-Lena- susurró en mi oído cuando escuchó el gemido que había escapado de mí. -Por favor- dijo alejándose.
Me giré y la miré, buscaba alguna respuesta a su ruego, pero ella ya había abandonado el salón de arte.
Mi interior ahora sí que era un caos, lo que me estaba haciendo sentir Kara con su presencia era algo totalmente inesperado y nuevo. No sabía si era lo que nunca había tenido amigas, si era que ella me gustaba, si en realidad siempre me habían atraído las mujeres pero nunca me había permitido siquiera pensarlo. Pero estaba revolviendo todo y no lograba descubrir si esto sería bueno o nueva pesadilla en mi vida. Tenía claro que Kara todavía estaba enamorada de su fallecida ex novia, y no sabía si mi presencia la ayudaba o le provocaba aún más estrés.
Realmente no se que mierda esperaba de todo esto, al fin y al cabo estábamos en un psiquiátrico internadas por inestables. No había buenos pronósticos a futuro.
Esa noche cuando llegué a la habitación con la esperanza de hablar con Kara, ella ya dormía o al menos eso parecía, resignada me acosté y después de unas cuantas vueltas en la cama logré dormirme.
Pasaron dos días con una situación similar, no podía acercarme a ella sin que salga disparada a realizar algo, evidentemente me estaba evitando y eso hacía que una angustia se incrustara en mi pecho, no era lo suficiente para ella, no era lo suficiente para nadie.
Hoy era día de visitas, me informaron que mi madre estaba esperándome, y me alegré de poder verla, ya había pasado más de un mes donde no tenía noticias del exterior.
-Mamá- me aferré a su abrazo ni bien verla.
-Lena- me apretó contra ella. -¿Cómo estás?- me inspeccionó de arriba a bajo con clara preocupación en su mirada.
-Creo que bien- tomamos asiento en una de las mesas del jardín, todas estábamos con nuestras respectivas visitas.
-Hija, no he venido ni te he llamado por pedido de tus médicos, me dijeron que lo mejor era alejarme por un tiempo para que tu recuperación sea más efectiva- tomó mis manos sobre la mesa envolviéndola con las de ella. -Pero todos los días he llamado para que me den un parte y me actualicen sobre tu estado-
-Está bien mamá, no me siento abandonada por ti, así que tranquila-
-Tu padre no pudo venir-
-No, no quiero excusas ni saber de él, ni de Jack, de verdad que no quiero saber nada de ellos-
-Hija-
-No mamá, estoy intentando entender cómo hemos terminado con esta vida de mierda, no sé si en la vida anterior fui lo suficiente hija de puta como para que el karma se desquite de esta manera, pero de verdad que quiero salir adelante, y quiero que tú salgas conmigo- apreté sus manos.
-Lena, tu padre no es malo, tuvo una vida difícil y- la interrumpí.
-No mamá, no es así, tú también tienes que entender que él es un hijo de puta-
-Basta Lena, es tú padre- esto era frustrante, era imposible que ella quiera entender que esto no podía seguir así. Suspiré. -Me dijeron que has mejorado bastante, que las terapias estaban haciendo su trabajo, pero no puedo permitir que empieces a odiar a tu papá o a Jack-
-Pero es que tú no quieres entender que yo me quise suicidar por su maldita culpa, porque son unos cerdos miserables que tratan a las mujeres como si fueran un puto trapo- me estaba alterando y mi tono de voz iba subiendo.
-Lena, basta, cambiemos de tema mejor-
La conversación continúo con ella contándome cosas sin importancia, como para rellenar el silencio y el vacío que estaba dejando en mi interior. Mi madre nunca iba a dejar a mi padre, no entendía porque, pero el problema es que yo nunca la iba a dejar a ella, y esto me iba a arrastrar por siempre.
Ella se fue. Y yo me hundí en mi miseria.
Esa noche cuando fui a acostarme pensé en volver a dejar de tomar mis remedios, pero luché con eso, los tomé y cuando iba directo a mi cama decidí que no quería acostarme, Kara seguía evitándome, haciéndose la dormida, y yo no podía lidiar con esto también.
Así que seguí los pasos que ella había tomado unas noches atrás y me dirigí a la terraza, no me costó nada llegar y tomar asiento donde había estado con ella la vez anterior.
Miraba la noche oscura, sin luna esta vez, las lágrimas corrían por mi rostro con tranquilidad, quería sacar el peso de la vida de mi interior. Al menos no tenía intenciones de tirarme, creo que eso ya es un avance suficiente.
Pocos minutos después escuche como la puerta se abría y giré para ver quien me descubriría, me sorprendí al ver a Kara caminar hacia mi.
-Hola- me susurró tímidamente mientras tomó asiento a mi lado, en el mismo lugar que antes.
-Hola- apenas pude contestar
-Ven- dijo mientras me tomaba en brazos y mi llanto era libre. -Tranquila, todo va a mejorar, respira- acariciaba mi espalda como cada vez que me rompía.
-No creo que nada mejore- alcance a decir entre sollozos.
-¿Quieres contarme?- me preguntó dulcemente.
-Mi madre no quiere ver la clase de persona que es mi padre, ella prefiere seguir en esa vida de maltratos a ver la realidad de las cosas-
-Lo siento mucho Lena, no te mereces la vida que llevas-
-Intenté suicidarme Kara, me tomé todo un frasco de Prozac con la intención de no volver a despertar- le dije queriendo alejarme de ella, pero no me dejó, jaló de mi cuerpo, nos alejó un poco de la cornisa y me abrazó con todas sus fuerzas. -Y ni eso sirvió de algo, ella sigue defendiéndolo a él y también a Jack-
-Jack, ¿él es tu novio?-
-Si, la noche que decidí ponerle un fin a todo, lo encontré follándose a una mujer en el escritorio de la empresa, y después de eso me dio unos buenos golpes por no haberlo dejado terminar-
-Dios, yo... no puedo creer todo esto, no te mereces esas cosas, eras una mujer hermosa, dulce, que se preocupa por lo demás, no has sido más que buena conmigo aunque yo te aleje y te aleje, y todo esto es demasiado Lena- Kara me hablaba con infinita dulzura, me perdí unos momentos en sus ojos.
-Gracias Kara, pero tengo claro que no soy lo suficiente-
-Eres más que suficiente Lena, no creas lo contrario por favor- me puse de pie alejándome de ella y sus caricias.
-Kara hace dos días que me evitas, no me hablas, te haces la dormida, y no, no te estoy recriminando nada, pero ves, ese es el punto, no soy ni lo suficiente para ser tu amiga- los pasos que yo me había alejado ella los cortó y agarró mi brazo para que aborte mi huida.
-No Lena, eso no es así, yo no me estoy alejando porque no eres lo suficiente, me alejo porque me aterra lo que siento cuando te tengo cerca- la miré esperando que continúe mientras en mi pecho retumbaba mi corazón con furia, esperando lo que sea que ella diga después. -Quiero ser tu amiga, de verdad que es todo lo que quiero- agachó su mirada como resignada.
Y entendí que en su corazón y en su mente no había lugar para mí, al menos no como me hubiera gustado.
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Impulso - Supercorp
De TodoLena, no tenía planeado terminar en un psiquiátrico, pero su vida comienza a tomar sentido cuando conoce a su compañera de cuarto, Kara Danvers.