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Los días a partir de ahí comenzaron a pasar más rápido, de golpe Jack estaba preso, desde la cámara de senadores le habían soltado la mano, y no había abogado que quiera defenderlo, sus padres esperaban juicio por desfalco, blanqueo de capitales y negocios ilegales con traficantes. Lo de sus padres no me alegraba en lo más mínimo, ellos no tenían idea de la clase de negocios y cosas sucias que hacía Jack con Lionel, pero yo sí sabía y yo si tenía pruebas. 

La hora de comenzar a encaminar mi vida había llegado y no podía dejarla pasar. Sam había venido todos los días para que entre las dos planificáramos un ataque hacía Lionel, el momento elegido era directamente el día del juicio de los padres de Jack, iba a atestiguar  y mostrar todas las pruebas necesarias para demostrar que el culpable era mi padre y no mis ex suegros, el único problema que todavía no logramos resolver era cómo demostrar que me encontraba amenazada por Lionel, por Jack las pruebas sobraban pero con mi padre el tema era otra cosa, y lamentablemente la única que podía ayudarme era Lilian, pero eso era algo imposible de conseguir, mi madre nunca iría en contra de mi padre, seguramente preferiría que yo me pudra en la cárcel antes de hacer algo así. Estábamos estancadas con eso.

Mañana terminaba mi reposo absoluto, y debía hablar con Kara para que me ayude a buscar algo para mí. Si tenía que ser sincera no quería irme, deseaba quedarme pegada a ella todo lo que podía, pero racionalmente y para el bien de nuestra relación debíamos poner distancia un poco, de verdad que solo buscaba una vida normal, una relación saludable y que el amor que nos teníamos no cambiara por nada del mundo. Conociéndola no iba a ser fácil que me deje ir, pero tenía que hacerlo también por ella.

A las cinco de la tarde cuando ella volvió al departamento de la empresa, yo la esperaba sentada con café preparado y con los nervios a flor de piel por la conversación que debíamos tener.

-Hola cariño- como siempre su sonrisa todo lo ilumina, se acercó a mi me saludó con un beso. Solo un beso podía encendernos, no habíamos vuelto a pasar los límites, la tensión sexual y la necesidad estaban a flor de piel de las dos. El beso se prolongó mucho más de lo necesario para un saludo, pero éramos adictas una a la otra, rozar su piel con mis manos y sentir las suyas perderse por mi cuerpo, causaba estragos en todo mi ser. Lentamente nos separamos. -Mañana tienes el alta, lo voy tachando en el calendario- se perdió por el baño, yo no podía hablar, debía calmar las pulsaciones de mi acelerado corazón.

-Kara... - grité desde la mesa.

-Dime- me respondió sin salir del baño aún.

-Tenemos que hablar-

-Eso suena a sentencia de muerte, así que por favor dime que son buenas noticias- asomó su cabeza para encontrar mi mirada. -Oh... tu cara no dice buenas noticias por ningún lado, ya voy-

A los pocos minutos ella se sentó frente a mi, como cada vez que debíamos tener una conversación seria, era la mejor manera de controlar nuestras manos y poder mirarnos mientras hablamos.

-Dime que no quieres terminar conmigo por favor- ella sonreía, y cuando los segundos pasaron sin que hablara, se puso seria, yo solo le estaba tomando el pelo. -¿Lena?- me reí estruendosamente. -Idiota, no me asustes-

-Esta bien, perdón, igual de todas formas es importante lo que quiero que hablemos, tu sabes que mañana se terminaría esto del reposo, y que ya puedo volver hacer una vida normal- esperé a que ella asintiera para continuar. -Bueno como habíamos hablado, mañana mismo me deberás ayudar a buscar algún departamento-

-No.. no es necesario... nos llevamos super bien, y aquí hay lugar para que te quedes, no me gusta para nada la idea que estés sola en el medio de todo esto, Lena vas a testificar contra tu padre en cualquier momento, si se llega a enterar... y aparte no concibo en no despertar a tu lado cada mañana, no puedes quitarme eso- se cruzo de brazos, y me miraba seriamente, no podía amarla más.

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora