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Arrastré a Tanjiro durante todo el camino hacia el pueblo donde tendríamos la misión y que por suerte, no estaba tan lejos del hogar de Urokodaki. Manteniendome en todo momento la mirada en el cuervo que sobrevolaba nuestras cabeza con rapidez y que a su misma vez nos guiaba hacia esa localización.

—El pueblo está pasando estos árboles— informó el cuervo mientras se posaba sobre una de las ramas de las plantas que nos estaban rodeando.

Sin más, me detuve de golpe tras decirlas, consiguiendo que mi compañero tuviera que dar un par de pasos rápidos a la misma vez que perdía el agarre de mi mano, viéndose obligado a extender los brazos a ambos lados para evitar perder el equilibrio y no caer al suelo.

—Perdóname, Tanjiro-kun— dije algo avergonzada, inclinándome levemente a modo de disculpa.

—No te preocupes— dijo rápidamente mientras movía sus manos de un lado a otro para evitar que me preocupara de más—. Se que no los has hecho con mala intención, ha sido un accidente.

—¡La misión!— gritó el cuervo tras dar un graznido alto para poder llamar nuestras atención. Cortando de esa manera mis siguientes palabras.

—Tanjiro— dije mientras comenzaba a caminar, acompañada del pelirrojo, llegando tras pasar los árboles que daban a las afueras de la ciudad—. Si no te molesta, yo examinaré los alrededores— señalé una de las calles circundantes—. Tu mientras puedes ir al centro e intentar descubrir algo. Ya sabes...— rasqué mi nuca incomoda.

Por esa razón prefería trabajar sola o con personas con más experiencia. Y a pesar de que no había tenido tantas misiones con novatos, dar indicaciones, consejos y explicaciones, definitivamente no era lo mío.

—Puedes preguntar a la gente de la zona si han visto o notado algo raro estas noches pasadas. Cualquier tipo de información nos será útil— sonreí mientras crujía mi muñeca nerviosa—. ¿Te parece bien?

—Claro— asintió con una sonrisa—. Yo me encargo.

—Bien. Y si necesitas ayuda con algo o encuentras algo muy importante, no dudes en buscarme o llamarme con un grito, eso será suficiente. Iré a ayudarte lo antes posible— posé mi mano en su hombro para darle ánimos antes de dejarle solo en su primera misión—. Buena suerte y no hagas ninguna locura.

—Muchas gracias, ___— dijo mientras inclinaba levemente su cabeza, antes de empezar a caminar.

Observé en silencio como se alejaba, adentrándose a paso rápido por las calles que le llevarían al centro del pueblo. Y, en cuanto perdí su cuerpo de vista al girarse en una de las tantas esquinas, comencé a caminar por una de las calles con las manos a mi espalda, esperando a que el cielo se oscureciera un poco más para así poder iniciar con lo que había planeado, y que para mi suerte, no quedaba tanto tiempo.

—Supongo que...— murmuré mientras miraba rápidamente a ambos lados de la calle, asegurándome de que no hubiera algún transeúnte—, ya ha pasado tiempo suficiente.

Me apresuré a asomarme por uno de los muros de las casas que había a mi alrededor, subiéndome tras asegurarme de que no había nadie que pudiera ver mi figura semidesaparecida por la falta de luz y así acusarme de ladrona o algo similar al verme escalar hacia los tejados de sus casas.

Corrí por el muro para saltar a uno de los techos de la casa más cercana, colgándome de la cornisa, antes de impulsarme para poder subirme y mantenerme en la parte más alta, caminando por la cumbrera del techado con cuidado. Después de todo, no estaba entre mis planes caerme desde más de tres plantas de altura.

Alcé la mirada hacia el cielo momentáneamente, cronometrando mentalmente el paso del tiempo y asegurarme de cuando iba a caer la oscuridad total (y que no debía ser mucho más de quince minutos), aprovechando para ir hacia zonas más transcurridas, pues creía que era difícil que ahora pudiera verme.

Kitsune [Kimetsu no Yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora