Un gran error

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Había cometido un error. La había culpado de juzgarlo mal y fue él el que la juzgo peor.

Ella se había informado bien sobre el patrón. Un hombre rudo, amargado que no confiaba en las mujeres. Que si había tenido relaciones esporádicas con algunas pero que nunca se comprometía con nadie y si alguna lo pretendía cazar él le daba carta de repudio.

Su odio por ellas era un asunto personal. Lo que se veía era un hombre que no quería compromisos con ninguna mujer. Sabían que no quería casarse, sabían que no deseaba familia y que lo único que podían esperar de él era un romance con tiempo limitado. Nada que le causará problemas. Ninguna mujer había significado nada especial en su vida. Después de más de veinte años el hombre había cerrado sus puertas al amor. Y nadie sabía de sus fracasos amorosos.

Era bien conocido de todos que era asediado por la hija de Tomás Harper. El más prominente hacendado de la zona. Curiosamente y de capricho su yegua Luna estaba en las caballerizas de Gallager. Y ella solía venir a verla muy a menudo.

Gallager muy apenado por lo sucedido y por la conversación tan cruda que ambos habían tenido no sabía como acercarse a Camila. No se le ocurría que decirle o como disculparse. En especial eso -- Disculparse.

Era muy orgulloso como para pedirle disculpas a una mujer. Así que decidió alejarse y dejar que la nueva veterinaria se acoplara a su trabajo. Sólo que bajo sus órdenes un nuevo veterinario se encargaría de todos los animales y ella solo de Destello y de sus preciados Ponis -- Sus animales más apreciados.

Le dio órdenes a través de Tulio de que esa serían sus labores de ahora en adelante. Dejar a Destello en condiciones para convertirse en un semental. Y a Duna convertirla en madre de Eros. Sus preciados Ponis, que él le había comprado a un circo que los tenía en muy mal estado de salud.

A Camila no le tomó por sorpresa su actitud. Espero más bien que la despidiera por hablarle con tanta arrogancia y aridez al patrón. Así que era una ganancia cuidar de sus tesoros en toda la hacienda.

Feliz hizo un plan alimenticio y de preparación para Duna y uno para Destello. Trabajaba tranquila hasta su hora de salida dónde la esperaba siempre alguno de los muchachos.

Todo lo que ella hacía y como se comportaba con sus animales y con los muchachos, debía ser informado por Tulio cada noche.

Tranquilo y satisfecho Gallager se iba a dormir cada noche por que ella no había aceptado a ninguno.

Camila no había vuelto a ver a Peter desde aquel encuentro. Y ya habían pasado tres semanas. Por suerte para ella tampoco se había cruzado con Celeste Harper. Ni tampoco tenía contacto con su yegua.

Destello, Duna y Eros habían sido trasladados a otra caballeriza. Adaptada para ellos nada más. Así se garantizaba Gallager que Celeste o el nuevo ayudante del veterinario no se encontrarán con ella. Todo cuadraba.

Pero una noche de lluvia mientras iba rumbo a su casa el auto de Camila falló. Llamó y llamó al taller que veia su auto y nadie contestó.

Un auto se detuvo junto al suyo y una voz desde adentro le dijo: ¡Venga! yo la llevo a su casa.

Miró a aquel hombre y lo pensó unas mil veces en segundos. Pero ya era tarde y tenía hambre y frío.

Subió a aquel auto y dio las gracias.

¿Tiene hambre?-- Conozco un lugar cercano que podría satisfacer su apetito. No la decepcionará se lo aseguro --  Es sencillo, pero su comida es deliciosa.

¿Quién era ese hombre tan gentil? Tan relajado y tranquilo -- Se preguntaba Camila

También tengo hambre y me gustaría un café caliente y algo dulce para acompañarlo --¿Le gustan las donas? -- No son una comida gourmet, pero me gusta comer una de vez en cuando y allí preparan las mejores.

Aprendí a ser feliz contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora