Cuatro

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—¿Y ahora qué? —pregunta Sam, quien camina a su lado en la acera, cargando la bolsa con sus compras en la librería, tres libros en total: el libro que Lena quería, Harry Potter y la Piedra Filosofal y uno de ficción histórica, el cual en cuanto Sam miró la portada hizo cara de asco. Ganándose un golpe por parte de su amiga.

—¿Qué quieres hacer? —devuelve Lena.

—No lo sé, no quiero agotar nuestras opciones el primer viernes del curso —alega, encogiéndose de hombros.

—Haces parecer este lugar como el peor de la Tierra —reprocha ella.

—Bueno tú eres de aquí, perfectamente podría serlo —dice riéndose y Lena la empuja.

—Oh, cállate, Sam, me adoras —alega. —Ni siquiera intentes negarlo —añade.

—No voy a hacerlo, porque te quiero mucho —dice en parte para molestarla, en parte porque es verdad. —Podríamos ir a McDonald's, así le llevarías la cena a mi compañera de cuarto —comenta, haciéndose la inocente y Lena le arquea una ceja. —¿Qué? Eso haces, no es como si no me hubiera dado cuenta —dice.

—Bueno no quiero que se desmaye en tu habitación —justifica la pelinegra.

—Ay, vamos, Lena, esa chica te importa, yo sólo quiero saber por qué —dice.

—¡No me importa! Quiero decir, ¡por supuesto lo hace! Pero sólo porque parece perdidísima en una ciudad nueva, yendo a un internado y sin conocer a nadie aquí —alega acalorada.

—¿Estás diciendo que le tienes lástima? —pregunta Sam, metiendo el dedo en la llaga.

—Dios, no, ella sólo me agrada y si puedo ayudarle voy a hacerlo —responde, frunciéndole el ceño.

—Porque te importa —insiste su amiga. —Mira no te juzgo, eres un rol de canela, básicamente y está en tu genética ser buena, yo sólo indago —dice.

—Porque eres una metiche —se queja Lena.

—Eso y que soy tu mejor amiga —agrega, sonriéndole.

Lena le compra una hamburguesa a Kara y finge no notar la forma en la cual Sam la mira cuando hace la orden.

—¿Por qué no un McPollo? —pregunta Sam, pues ese es el favorito de Lena y suponía que compraría el mismo para su rubia compañera.

—Ha comido pollo todos los días —explica y ante la expresión confusa de su amiga continua. —El sándwich de pollo es el más decente de la cafetería —Sam asiente en compresión, se le escapa una sonrisa burlona, pero la cubre dándole un sorbo a su soda.

Cuando llegan al edificio una chica del equipo de baloncesto de Sam la detiene en el corredor para informarle del cambio de horario para el entrenamiento, Sam se queja, pues le gusta despertar tarde los sábados y se queda charlando con ella del equipo y de deportes y Lena se aburre, por lo cual sigue hasta la habitación quedándose ampliamente sorprendida al oír las carcajadas de Kara. No porque no la haya escuchado reír antes, sino por lo diferente que suenan: ligeras, leves, como si flotaran en el aire, manteniéndose allí. Frunce el ceño sin poder evitarlo, no porque Kara le parezca un ser asocial, pero al menos sí tímida y le parece raro escucharla reír con alguien en su habitación, ¿había llevado a alguien a su habitación? No lo tenía prohibido, después de todo, Lena se la pasaba ahí, pero... Lena detiene su bucle de pensamiento, porque se está descarrilando y eso no le agrada.

Cuando abre la puerta, puede escuchar claramente la otra voz salir de la computadora de Kara, si siente alivio no piensa admitirlo. La rubia se gira para verla entrar, dirigiéndole una sonrisa leve. A Lena le parece curioso verla sentada en esa silla cada vez, porque Kara es pésima ocultando cuánta emoción le causa dar vueltas en ella y por eso lo hace en cada ocasión posible.

People can be goodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora