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Fuimos juntas a la empresa, su horario de trabajo ya debía comenzar, y a mi me tocaba enfrentar lo que sea que me espere. Unas cuadras antes de llegar frené el auto, ella me miró sin entender lo que pasaba.

-Kara.. es mejor si te bajas aquí y caminas, son dos cuadras- su cara de confusión me hizo entender que necesitaba más explicaciones. -No puedes llegar conmigo, nadie puede sospechar que me conoces, no sé de lo que serían capaces, y si hay algo que no podría perdonarme en la vida es que te pase algo- me aferré al volante con fuerza.

-De ninguna manera, no te voy a dejar sola Lena, no me interesa lo que ellos puedan hacerme-

-A mi si me interesa, y yo se de que son capaces, así que por favor te lo suplico, ve caminando- mi giré para mirarla y enfrentarla.

-Está bien, me voy a bajar, porque realmente no creo que haya una diferencia en llegar juntas o no, pero..-

-¿Pero?-

-Prométeme que me escribirás en 20 minutos, sino lo haces voy a subir a buscarte, no puedo estar tranquila contigo yendo a enfrentarte a ese monstruo- el tiempo corría no podía seguir discutiendo con ella porque la paliza sería peor, y todavía no se me había ocurrido que mentira decir, para explicar donde pase la noche.

-Haré lo que pueda, pero tienes que estar tranquila, ni bien pueda me pondré en contacto contigo, te lo prometo-

Ella me miró seria, su mano me apretó el muslo derecho, y acercó su rostro al mío, dejó un suave y prolongado beso en la mejilla que me hizo perder el aliento.

-Cuídate, por favor-

Ella se bajó y yo aceleré para llegar lo antes posible.

Cuando entre al piso de las oficinas lo primero que vi fue a Grace parada caminando por todos lados, claramente nerviosa. Apenas me vio corrió a mi encuentro.

-Lena, está Jack en tu oficina, llegó antes que yo, y está alterado, me preguntó a los gritos donde habías dormido, nunca lo vi así- Grace estaba asustada.

-Tranquila, ya hablaré con él, no te preocupes- el miedo iba escalando a mi cuerpo a cada paso que daba para entrar a la oficina.

-Lena, disculpa que te diga esto, pero no se ve bien, o sea está como loco, estoy asustada-

-Grace, mírame, no es la primera vez que lo veo así, por nada del mundo entres a esa oficina, no importa lo que escuches, ¿ok?- no podía ponerla también a ella en riesgo, Jack fuera de sí era capas de cualquier cosa.

-Lena, si escucho algo raro, voy a llamar a seguridad, solo te aviso-

No le contesté, seguí mis pasos, esperando que con el pasar de los minutos se haya tranquilizado.

Abrí la puerta, Jack estaba parado de espaldas mirando por los grandes vidrios hacia la ciudad, tenía un vaso en la mano. 

Tenía que ser valiente.

-Jack- cerré la puerta y me quedé con la espalda pegada a ella.

-La puta de mi mujer se dignó a aparecer- sus palabras no causaban efecto en mí, solo estaba esperando como se desquitaría esta vez.

Dejó el vaso de whisky sobre el escritorio y se acercó a mí.

-Dime Lena, ¿Dónde pasaste la puta noche?- uno de sus dedos recorrió todo mi torso, produciéndome un escalofrío del asco. -¡Contéstame!-

-Alquile un departamento a nombre de la empresa Jack, no podía seguir durmiendo en ese sillón- me quise mover para alejarme de él.

No pude, su mano derecha fue directo a mi cuello, y me sujetó con fuerza contra la puerta para que no me mueva, me estaba doliendo, acercó su rostro a mi oído.

-No me mientas hija de puta, porque te voy a arrancar la cabeza de una sola vez, así que prueba de nuevo, ¿Dónde diablos pasaste la noche?- no podía hablar me estaba faltando el aire, mis manos fueron a sus brazos para pelear, pero no tenía fuerza. Su agarre era cada vez más fuerte, el poco aire que entraba mis pulmones se sentía como brazas que quemaban los conductos, la piel me ardía, estaba a punto de perder la conciencia cuando me soltó, caí al piso de golpe. -¡Levántate! ¿tan agotada te dejaron anoche que no podes estar en pie?- Lo próximo que sentí fue una patada incrustarse en mis costillas, y luego y otra más, no pude evitar gritar con desesperación, el dolor era agudo y penetrante. Mis lágrimas caían sin control, sentía que el cuerpo se me había cortado en dos partes. -No grites, no hagas un escándalo imbécil- tomó uno de mis brazos y me levantó del piso, volvió a agarrarme del cuello. -Creo que ahora ya debes haber recordado dónde pasaste la noche- me empujo sobre la puerta, volví a caer al piso, no tenía fuerza para mantenerme en pie, las costillas se me comprimían en el pecho, la conciencia de la realidad iba y venía, buscaba pensar en sus ojos azules para no desmayarme del dolor. 

-No... no te estoy mintiendo...- hablé como pude. Primero iba a matarme antes de que le diga que había pasado la noche en casa de Kara.

No se el tiempo que había pasado desde que entré a la oficina, pero fuertes golpes se escuchaban en la puerta.

-¡Señora Spheer!- era Kara. -Señora Spheer, abra por favor la necesitamos con urgencia- mi mente estaba en blanco no podía pensar y me costaba un mundo respirar.

Jack se puso pálido.

-Te escondes detrás de la puerta ya mismo, no pueden verte así, ¡maldita sea!-

Abrió la puerta con una sonrisa espeluznante en el rostro.

-Señor Spheer, necesitábamos hablar con su mujer- Kara no lo saludó podía notar la desesperación en su tono de voz.

-Señorita Danvers, que placer volver a verla, lamento mucho que Lena no se sienta bien en estos momentos, pero dígame ¿en qué puedo ayudarla?-

-Necesito ver a Lena- Jack se atravesó en la puerta impidiendo el paso a cualquiera.

-No puede atenderla en estos momentos- su tono de voz había cambiado, dejó lo amable y galante de lado, se estaba poniendo nervioso.

-Yo también necesito hablar con ella, hay una situación urgente en recursos humanos y es la única que puede resolverlo- escuché que Grace también se unía a la conversación, lo tenían encerrado.

-Les vuelvo a repetir, Lena no puede atenderlas en este momento, ni bien se desocupe, le aviso que las busque-

Cerró la puerta, y me miró.

-¡Maldita sea, componte, ve al baño y arregla las marcas de tu cuello ya mismo, no pueden verte así!- me agarró del brazo y me metió dentro del baño a la fuerza, su nerviosismo estaba en el tope máximo. Me miré en el espejo, tenía sus dedos marcados, el cuello completamente rojo, y el tono de mi rostro era casi azul, levanté mi camisa como pude, una marca oscura casi negra se había apoderado de todo mi abdomen el dolor era inmensurable.

Las chicas volvieron a golpear la puerta.

Esta vez las dejó pasar.

-Esté en el baño, se sentía descompuesta- sus excusas eran débiles. -Cariño, te buscan- golpeó la puerta. Busqué fuerzas donde no tenía para salir. Debía tranquilizar a Kara sobre todo, no podía dejar que se siga exponiendo.

Cuando abrí la puerta Grace y Kara se abalanzaron sobre mí, pero la excusa salió más rápido de Grace, Kara quedó mirándome seria, sus ojos se inyectaron en color rojo, y podía ver la furia subir por su rostro, debía sacarla de allí ahora mismo. 

La adrenalina del momento por el terror de lo que podría pasar me hizo olvidar del dolor de costillas que apenas me dejaba respirar.

-Lena, en recursos humanos te necesitan ya, después sigues vomitando, acompáñame ya, y señorita Danvers en el camino le explica lo que sucede en el laboratorio, pero debemos ponernos ahora mismo en camino- Grace estaba nerviosa, pero su excusa funcionó a la perfección, sin mirar a Jack las tres salimos de mi oficina, Kara me estaba sosteniendo del brazo, y Grace cuidaba mi espalda unos centímetros atrás nuestro.

La farsa se había terminado. 

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora