Once

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Kara descubre que le gusta Lena estando en un avión, con Sam recargada en ella y las manos temblorosas por el miedo.

La Navidad se presentaba ante ellas con una rapidez escalofriante, de repente estaban rindiendo los exámenes de final de semestre y entregando trabajo tras trabajo. Sí, incluyendo el de biología, el cual, finalmente había obtenido un 9, Kara se permitía creer que había sido gracias a su gran investigación. Sam estaba al borde del colapso y si no tuviera dos amigas tan listas habría muerto del estrés y si pudiera, también de malas calificaciones. Lena no estaba nada preocupada, presentaba cada prueba con seguridad, una genio en su esplendor y por eso se encargaba de las tutorías de Sam. Las cuales casi obligaban a la castaña a odiarla, Lena era una maestra implacable e insufrible, si Sam no fuera su amiga quien sabe cuál habría sido su destino. Kara en cambio era más indulgente y por eso, como Lena solía decir, le tomaba muchas sesiones dejarle claro un tema a su amiga. Al final Sam obtuvo calificaciones aceptables. Excelentes, había dicho Kara, sonriéndole mientras Lena desviaba la mirada.

Eso también había pasado. Lena se mostraba reacia a compartir demasiado tiempo con ellas cuando estaban juntas, sí, a menudo estaba ocupada, pero en ocasiones sólo no quería estar presente en sus momentos de abrazos gratis. No era la fanática número uno del contacto físico a diferencia de Sam, quien había encontrado su contraparte ideal: Kara. La cual se convertía en un koala al menor atisbo de cariño y Sam era un torbellino de amor. Inevitablemente congeniaban y, aunque se avergonzase de ello, incomodaban a Lena. Si conocía los motivos no estaba dispuesta a decirlos en voz alta.

Más pronto de lo esperado estaban en su último día de clases, como siempre pasaban el rato en la habitación compartida, Sam había propuesto una tarde de películas navideñas y Kara no había rechistado ni un poco, aunque sí había dejado en claro que tendrían otro maratón en Midvale porque era una tradición Danvers, Sam tampoco se había quejado. Lena había estado distraída la mayor parte de los 40 minutos pasados de El Grinch, parecía estar analizando una idea, dándole vueltas y de vez en cuando miraba a Kara, quien, a diferencia de ella, estaba absorta en la película. Prestándole toda su atención, disfrutándola como una niña, sus muy azules ojos brillando de alegría cuando reía. Alguien llama a la puerta y la rubia bufa, quejándose por ser interrumpidas, Sam en cambio se levanta para abrir.

—Lena, es para ti —exclama, dándose la vuelta un segundo después de abrir. Andrea asoma la cabeza, sonriéndole a la pelinegra, quien se levanta dudosa.

—Hola, Andrea —dice y se queda un momento ahí, en ese incómodo silencio, además la puerta está abierta, permitiéndoles a sus dos amigas ver la interacción, poniéndola más nerviosa.

—Hola, Lena, quería despedirme de ti por las vacaciones y... bueno, te compré algo —explica entregándole una pequeña caja con envoltura roja y un moño dorado, con sorpresa lo recibe, aún titubeante. Andrea no estaba en su lista de personas a las cuales darles un regalo, por lo tanto no esperaba uno de su parte. Aunque, como diría Sam, debió esperarlo, esa chica había estado insistiendo por pasar más tiempo a su lado, por salir con ella y si algo era cierto es que estaba empezando a cansar a Lena, quien no sabía de qué otra forma explicarle su inexistente interés en tener una relación, no sólo con ella, pero en general. Le requería demasiado esfuerzo, tiempo y por sí solas las relaciones ya le parecían complicadas de entender, de llevar adelante y Andrea parecía ser una persona quien requería de atención constante, de muestras de afecto o declaraciones de amor. Lena no era una de esas personas, no tenía nada para ofrecerle y era consciente de que debía dejárselo claro tan pronto como fuese posible.

—Bien, gracias, Andrea, lamento no tener un regalo para ti —dice, en verdad, lamentándolo, pero usando su mejor voz neutral. La adecuada para las reuniones elegantes de la familia Luthor, fría y lejana, una declaración de intenciones implícita.

People can be goodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora