Sam despierta a la mitad de la noche agitada y confusa, por costumbre tantea el espacio a su lado, buscado a Kara para abrazarse a su cuerpo mientras ella le acaricia la espalda y enciende la lámpara de noche. Pero esta vez su amiga rubia está durmiendo en su propia cama. Toma una gran bocanada de aire, como cada vez después de tener una pesadilla porque siente como si un camión le pasase sobre los pulmones. Se siente diferente, Sam recuerda a la perfección su pesadilla (o su recuerdo) sabe cómo sucedió cada cosa y es aterrador, porque Sam acaba de descubrir quién se supone que es, quién debería ser. Sigue ahogándose y no quiere alertar a Kara. Con el mayor sigilo posible se calza los zapatos, abre la puerta de la habitación y sale.
Sigue adelante, camina rápido como si sus pensamientos se hubieran materializado y le pisaran los talones. No lo nota pero tiene las mejillas húmedas de lágrimas. Tampoco se preocupa por estar rompiendo el toque de queda abismalmente, sólo camina, avanza hasta llegar a la pista de atletismo y se detiene en la entrada, porque uno: está cerrado y dos: necesita tomar aire, necesita calmarse y como Kara suele decir, necesita control. Inhala y exhala, sintiendo su pecho inflarse al máximo, le arden los pulmones. Aprieta los puños en un gesto adquirido y se concentra en no pensar, en respirar, en apretar, siente las uñas clavarse en sus palmas, entonces se relaja. Suspira y vuela por encima de la verja. Sólo corre hasta sentir el sudor empapar su camiseta y los músculos cansados. Como si se estuviera deshaciendo.
Las lámparas le alumbran el camino, a pesar de que sería totalmente capaz de ver sin su ayuda, está teniendo un arranque de poder (odia ese nombre) y lo sabe. Debe volver a la habitación antes de preocupar a Danvers, debe ducharse, debe seguir y debe encontrar una forma de ignorar su más reciente y aterrador descubrimiento.
Cuando entra a la habitación Kara le lanza la mirada de preocupación más grande del mundo, está plantada a la mitad de la habitación, porque tiene esa manía cuando está asustada. En cuanto la ve se lanza a abrazarla y Sam se derrumba entre sus brazos. Es incapaz de contener sus emociones un segundo más, totalmente incapaz de cargar con el significado de su vida. Y Kara, ella es, simplemente, la bondad personificada. Entre sus brazos es imposible mentir, así como intentar ser fuerte, envuelta en su calor no hay preocupaciones porque Sam es consciente de que Kara nunca la va a juzgar, aunque ella haya sido creada para destruir el mundo.
—Rao, me asustaste, ¿estás bien? Bueno, ¿medianamente bien? —inquiere, arrastrándola más cerca. Sam sólo niega con la cabeza, porque no cree poder pronunciar ni una palabra. —De acuerdo, ven, levanta, vamos. Es tarde, debes descansar, pero primero una ducha, ¿no? —dice, aunque no se mueven un centímetro. —El piso es cómodo también.
Permanecen ahí, apoyadas contra la puerta envueltas en un abrazo, la respiración agitada de Sam es lo único que corta el silencio. Kara acaricia su espalda y susurra palabras de consuelo de cuando en cuando. La castaña se seca descuidadamente el rostro, abrazándose después al cuello de Kara.
—Gracias —dice. —Ahora, una ducha —añade.
—Claro, te espero aquí —responde Kara. —Oye, va estar bien, lo prometo —dice con la expresión seria pero con los ojos profundamente azules, Sam ni siquiera intenta no creerle, directamente la escucha y asiente, porque confía en ella con toda su vida.
Sam sale del baño con el cabello mojado y el rostro agotado, sus ojos están hinchados y muestran unas ojeras enormes, la mayor parte de su rostro está teñido de rojo por el llanto. Tan pronto como ve a Kara sentada a mitad de su cama se acerca a ella.
—¿Todo bien? —pregunta la castaña. —Estás en medio de la cama.
—Esa es mi línea —reprende Kara. —Y no lo había notado, es sólo que estoy preocupada, no todos los días mi compañera de habitación sale a las dos de la mañana para una sesión de cardio y vuelve llorando a mares, ¿quieres hablar de ello? —inquiere, abrazándola de nuevo.
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People can be good
FanfictionKara Danvers no ha tenido un muy buen verano, en realidad fue un asco. Ni siquiera piensa en él, pero ese incidente la lleva al lugar más inesperado: Irlanda. Específicamente al internado para chicas de Irlanda, donde, además de convivir con lo que...