—Los Kamado puede quedarse en mí finca— habló Shinobu mientras alzaba la mano con una sonrisa amable, antes de dar un par de aplausos—. Llévenselos, por favor.
De golpe, aparecieron corriendo nuevamente los dos kakushis que habían estado en el jardín antes de la llegada de Kagaya.
Uno de ellos tomó a Tanjiro con algo de brusquedad, mientras que la chica miraba con cierta desconfianza la caja donde estaba la menor de los Kamado. No parecía dispuesta a tomar la caja a pesar de que Nezuko ya estaba en el interior con la puerta cerrada.
—Tranquila— sonreí de manera amable y tranquilizadora—. No te hará nada. Pues tomar la caja sin preocuparte.
—Muchas gracias, ___-sama— dijo rápidamente mientras se inclinaba.
—No utilices el sama— murmuré disconforme—. No es como si fuera superior a ti o algo así.
—Pero sí lo es— murmuró nerviosa.
—¡Disculpen!— gritó el otro kakushi mientras sostenía en su hombro a el pelirrrojo, inclinándose frete a todos los pilares rápidamente.
Ambos comenzaron a correr rápidamente para poder alejarse de las miradas de los pilares. Parecían (aunque para mí ya era una afirmación), querer estar lo más pronto posible lejos de todos los presentes.
—Los kakushis están aterrados de vosotros— dije para mí misma mientras mantenía la mirada en el lugar por donde habían salido—. ¿Qué clase de comportamiento tenéis con ellos? Ese miedo no es normal.
Mi mirada se desplazó rápidamente hacia los más serios, soltando dando pequeño chasquido con la lengua al darme cuenta de golpe (aunque en realidad, interiormente, ya la conocía) de cual era la razón, la cara de pocos amigos que tenían. Y, sin querer darle más drama a esto del que realmente tenía, bajé hacia el jardín, siguiendo el mismo camino que los kakushis, con la intención de adentrarme en la casa de Kagaya.
Solo quería deshacerme de una buena vez de mí uniforme cubierto de polvo, algo de barro y sangre.
—Empecemos la reu...— Kagaya fue interrumpido de golpe por la llegada de cierto pelirrojo.
—¡Un momento, por favor!— gritó Tanjiro mientras entraba de vuelta en nuestro rango de visión, cayendo al suelo de bruces—. Permítame darle un cabezazo al chico de las cicatrices. ¡Tengo que hacerlo!
Los kakushis aparecieron de golpe tras él, comenzando a darle un par de golpes rápidos bastante alterados.
—¡Cállate!— le recriminó el varón.
—Por la veces que apuñaló a Nezuko, y por haberle faltado al respeto a ___— gritó, señalando con algo de dificultad hacia Sanemi. Ladeé levemente la cabeza por sus últimas palabras—. Un cabezazo no incumple las normas.
—¡Cállate y ven con nosotros de una vez!— dijo la chica mientras comenzaba a forcejear con él, intentado que volviera a la espalda de su compañero.
—¡Déjenme hacerlo!
—Nee~ Tanjiro— canturreé levemente, poniéndome frente a él mientras jugaba con las tres piedras que había lanzado el menor de los pilares—. Por mí parte, no hace falta que me te vengues, de querer hacerlo, lo haré sola, no te preocupes— reí levemente. En realidad, el haberlo tirado al suelo para mí suficiente como venganza—. Y lo de Nezuko, como te he dicho antes, deja que tú superior se encargue esta vez— despeiné su cabello, acercándome a su oído—. ¿Entendido Tanjiro~?— asintió levemente con las mejillas sonrojadas.
—¡Señorita!— gritaron a coro y muy alterados los kakushis al verme tan cerca... o eso supongo. No le veía otra explicación a su comportamiento.
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Kitsune [Kimetsu no Yaiba]
Fanfiction-Allí está ___- murmuró uno de los cazadores en el oído de su compañero. -Es muy bonita- respondió-. ¿Qué esconderá debajo de la máscara? -Seguro que tiene un fea cicatriz y le da vergüenza que alguien se la vea- rió mientras su compañero asentía dá...