EPÍLOGO

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MELODY WE MADE TOGETHER

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MELODY WE MADE TOGETHER


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Un año después

El dulce chocolate se derritió en mi boca por tercera vez. Era la tercer mordida del chocolate blanco que le daba en esta noche.

Está vez, no evité sonreír al recordar a Melody, lo mucho que amaba los dulces, lo mucho que disfrutaba ver la mesa que un día compartimos, llena de dulces.

Aún recuerdo la noche que me escabulli por su habitación solo para dejarle algunos más dándome cuenta que en el suelo las envolturas de otros ya habían sido devorados por ella.

"Melody, ¿Dónde estarás mirando está dulce noche en la que yo no puedo verte?, Acaso, ¿Puedes escucharme?, porque yo sigo aquí esperando la reencarnación que he prometido"

Ha pasado un año desde la vez que la esperanza se encendió en el fondo de mi alma y hasta la fecha, no muriendo.

Mi deseo sigue tan vivo como mi corazón. Deseo verla solo un momento más, solo hacerla creer que más allá de la vida, estaré con ella.

Cerré el diario que me ha acompañado en este año en este país desconocido pero donde prometimos hacer nuestros sueños realidad.

Dejé el chocolate sobre la mesa, me quité la playera dejándola a un lado, sin pensar más y debido al cansancio de hoy, me acosté en la cama sin preocuparme por cubrirme.

Hoy había sido un día ocupado, sonreí por tercera vez recordando mi viaje en el yate.
Era el sueño de Melody y aunque ella ya no estuviera aquí, lo estaba cumpliendo.

Los primeros dos meses de su abandono no tenía nada en que pensar, los siguientes tres meses fueron solo resignación, para los seis meses me acostumbré a este nuevo país con el que los dos soñamos.

Comencé a vivir, comencé a encontrar el sentido a la vida otra vez, porque si hay algo que ella me dejó, fueron sus buenos deseos escritos en ese diario, fueron sus sonrisas cada vez que me miraba.

Encontré el sentido a la vida y está vez no quería soltarlo porque incluso si ella aparece otra vez, estaré listo para dejarla ir, quedarme con ella y luego dejarla ir a dónde pertenece.
Esa eternidad en la que yo aún no puedo entrar.

Ha pasado un año, y el diario aún no lo he terminado de leer porque en vez de leer me propuse a sentir cada una de sus palabras y cumplir sus deseos.

FRAGILE LIKE SNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora