Empezaba a nevar, los copos de nieve se derritieron en sus mejillas, para mí al caer lucían como sus verdaderas lágrimas, estaba seguro que mi confesión de amor por ella desvaneceria nuestra amistad.
Sin embargo una vez que sostuve sus manos frías m...
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Keun Suk me vió, supo que escuché todo y lo noté ya que su cuerpo se quedó estático al verme, sus pequeños ojos rasgados se hicieron un poco grandes al verme caminar lejos.
No era que quisiera ir y gritarle el por qué de lo que había dicho, no era que me quitara las esperanzas de continuar, es simplemente que creí que era otra persona. Una persona que realmente no se dejaba llevar por los prejuicios, creí en la falsedad de su mirada y de su sonrisa, escribí un estúpido libro donde se supone que el más que nadie entendía del rechazo porque aquí en Corea no era muy bien visto. Sabía mucho de él pero a la vez nada.
La decepción de no ser quien creí, estaba lastimando. Esto me pasaba por creer ciegamente en la persona que vi un buen día detrás de una pantalla y lo tomé como mi apoyo con sus canciones. Nunca fui su fan, nunca enloquecí buscando todo sobre él y ahora lo agradezco, agradezco no haber sido fan de una persona tan prejuiciosa.
—¡Melody! —. Oí que gritaron. Al momento de girar y ver quién era, un mareo intenso se presentó.
Rápidamente David corrió a sostenerme.
—¿Qué pasa Melody, estás bien?
Me ayudó a sentar, débilmente le sonreí. Ahora que lo recordaba llevaba un par de días sin mis medicamentos.
—Estoy bien, solo es el estrés —. Dije tranquila.
—Te dije que te tomaras todo con calma, ¿Estás segura que fue eso o el ojos rasgados te dijo algo?
—No, tranquilo. No fue nada
Respiré profundamente un par de veces para no alarmarme a mí misma, David acariciaba mi espalda como si quisiera hacerme saber que estaba ahí.
—¿Puedes traer mis pastillas? Están en mi bolsa.
—Enseguida vengo —. Se levantó corriendo.
Cerré los ojos un momento. Necesitaba descansar. Creo lo de Keun Suk sí me había afectado un poco.
—¿Melody? —. Oí esa voz grave cerca de mí.
Poco a poco lo miré. Ahí estaba, a un metro de mí mirándome con preocupación. Keun Suk parecía afectado.
—¿Estás bien? —. Insistió. Estaba a punto de acercarse cuando llegó David entregándome las pastillas con una botella de agua.
Me tomé las pastillas. David lo miró, ninguno de los dos dijo nada.
—Estoy bien señor Jang —. Dije agregando un poco más de respeto.
Él sonrió levemente. Entre todo lo malo que tenía, su sonrisa era muy linda.
—¡Keun Suk, te estaba buscando, tenemos que ensayar! —. Una voz femenina llamó la atención. Era Samantha.
