38.

1K 136 4
                                        

-Dime Lena, ¿Qué esperas de nosotras?- seguía acostada sobre su pecho, era tan reconfortante sentirla así.

-No se que es lo que espero, puedo decirte que es lo que siento- ella agarró mi mandíbula y subió mi rostro para que podamos vernos.

-¿Qué sientes cariño?-

-¿Por qué eres así conmigo? te juro que pienso y pienso que he hecho para que tu seas así conmigo, y lo único que veo es que te dejé tirada cinco años atrás, y no lo entiendo- mis inseguridades crecían.

-Lena, amor, te veo, veo todo de ti, eres una mujer fuerte que ha pasado por toda una vida de maltratos, que nunca ha podido ser ella misma, salvo cuando estamos juntas, y eso lo es todo para mí, yo sí conozco como te preocupas por mi, como siempre me colocas antes de tu propio bienestar, veo lo hermosa y valiente que eres, veo eso y mucho más en ti, y quiero que tu también lo veas, que reconozcas lo buena persona que eres- tuve que besarla, no pude resistirme y ella me recibió gustosa.

-Dios... sabes que nunca te busque para cuidarte, no quería arrastrarte a todo esto, no me permitiría que algo te pueda suceder por mi culpa, decidí guardarte como lo más lindo que me había pasado, y no arruinar más tu vida-

-Yo lo entiendo, tal vez no es lo que hubiera hecho... y no, no estoy recriminando nada, nuestras historia de vida son muy diferentes, e imagino que por algo pasan las cosas, y tal vez este era nuestro momento, no antes, no hace cinco años, ni hace dos, por ahí el momento para nosotras es ahora, y quiero creer eso realmente, porque no te voy a dejar ir, no te voy a dejar sola Lena-

-Sabes necesito que sepas que lo que nos espera por delante no será lindo, Jack no aparece, Lionel no aceptará nunca algo entre nosotras, y me da terror lo que pueda pasarnos, no me imagino un día más sin poder besarte, ni sentirte así como ahora, pero no quiero prometerte que todo será diferente, porque seguro que no, lo más probable es que nos toque un camino de lo más empinado- ella seguía acariciando mi cuello, mientras nos mirábamos fijamente.

-No me interesa el camino que nos toque Lena, lo único que quiero es recorrerlo a tu lado, pasaremos la tormenta que tenga que caer, pero no puedes alejarme, ni pensar nunca más en sacrificarte porque crees que me cuidas, si hay amenazas las cruzaremos juntas, pero no pasarás tú sola por el lado oscuro, lo atravesaremos codo a codo- como no iba a amarla.

-Voy a decirte algo, que seguro que es muy pronto, pero son cinco años con el sentimiento atravesando mi pecho, y no me importa si es precipitado, y no quiero una respuesta de tu parte- ella me miraba con una dulzura que podía derretir a cualquiera.

-Dime cariño-

-Te amo Kara-

Ella sonrío y sin responderme me besó, cariñosa, lánguidamente, despreocupadamente, me besó, y siguió besándome por muchos minutos más, pero no era un beso que buscaba algo más, era un beso con sentimientos, con expresión de lo que será, era un beso de esos de los que nunca más te puedes olvidar en la vida.

-Así que no quieres una respuesta de mi parte ¿eh?- ella bromeaba conmigo.

-No, no la quiero... no hoy al menos-

-Ok, hoy no la tendrás- y volvió a sonreír, no necesitaba escuchar esas palabras de su boca, sentía su amor, o lo que sería su amor en un futuro. -Deberíamos descansar, ya son más de las dos de la mañana, y en cualquier momento aparece Jess nuevamente y nos va a retar si nos encuentra despiertas y basándonos- las dos reímos.

-Duerme conmigo, no quiero que estés en esa silla incómoda, ya van cuatro noches que duermes mal-

-Dormiría mucho peor en mi casa pensando que estás aquí sola, así que ni pienses en eso, pero si voy a dormir contigo-

Nos acomodamos en la pequeña cama, yo no podía dormir de costado por la presión, así que me acomodé boca arriba, mientras ella se puso de costado, colocó su rostro en el hueco entre mi cuello y mi hombro, pasó su mano por mi cintura y unas de sus piernas quedó encima de las mías.

-¿Estás cómoda así?- me preguntó.

-En la vida me había sentido mejor-

Dejó un beso en mi mejilla. Y nos quedamos dormidas.

A la mañana no fue ella quien me despertó, no era algo que me sorprenda, seguramente estaba rebosando de energía rebotando de un lugar a otro por el hospital.

Eran cerca de las ocho de la mañana, cuando los gritos en el pasillo se dejaron escuchar, no sabía qué era lo que pasaba, pero me temía que no iba a tardar en averiguarlo. Ya era sabido que la paz en mi vida no podía durar demasiado. La puerta de la habitación se abrió y mi rubia preferida entró con cara de preocupación cerrando la puerta rápidamente.

-¿Qué sucede?- Kara se rascó la nuca, no era buena señal.

-Bueno.... primero, hola hermosa, ¿Cómo dormiste?- se acercó a mí y dejó un suave beso en mis labios, con eso ya estaba preparada para lo que sea que esté por pasar.

-Mejor que en mucho tiempo, ¿pero qué es lo que está pasando?... tu actitud te delata-

-Ok... ok... fuera está tu suegra, bueno tu ex suegra, está como loca, por suerte Alex había venido a traernos el desayuno y le mostró la placa y con eso se calmó, pero quiere verte-

-Oh Dios, Martha.... ella no es mala Kara, no tiene ni idea de lo que es el hijo- Martha la mamá de Jack era realmente buena persona, no se imaginaba ni de casualidad el monstruo en el que se había convertido Jack, en estos años ella ha sido sumamente amable y buena conmigo, no podía pensar en como estaría con lo que estaba pasando.

-Si, me di cuenta de que no sabe nada, pero está alterada, y preocupada, y no sé si tu estás en condiciones de enfrentarla, no entiende nada Lena-

-Déjala entrar, hablaré con ella, no me hará nada, así que no tienes de que preocuparte- ella se había sentado en la camilla a mi lado, y me miraba de esa forma que me volvía loca. -Pero antes... ¿me das otro beso?- su sonrisa volvió a aparecer, con eso ya era feliz por el resto del día.

Me beso, y no fueron uno o dos besos, fueron muchos más.

-No sabes lo que me cuesta separarme de ti, la voy a dejar entrar pero no me iré a ningún lado, así que no me pidas que las deje sola, ¿ok?-

-Eres un perro guardián-

-Soy una perra guardiana....tu perra cariño- me guiñó un ojo, y las dos reímos, ella se paró y abrió la puerta dándole entrada a Martha.

Martha entró desesperada, su rostro estaba bañado en lágrimas, respiraba agitada, y lucía como si no hubiera dormido en meses, la señora que yo veía una vez al mes religiosamente para la cena mensual con Jack, no se parecía en nada a esta que acaba de ingresar. Kara se interpuso en su camino hacia mi. Martha la miró, paró sus pasos, tuvieron un cruce de miradas por unos segundos, y mi ex suegra se tranquilizó todo lo que pudo.

-No.. no le haré nada, se lo prometo, solo necesito hablar con ella- no sé qué le habrá dicho Kara afuera, pero era claro que no habían tenido un intercambio de palabras muy amable.

-Kara... déjala... - al escucharme se corrió del camino y dejó a la mujer mayor llegar hasta mí.

Martha me miró, y sus lágrimas volvieron a caer, se acercó a mí y acarició mi mejilla.

-Lena, dime que es mentira, dime por favor que mi hijo no es lo que los medios dicen- le iba a romper el corazón, ya lo sabía.

-Lo siento mucho Martha... pero sí, es eso y mucho más- la mujer se tiró derrotada sobre mis piernas.

-Co... cómo nunca me dijiste nada cariño-

-No podía, he estado amenazada todo el tiempo- sus ojos me miraron, no podía contarle de Lionel.

-Lena, necesito encontrarlo, desde que paso esto que no sé nada de él, necesito saber que está bien, es mi hijo- la entendía juro que la entendía. -No contesta su teléfono, ni nadie sabe nada, tenemos a la policía detrás nuestro, no sabes la cantidad de negocios ilegales que están saliendo a la luz de los cuales no teníamos ni idea- claro que sabía que esto iba a pasar mi padre estaba detrás de todo.

-Yo... yo no puedo ayudarte Martha-

-Por favor... llámalo- 

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora