sí en todo caso, tu decisión es distinta.

Hyo no entendió nada, incluso cuando Yoongi simplemente se encogió de hombros y dijo:

—No lo sé.




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Tastes just like home.    (ksj+myg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora