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Cerré los ojos momentáneamente, centrándome en percibir lo que había a mí alrededor. Dejando que una pasajera calma me invadiera por completo. Debía disfrutar de estos momentos en lo que terminaba este pequeño descanso.

Pues, en apenas un par de días, los chicos volverían con sus misiones habituales, y yo tendría que descubrir que era lo que me iba a deparar el futuro, pues quizás debía separarme de ellos para una nueva misión o simplemente los seguiría ciegamente.

—Debería irme ya a dormir— murmuré para mí misma mientras daba una rápida ojeada al patio.

Había perdido la noción del tiempo mientras leía en patio, bajo uno de los árboles de glicinia que lo decoraban y que nos protegía a su misma vez. El sol ya se había escondido hacía un buen rato tras los muros que nos protegían, consiguiendo que la oscuridad invadiera todo el lugar un poco antes de que este se escondiera, aunque seguí leyendo gracias a la luz artificial que salía de la casa y las lamparas que había colgadas en el exterior.

Sin más me levanté de la fresa hierba para poder dirigirme hacia mí cuarto (limpiando antes mi ropa), el cual tenía una salida al jardín, pero en uno de los costados. Ya que ahora mismo estaba en la parte trasera, frente al cuarto de los chicos, quienes ya se habían ido a dormir, o al menos eso me indicaba el hecho de que su cuarto estuviera a oscuras.

—¿Por qué estás aquí?— pregunté al aire con los ojos cerrados debido al cansancio mental que me producía su presencia en este mismo instante, deteniendo mis pasos.

—Vaya, ___-cchi, sigues siendo igual de perceptiva que siempre— murmuró lo suficientemente fuerte para que yo lo escuchara, pero no los que estaban en el interior de la casa, antes de soltar un débil risa—. Pensaba que ibas a tardar más en notarme— fruncí el ceño sin poder evitarlo.

De todas las personas de este planeta, porque tenía que ser él quien viniera a incordiarme en este momento.

—No has contestado a mí pregunta— insistí con seriedad.

—¿Acaso no puedo venir a visitar a mí querida amiga?— me giré hacia el sonido—. Es un rencuentro entre dos mejores amigos. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos. Te he echado de menos.

El dueño de la voz se encontraba resguardado entre las espesas sombras del patio, impidiendo que pudiera apreciar su apariencia y que tanto había podido cambiar desde la última vez que lo vi. Cosa que me hizo fruncir los labios.

Me molestaba el no mirarle a los ojos cuando le estaba hablando. Algo irónico pues yo llevaba una máscara que cubría esa misma zona.

—No, no puedes. Y no soy tú amiga— respondí con sequedad—. Te lo he explicado muchas veces. Así que lárgate de una maldita vez y déjame tranquila— volvió a reír, esta vez con cierta sorna.

—No tienes que ser tan borde ___-cchi. Sabes que no va a pasar nada si hablamos un poco— bajó la voz en esa última parte, un tanto melancólico—. Por una vez que logramos coincidir, tras tanto tiempo— suspiró levemente—. No deberías ser tan estricta contigo misma y con las personas con las que te relacionas, eso te debe de generar mucho...

—Vete— ordené con un tono cansado, antes de que empezara con cualquier cosa que pudiera hacerme sentir mal.

No quería llorar.

—No seas así— canturreó levemente, queriendo quitarle hierro al asunto—. Solo quería saber que todo estaba bien y que todo iba como tú querías. Y que, ya sabes... te conservas de una sola pieza después de tantos años.

—Si no te vas de una vez, pienso echarte a patadas— ignoré completamente sus palabras. Apretando con fuerza mi mandíbula.

—¡Vamos ___-cchi!— alzó la voz con cierto cansancio. Consiguiendo que mirara de reojo a la puerta de los chicos para asegurarme de que no los había despertado—. No seas tan cruel conmigo, solo quiero ayudarte en lo que pueda— murmuró un tanto afligido—. Uno se preocupa por ti, ¿y así es como se lo pagas?— suspiró de manera sonora—. Se que te esfuerzas para no salir herida, pero no siempre podrás...

Kitsune [Kimetsu no Yaiba]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora