Una desconocida en sus aguas

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Peter se había comprometido con un criador de caballos a ayudarlo con unos alazanes que le estaban dando problemas.  Eran grandiosos caballos pero, indomables.  Algo que a Peter le parecía siempre un reto interesante.

Se marcharia  por dos semanas con su hijo mayor Peter que ya tenía dieciocho  años.  Y también irían  con ellos Steve y Robert sus gemelos idénticos.  Los varones Gallager disfrutarían de una aventura con su padre domando a esos caballos.  Su padre era el mejor en ese tema y ellos lo habían visto doblegar hasta al caballo más salvaje.

Se despidieron de su madre y de su hermana Valezca que era más bella que su madre y que según  Camila poseía la belleza de su abuela materna.

Después de muchos besos Peter le decía a su esposa lo mucho que la extrañaría.

¡Cuidate mucho mi amor! Volveré antes de lo esperado -- Le decía Peter a su esposa a quién tenía en sus brazos y no quería soltar.

¡Te estaré esperando! -- Cuidate y cuida de que los chicos no hagan de la suyas. Los quiero enteros y sin rasguños al volver con su padre.

De eso me encargaré personalmente patrona --  Jajaja -- Estoy segura de eso señor Gallager.

Jaja --  ¡Te amo! -- No te preocupes mi amor cuidare con mi vida a nuestros hijos y tú y Valezca disfruten de su tiempo sin nosotros.

¡Los extrañaremos mucho! -- Le dijo y besando a su esposo y abrazando a sus hijos se despidieron de los cuatro las dos bellas mujeres Gallager, que los miraron alejarse hasta que el auto desapareció de su vista.

Valezca era la niña de papá.  Su princesa. Sus tres hermanos sus guardianes y ningún hombre se había podido acercar a ella con intenciones de conquista.

A Vale como le decían sus hermanos eso la tenía sin cuidado. Sus estudios eran su prioridad.

Pero una mañana donde salió a cabalgar en compañía de su perra pastor alemán decidió ir un poco más lejos y descansar junto al lago.

Depronto el viento sopló muy fuerte y su sombrero voló lejos  de ella y fue a parar en la propiedad vecina. Nunca había traspasado los límites de la hacienda y ahora estaba dentro de la del vecino.

Entró junto a su perra en busca de su sombrero que por mala suerte había caído en el lado del río que compartían con el vecino.

¡No hay nadie kimi! --  Le dijo a su perra, y quitándose la ropa entró al agua para ir en busca de su sombrero favorito.

Pero su caprichoso sombrero decidió nadar más lejos con la corriente del río.  Cuando lo alcanzó salió feliz del agua, sin percatarse de que un guapo muchacho la miraba boquiabierto.
No le dijo nada, sólo la miraba de arriba abajo sin pestañear un segundo.  Incómoda se lanzó al agua de nuevo y volvió a la orilla entrando denuevo en las tierras de su hacienda,   montando en su caballo con su ropa seca delante de ella, ya que por su larga cabellera escurria agua de aquel río en el que había entrado para no perder su preciado sombrero.

El joven no le quitó los ojos de encima ni un segundo.  Pero para ella ese bochornoso momento con aquel joven, debía ser olvidado. Fue muy vergonzoso.  Buscó un lugar dónde secarse un poco y vestirse de nuevo antes de volver a su casa.

Ella no quiso repasar en su memoria lo que había hecho por perseguir a su sombrero.  Mientras que aquel muchacho no hacía otra cosa que repasar en su memoria aquel momento.  Dónde una bella señorita se desvestia y se lanzaba en el río y salía del agua frente a él dejándolo mudo de la impresión.

¿En que piensas hijo que has estado tan distraído? --  He hablado sola todo este tiempo porque tú pareces estar en otro lugar -- Le decía su madre quién lo miraba ausente aunque estuviera cenando junto a ella en la misma mesa, el muchacho parecía estar muy lejos de allí.

¿Estás bien? -- Le preguntó su madre

Sí mamá --  No te preocupes por nada -- Le respondió el muchacho evitando la indagatoria de su madre

Durante varios días él  fue al mismo lugar esperando encontrar de nuevo a la bella señorita que lo tenía con insomnio de tanto soñar con ella.

Pero no la vio denuevo durante esa semana.. Pero sin rendirse empezó a bordear la hacienda Gallager para poder ver de nuevo a esa preciosa jovencita que hacía palpitar su corazón alocadamente con tan solo imaginarla.

Sus esfuerzos dieron resultado.  La vio junto a un cedro leyendo un libro tendida en la hierba verde.  La hacía lucir ante sus ojos como un  hermoso cuadro pintado por el mejor de los maestros  artistas que pudieran haber existido.

Ansioso y sin pensarlo dos veces pasó la cerca y sin que ella lo notará se halló junto a ella en las tierras del vecino.

¡Hola! -- Dijo emocionado, sobresaltando  a Valezca que sumergida en la lectura no había notado que se acercaban a ella.

Lo miró y se sonrojo de inmediato al reconocer al muchacho que la había visto sin su traje de montar y como si fuera poco cabalgar mojada y en ropas menores ante sus ojos.

Valezca no sabía como empezar a disculparse con él por entrar en la propiedad sin permiso. Porque era obvio por su porte  elegante, que ese joven era distinguido y un señorito de aquella hacienda.

Pe --¡Perdóneme  por favor por entrar en sus tierras! -- Sé que debió molestarle ver a una extraña nadando en su río tras un sombrero -- Pero ese sombrero es muy especial para mí y cuando lo vi en la parte del río que comparten las tierras no pensé y fui tras él --  Disculpeme por entrar sin permiso.

Yo estoy dentro de sus tierras -- Y lo estoy sin tu permiso.  ¡Creo que estamos a mano! --  La voz ronca de aquel muchacho la hizo mirarlo a los ojos -- Era más apuesto de lo que recordaba y sus ojos al encontrarse con los suyos lo esquivaron avergonzados al imaginarse que pudiera entender que le atraía.

Pero ya era imposible negarlo.  Él lo había comprendido y por esa razón sonreía feliz.

No he podido sacarte de mi mente ni un segundo desde que te vi. Todos los días he venido al mismo lugar para verte de nuevo.  Y como no te encontraba allí, salí a buscarte rogando poder verte otra vez.  Estoy aquí, ante ti preciosa mujer porque ya casi no duermo, vivo soñandote, dormido y despierto. Pienso tanto en ti, que se me olvida quién soy.

Era la primera vez que se le confesaban a Valezca.  Sus hermanos eran un escudo a su alrededor.  Pero esa sensación  de mariposas en el estomago y la forma en como la miraba aquel muchacho, nublaron su juicio y sin preguntar quién era o su nombre, se halló en los brazos de aquel muchacho recibiendo su primer beso.

Uno de muchos. Porque el muchacho sacio sus ganas de besarla a su antojo. Ella besaba por primera vez, pero a él desde muy chico ya lo asediaban las muchachas, desde las muy jovencitas hasta las ya mayores -- Su experiencia era bastante a pesar de ser tan joven.

Después de temblar en los brazos de aquel muchacho Valezca recordó que su madre la estaba esperando en la clínica veterinaria para ayudarla con el inventario y que debía irse ahora mismo o llegaría tarde y eso significaría que su madre la ahogaria de preguntas hasta sacarle lo sucedido.

Antes de irse le dijo: He permitido que me beses sin saber tu nombre o que tu sepas el mío -- Soy Valezca Gallager

Y yo -- ¡Soy Tomás Harper Breiton el hombre más feliz del planeta al  encontrarte y por haberte tenido en mis brazos y  besarte Valezca!

 

Aprendí a ser feliz contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora