Dos

1.9K 215 6
                                        

Lena se arregla el saco por tercera vez esa mañana, su maletín café descansa a un lado de sus pies, mientras ella espera parada frente a la puerta de la habitación de Sam, quien claramente se quedó dormida. La puerta se abre y la pelinegra levanta la cabeza con su mejor mirada iracunda, pero se topa con unos ojos azules que claramente no le pertenecen a Sam, sino a su rubia compañera y descifra enseguida su expresión inundada de miedo. El saco del uniforme le queda algo grande, pero luce impoluto, a Lena le agrada ese hecho.

—Primer día, ¿no? —dice como saludo y observa a Kara asentir, ahora, teniéndola a sólo unos pasos la diferencia de estatura es más notoria, permitiéndole a Kara evitar con mucha más facilidad sus ojos verdes, pero no la sensación consistente de éstos escudriñándola, con curiosidad supone y espera. —Saldrá bien, no te preocupes —agrega y la rubia le regala un intento de sonrisa como agradecimiento.

—¿Cuál es tu primera clase? —pregunta Kara, con interés y tal vez también algo de esperanza.

—Oh, tengo geometría avanzada —responde encogiéndose de hombros. Mientras Kara se pregunta si además de millonaria también es una genio. —No nos veremos mucho, casi todas mis clases son avanzadas y las demás las comparto con Sam —agrega y la rubia asiente.

—¿Ser genio es cosa de vampiros? —dice intentando bromear y Lena suspira una carcajada.

—Bueno, he vivido eternamente, he tenido tiempo de aprender —responde, también en broma y Kara se ríe, agradeciendo porque le siga la broma.

—Bueno, no quiero llegar tarde el primer día, te veo luego, Lena —se excusa, acomodándose los lentes con nerviosismo.

—Claro, "sólo Kara" —se despide. —Éxito —añade y Kara levanta ambas cejas en sorpresa.

—¿Por qué? —pregunta con curiosidad.

—Porque la suerte es para perdedores —explica y Kara suelta una carcajada tan grande como para llenar el corredor. Sam abre entonces la puerta, con el cabello despeinado y un cepillo en la mano, su cara aún sin desperezar la delata. La rubia se aleja entonces, sin querer interrumpir.

—Te quiero mucho pero no tanto como para perder mi premio por puntualidad —dice Lena como saludo, recogiendo su maletín y tomando el de Sam, comenzando a caminar.

—Olvidé poner mi alarma —alega, mientras se pasa descuidadamente el cepillo por su cabello castaño.

—¿Y no te despertó Kara? —pregunta mientras bajan las escaleras.

—No hace nada de ruido, es la mejor compañera en este lugar lleno de chicas que usan la secadora a las 6 de la mañana —dice y por el tono de su voz sabe que aún está adormilada.

—Como digas, Arias, ahora camina —responde y Sam estira el brazo para tomar su maletín, guarda el cepillo y mira a Lena, notando enseguida cuán de bien está su uniforme, a diferencia del suyo, el cual tiene múltiples arrugas porque decidió no plancharlo la noche anterior. Sonríe.

—Buenos días para ti también —dice.

—Buenos días, Sam —responde Lena con una sonrisa.

Kara inhala y exhala tres veces, tal vez más de tres veces. Está frente a la puerta del comedor, se ve rodeada (a veces también empujada) por todas las demás chicas, quienes se forman rápidamente en la fila de la cafetería para obtener su comida. Kara también quiere la suya, pero no quiere entrar, no quiere pasar ese incomodo instante en el cual analiza cada mesa y duda entre cuál es la mejor opción para sentarse, sólo para acabar concluyendo que ninguna de esas lo es, porque uno: no conoce a nadie ahí y dos: no quiere conocer a nadie ahí. Suspira una última vez antes de reñirse por no leer toda la guía introductoria y dejarla abandonada en su mesa de noche durante todo el verano en Midvale. En su defensa estaba mucho más ocupada disfrutando de la presencia de su hermana, del mar y su brisa salada o del sol, el cual parece nunca llegar a Irlanda, haciéndola sentir cada vez más cansada, porque si Kara tuviese que ser algo más en esa vida además de una humana fingida y un alíen verdadero, Kara sería un girasol. Pero llevaba ahí unos cuantos días y ya se sentía marchitar. Demonios.

People can be goodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora