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Me detuve un momento en la entrada de la montaña (aunque no estaba siguiendo ningún camino que me llevara a través de esta), mientras recuperaba el aliento perdido, haciendo pequeños estiramientos para los músculos de mis piernas. Definitivamente, el haber pasado todo el día corriendo de un lado a otro sin para no había sido mí mejor idea.

Y no quería ni imaginarme las agujetas que iba a tener en estar a la mañana siguiente.

—Sigue  siendo igual de escalofriante... no, es incluso más, la falta de luz no ayuda mucho ha mejorar su imagen— murmuré para mí misma mientras daba un rápido vistazo a la extensión de bosque que podía ver frente a mí.

Y tras esa pequeña pausa, comencé a adentrarme entre los árboles con pasos silenciosos y rápidos para no atraer la atención de absolutamente nadie que pudiera estar por los alrededores, sin importarme en nada que este fuera humano o demonio.

Mis sentidos estaban en total alerta, y eso me bastaba para poder saber si había alguien en la zona, no había necesidad de que fuera al contrario.

—No hay nadie por aquí— dije para mí misma mientras escondía mis manos en los bolsillos de mí falda—. Pensaba que habría más cazadores por toda la zona. ¿Quizás están congregados por donde está el demonio?— miré hacia el suelo de manera pensativa.

Mis labios se fruncieron mientras mis ojos se entrecerraban al ver como una buen puñado de pequeñas arañas blancas correteaban por la tierra en mí dirección, intentando subir a mí bota, sin ningún éxito.

—Creo que no es una buena idea ir por el suelo. Estas pequeñas...— murmuré mientras me acuclillaba, tomando un palo para poder tocar uno de los insectos con mayor seguridad—, no me están inspirando mucha confianza— me puse recta nuevamente, sacudiendo mi bota con cuidado para librarme de las que se había logrado aferrar en la zona de la suela.

Me apresuré a subir sobre una de las ramas bajas de uno de los mucho árboles que me rodeaban. Comenzando a moverme montaña a través en busca de cualquier otro indicio de vida humanoide. Y que mejor manera de encontrar a un cazador que buscar a su cuervo, pero por lo menos en lo que yo podía ver, estaba libre de aves, a excepción de Hela, quien sobrevolaba el lugar.

Aunque solo era capaz de verla cuando estaba lo suficientemente cerca de mí.

Me detuve un momento mientras apoyaba mi mano en el tronco en el ceño ligeramente fruncido cuando una suave brisa fría había traído hasta mí un muy leve y familiar sonido: una espada cortando el aire a gran velocidad.

Pero desapareció tan rápido como había llega, impidiéndome conocer con exactitud de que lugar provenía exactamente.

—Vaya, este lugar va a ser más problemático de lo que pensaba— me quejé mientras me ataba el cabello en una coleta alta para impedir que mis mechones se enredaran con las ramas cercanas, además de que había tenido que quitar ya  un par de hojas—. Así mucho mejor— sonreí levemente mientras miraba en dirección en la que había venido el aire—. ¿Dónde se habrá metido todo el maldito mundo?— suspiré irritada—. Odio este lugar, es demasiado...

Una repentina luz inundó por completo una parte del cielo nocturno, consiguiendo que cerrara la boca de golpe sin acabar la frase.

Mi mirada se dirigió hacia mí derecha con preocupación, viendo momentáneamente una especie de rayo atravesando fugazmente el manto oscuro sobre mí cabeza, mientras que el estallido llegaba de manera tardía a mis oídos.

—Zenitsu— murmuré con una pequeña mueca de preocupación, mientras que los bellos de mí nuca se erizaban.

Me apresuré a comenzar a correr en la dirección en la que había aparecido el rayo mientras un ligero y sutil olor similar al que había en el aire antes de la lluvia se instauraba por todo el lugar.

Kitsune [Kimetsu no Yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora