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Salí de ese lugar sintiendo como me hervía la sangre, lágrimas de frustración salieron al momento.
Al llegar afuera solo pensé en traer conmigo las llaves del auto. La noche era oscura, la luna era todo lo que alumbraba mi oscuridad pero estaba tan ciega de coraje que no lograba ver lo linda que era la noche.
Bajé las últimas escaleras encontrando mi auto con la mirada borrosa, alguien gritaba mi nombre una y otra vez.
—¡Melody, Melody!
Sabía que no lo iba a detener así que antes de abrir la puerta del coche, lo miré.
—¿Qué quieres?
—¡¿Cómo se te ocurre ponerme en vergüenza de esa manera, acaso no piensas en mí?!
—Ese es tu problema. Que solo piensas en ti.
—En este momento vamos a regresar y vas a pedir disculpas.
—¿Para qué?, ¿Para que piensen que es esta la hija a la que todos tienen que envidir cuando por dentro odio lo que hago?
—No sé porqué tu madre te trajo al mundo —. Dijo con decepción.
No me sorprendían sus palabras pero eso no quitaba que siguieran doliendo como la primera vez que las dijo. Cuando mi madre murió.
—No te escucharé más
—¿Piensas que un par de libros estúpidos escritos te van a llevar a la fama? No importa cuánto pases en tu vida escribiendo, no vas a ganar la fortuna que tengo y la que ya he perdido por tu culpa.
—¡Basta papá!
—¡No me llames así! No sé porqué tuviste que venir al mundo si eras mujer, necesitaba un hombre no a ti.
—¡Ya basta!
—Te dejo claro que un estúpido libro no te va a llevar a la fama. Vendrás de rodillas a mí pidiéndome que te dé la oportunidad que tienes ahora.
—¡No voy a estudiar algo que no quiero!
—¡Entonces sigue con tus estúpidas letras! —. Al momento vi que lanzó algo hasta mis pies.
Era mi libro, el libro más reciente que había escrito.
Mis lágrimas seguían cayendo, poco a poco a poco me agaché a levantarlo.
—¡¿En quien te inspiraste para escribir semejante estupidez?! No soporté ni los dos primeros capítulos. Sigue viviendo en tu mundo Melody, si eso te hace feliz pero ya quiero ver el día que caigas en la realidad —. Se fue.
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FRAGILE LIKE SNOW
RomanceEmpezaba a nevar, los copos de nieve se derritieron en sus mejillas, para mí al caer lucían como sus verdaderas lágrimas, estaba seguro que mi confesión de amor por ella desvaneceria nuestra amistad. Sin embargo una vez que sostuve sus manos frías m...