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La cena siguió su curso, por supuesto que Kara y yo estábamos ahí solamente para alegrarle las vistas a los empresarios, prácticamente no se nos permitía hablar, aunque fuéramos las únicas dos que sabían de qué se trataban exactamente la investigación que se estaba llevando a cabo, pero siendo mujeres con los chinos y con Jack de por medio no teníamos valor alguno. Veía como Kara se frustraba cada vez que necesitaba aclarar algo, la ignoraban olímpicamente, y escuchaban a Jack que inventaba ridiculeces para entretenerlos.

-Disculpen- interrumpí, ganándome la mirada severa de mi querido marido. -Necesito usar el baño-

-Te acompaño- Kara se paró como un resorte.

-Este vicio de las mujeres de ir de a dos a los baños, ¿en China es igual?- no supimos qué le contestaron porque ya nos habíamos alejado lo suficiente para seguir aguantando las estupideces.

Antes catalogaba de circo las sesiones de terapia de grupo, si eso era un circo las cenas con Jack eran definitivamente el circo du Soleil.

Ingresamos al baño en silencio. Cada una se metió en un cubículo. Al salir nos paramos juntas a lavarnos las manos. La miraba por el espejo.

-¿Siempre aguantas cenas así de ridículas?-

-La historia de mi vida- ya no la miraba más, estas preguntas me dolían, evidenciaban la vida patética que llevaba por delante.

-¿Por qué Lena?- ahí sí la miré, sus ojos estaban queriendo penetrar mi mirada, buscando explicaciones. No se si me preguntaba por la cena, por mi abandono, o por mi ridícula vida en general.

Pero ya sentía formarse el nudo en mi garganta.

-Porque no tengo opciones Kara, porque no puedo decidir nada de lo que sucede, por eso- me agarré con fuerza del borde del lavamanos, los nudillos se me pusieron más pálidos de lo que ya eran.

-Deja todo atrás y escápate- su mirada seguía perforándome. Las lágrimas ya habían escalado a mis ojos.

-No puedo, no depende solo de mi, mis decisiones no son solo mías- quise irme, ya no podía estar así. Pero no me dejó agarró mi brazo suavemente y me acerco a ella.

Cinco años soñando con tenerla cerca, cinco años añorando sentir su calor nuevamente, son cinco años deseando esta cercanía. Mi cuerpo se paralizó, mi respiración se cortó y mi estómago recordó todas las sensaciones que habían quedado olvidadas en aquella habitación del psiquiátrico. Estábamos muy cerca una de la otra, unos centímetros separaban nuestros rostros, y todo en lo que pensaba era en besarla nuevamente, era en recorrer esos labios que tan loca me habían vuelto tiempo atrás, quería tocarla, entregarme a ella nuevamente.

-Lena- susurró a escasos centímetros de mis labios.

-Kara- una de sus manos acarició mi mejilla suavemente, cerré los ojos para guardar el gesto en lo profundo de mi corazón.

-Deja esta vida atrás Lena- sentía su aliento chocar con mi boca.

-No puedo Kara, no es tan fácil- ella se alejó.

-Vamos-

Y no pude contestarle nada, abrí los ojos y ya estaba sola parada en el medio de los baños de aquel lujoso lugar.

Para cuando pude recomponerme y volver a la mesa, ella se estaba despidiendo.

-De verdad que lo siento mucho, pero no me encuentro bien, necesito irme a descansar- fue su excusa, ella tenía la libertad de no aguantar más estas idioteces, se me llenó el pecho de orgullo por ella.

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora