Sam se despierta en la madrugada, desorientada y sudorosa, a pesar de que es invierno. Tuvo una pesadilla, una muy mala. Apenas es capaz de recordar algo: sombras confusas, túnicas, personas a su alrededor y luego nada, la grandeza misma del espacio. Jodido. Suspira volviendo a recostar la cabeza en la almohada, si algo debe agradecer es la suavidad de esa cama. Kara se remueve a su lado.
—¿Todo bien? —inquiere con la voz ronca y entrecortada por el sueño, tiene los ojos cerrados, sus pestañas acarician sus mejillas. Sam siente el calor recorrerle el pecho, así se siente querer a alguien.
—Pesadilla —responde.
—Oh —dice para luego enredar la mano en su cintura, abrazándola. —Estás bien —consuela. —¿Enciendo la luz? —pregunta.
—Te quiero mucho, Danvers —responde Sam, correspondiendo el abrazo.
—También te quiero —declara.
—Si Lena nos viera moriría de celos —comenta y Kara suspira algo parecido a una carcajada.
—Lena no parece del tipo celosa —dice.
—Y luego llegaste a su aburrida vida con tus rizos rubios, tus despampanantes ojos azules y tu sonrisa de comercial —alega, Kara se ríe.
—Su vida no era aburrida, te tenía a ti —rebate.
—Buen punto —admite. —Creo que no fue una pesadilla —dice, cambiando de tema.
—¿Entonces? —cuestiona.
—Un recuerdo —responde.
—Uno malo, supongo —dice.
—Confuso, más bien —comenta. —¿Y si mi destino no es ser una buena persona? —pregunta, porque la oscuridad de la noche hace a todos más valientes.
—Eso no lo puede decir el destino, Sam, tú decides acerca de tu vida, ser una buena persona depende de ti y tú ya lo eres —responde. —Ven aquí —pide, abrazándola más cerca. —No lo dudes, ¿bien? —agrega, besando su sien.
—Eres un pancito de Dios —halaga. —¿O de Rao? —Kara se ríe, antes de envolverla con las cobijas y volverse a dormir.
—¡Arriba, perezosas! —exclama Lena, abriendo la puerta y mirando con el ceño fruncido a sus dos amigas abrazadas. Luego se regaña mentalmente. Obtiene un elocuente aghh y nada más. Por lo tanto, se acerca a las cortinas abriéndolas de golpe, el sol invernal, ligero y brillante, se cuela en la habitación instantáneamente.
—Aghh, Lena son como las siete de la mañana y es domingo, día de Dios, déjame en paz —alega Sam cubriéndose la cabeza con las sábanas y pegándose a Kara, porque su calor corporal es reconfortante.
—Tú ni siquiera vas a la iglesia, levántate —exige Lena.
—Sigue siendo sacrilegio, además Danvers está calientita —dice más por molestar que por cualquier otra cosa.
—Buenos días —dice Kara, en medio de un bostezo y asomando sus ojos azules por el borde de las sábanas. Se encuentra enseguida con la mirada expectante de Lena. —¿Por qué te ves tan bien un domingo por la mañana? —cuestiona, haciéndola enrojecer. Le gusta hacerlo.
—Porque soy una madrugadora, ahora arriba o no habrá pancakes para ustedes —amenaza y Kara se levanta como alma que lleva el diablo.
—¡¿Pancakes?! Los amo, ¿ya podemos ir? —inquiere, aún en pijama, Sam se remueve en su lugar ante la falta de su sistema de calefacción central: Kara Danvers. Lena sonríe, porque pidió específicamente ese desayuno para su amiga rubia y logró el objetivo: hacerla feliz.
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People can be good
FanficKara Danvers no ha tenido un muy buen verano, en realidad fue un asco. Ni siquiera piensa en él, pero ese incidente la lleva al lugar más inesperado: Irlanda. Específicamente al internado para chicas de Irlanda, donde, además de convivir con lo que...