Dieciséis

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Están sentadas bajo la sombra de un árbol, bueno Lena lo está, tanto Sam como Kara disfrutan de la luz del sol, la cual en Irlanda es como un milagro. La rubia se ve cien veces mejor cuando recibe rayos de sol y si Lena tuviese algo por decir diría que casi la ve brillar, y bueno, eso podría tener sentido. Después de todo es un alíen. Es extraño saberlo, a veces sólo está mirándola y lo recuerda, empezando a preguntarse cosas y le toma toda su fuerza de voluntad no interrogarla en ese instante. Kara no ha dicho nada más acerca de ese tema en específico, incluso ha estado más callada de lo normal, lo cual preocupa a Lena, pues parece que la rubia está esperando una explosión. Como si una mañana despertasen con la decisión de no ser sus amigas nunca más, como si fuesen a atacarla o juzgarla, desconfía de ellas, quizás no intencionalmente, pero lo hace.

—¿Qué vamos a hacer el viernes? —inquiere Sam, recostando la cabeza en las piernas de Kara. —Es 14 de febrero y somos amigas, por lo tanto, espero un regalo de su parte —dice.

—Espero poder hablar con Alex —responde Kara. —Ha estado demasiado ocupada e ignorándome por eso, la odio porque la extraño mucho —añade.

—Es 14 de febrero saldrá con esa chica, ¿Kelly? Lo apuesto —dice Sam y Lena le lanza una mirada de advertencia.

—Aunque tal vez quiera hablar contigo, quien sabe —agrega Lena como un intento de consuelo.

—Alex es muy cobarde como para salir con Kelly en una cita, aunque me gustaría que lo hiciera —comenta Kara, se recuesta en el pasto y enfoca la mirada en el cielo.

—¿Y tú, casanova, tienes una cita? —molesta Sam, obligando a Kara a prestarle su total atención a las reacciones de Lena, no había pensado en esa probabilidad, pero era cierto, muchas de las chicas estaban atraídas por Lena y era comprensible, pues ella misma era una de esas chicas, aunque disfrutaba creyendo en la solidez de su atracción, estaba justificada porque la conocía mejor ¿no?

—Sabes que la respuesta es no —responde Lena, frunciéndole el ceño.

—Bueno eso es porque no quieres —señala Sam. —Literalmente arqueas una ceja y la mitad de la escuela tiene un crush instantáneo en ti —dice, Kara se ríe, porque eso podría ser totalmente parte de su caso.

—Es verdad —corrobora Kara.

—Puede ser cierto, pero no quiero una cita, es diferente —responde con las mejillas ligeramente rojas.

—¿Con nadie? ¿Segura? —inquiere Sam para molestarla.

—¿Te gusta alguien? —pregunta al instante Kara y Sam suelta una carcajada enorme, Lena la asesina con la mirada.

—No, Sam sólo está molestando —dice intentando sonar convencida.

—¡Mientes! —alega Kara, sentándose sobre el pasto, los rayos de sol se cuelan alumbrando sus ojos y dándoles la sensación de estar incendiándose. Su mirada es aún más iracunda.

—¡Tú tampoco me has dicho si te gusta alguien! —devuelve Lena en un intento de defenderse.

—Porque no me gusta nadie —miente.

—Tú también estás mintiendo, Danvers —se mete Sam y Kara la mira indignada por esa traición a su confianza.

—¡¿Te gusta alguien?! —inquiere Lena con sorpresa.

—¡No! Sam sólo está de metiche —grita Kara en su defensa.

—¡Sí te gusta alguien! —señala Lena.

—¡Que no! —alega Kara.

—¡¿Quién?! —pregunta Lena y Sam sólo observa cómo arde Troya. Como justificación les está haciendo un favor, esas dos necesitan saber de su mutua atracción antes de hacerse ancianas.

People can be goodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora