TOMORROW

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La respiración se me iba cada vez que lo miraba en la forma que él lo hacía. Su sonrisa, sus pequeños ojos, no iba a resistir por mucho tiempo, no iba a poder soportar esto que me hacía sentir que lo conocía de toda la vida y no sabía cómo.

—¡Keun Suk! —. Lo llamé sintiendo como mi corazón ya no latiera más —. ¿Leíste el libro? —. Pregunté de pronto como si su respuesta fuera a darme fuerzas.

—¿Qué? —. Preguntó levantadose del asiento.

Estaba a punto de acercarse a mí, una sonrisa aún más abierta iluminó su rostro cuando la puerta se abrió de manera brusca.

—¿Melody? —. Preguntó David entrando mientras nos miraba a los dos por igual.

—David, ¿Esta todo listo? —. Preguntó Keun Suk de manera despreocupada.

David no contestó, a mí la respiración se me había ido por completo, estar dentro me estaba sofocando, les di una mirada rápida a los dos para después salir.

Afuera sentí tomar el aire que dentro me están faltando.
Estuve con Keun Suk, estuve a punto de preguntar lo que tanto había querido, eran tantas emociones las que estaba experimentando en ese momento tan íntimo con él. Porque él solo hecho de estar con él, hacía todo un momento íntimo donde podía conocerlo y nada más importaba en ese momento.

Pegué mi pecho inconscientemente como si así pudiera hacer a qué mi pulmones se abrieran por completo y capturaran todo el aire posible.

Me estaba recuperando cuando alguien jaló mi mano sin parar haciéndome correr con él sintiendo que en cualquier momento el vestido se enredaria entre los zapatos.

—David basta —. Le implore.

Al llegar al escenario donde la mayoría de la grabación había sucedido hasta ahora, me soltó.

Me miró furioso, estaba actuando como ya no lo recordaba. Sus ojos, la mirada, la forma en que me estaba tratando era la misma que fue antes de irse a Estados Unidos. Él no había cambiado.

—¡¿Qué te pasa?!

—¡¿Qué te pasa a ti, te gusta ese tipo? Te dije bien claro que él no es como yo, para él no eres más que un juego, dejaselo libre a Samantha!

—¡¿Cuál es tu problema con todo esto?!

—¡Por qué lo defiendes?! Estoy harto de estar aquí y tener que ver lo mismo diariamente.

—¡No te pedí que vinieras!

Ninguno de los dos supo que más decir en cuanto dije eso. No habían pasado ni 5 minutos de todo esto cuando sentí como la zona en la que mi cicatriz estaba comenzando a doler intensamente.
No importa cuánto lo evitara, sentía que tenía que sostener esa zona con fuerza para evitar el dolor.

FRAGILE LIKE SNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora