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Salté del sillón, y me arrepentí al segundo, el tirón que sentí en las costillas me hizo doblar del dolor. Ella se paró al instante para ayudarme. Patética tendría que ser mi segundo nombre. Lena Patética Luthor, hasta suena bien y todo.

-Lena, ¿qué haces?, te vas a lastimar, Dios, siéntate- volví a sentarme pero guarde distancias, teníamos que hablar, y tenerla cerca me desconcentra.

-¿Tu... ex prometida? ¿te juntas todos los sábados con tu ex?- Dios los ex de esta mujer me van atormentar toda la puta vida.

-Si, Andrea es mucho más que una ex, es realmente una amiga y de las mejores que he tenido en la vida- claaaaaro ahora me quedo mucho más tranquila, la miré desconcertada necesitaba más información.

-Quieres contarme un poquito más de tu relación con ella, porque de verdad que necesito procesar todo esto, y seamos justas, tu sabes todo de mi pasado, yo apenas estoy aprendiendo del tuyo- era la verdad, mi vida tortuosa era un libro abierto para ella, no había amores pasados de los que hablar, ni aventuras, ni nada interesante que no cause dolor para aportar. Pero ella, ella era otra historia, había logrado tener una vida plena cuando se recuperó, y yo no sabía nada más de lo poco que me fui enterando, y necesitaba saber más, mucho más.

-Cariño, no te pongas celosa, Andrea es una amiga, solo eso-

-Pero Kara, cuéntame qué pasó, ¿por qué no se casaron? ¿Cuánto tiempo estuvieron juntas? no se, dime algo, y no pidas que no me ponga celosa, cuando sabes de sobra que soy insegura por naturaleza, que me cuesta un mundo aceptar que realmente me amas, no me pidas cosas que van más allá de mi control, porque lo siento ese es otro defecto que tendrás que poner en mi lista- me estaba enfadando tan rápido que ni yo entendía mis cambios de humor.

-Ok... perdón por no contártelo antes, realmente no era un dato que me pareciera importante hoy en día, esto pasó hace dos años ya, y está más que superado por las dos, entonces no lo encuentro realmente relevante- nos miramos fijamente, ella suspiro. -Y te pido por favor que dejes de menospreciarte Lena, se que las inseguridades vienen contigo, y que de a poco entre las dos vamos a mejorar eso, pero no me hables de tus defectos como si yo los enumerara, porque no los veo, todos tenemos un millón de defectos, así que no hagas de esto algo que no es- la miré fijamente, no estaba haciendo algo que no es, solo quería saber qué había pasado con su ex, la cual era su amiga, a la cual iba a tener que ver en unos días.

-Te entiendo ¿ok?, y no... no es por menospreciarme, pero demos vuelta el asunto, si fueras tu la que te acabas de enterar que en poco tiempo vas a conocer a mi ex prometida, con la cual me junto todos los sábados, y tu ni siquiera sabías su nombre hasta hace unos minutos atrás, dime Kara ¿cómo reaccionarías?- ella me miró y me sorprendió sonriendo.

-Te das cuenta que estamos teniendo una discusión ridículamente normal, de parejas normales, que nada tienen que ver con las cosas horribles que hemos pasado- se acercó a mí cortando la distancia que yo misma había puesto, y acarició mi brazo para volver a meterme abrazada a su pecho. -Te contaré todo lo que quieras saber- nos separamos para mirarnos y fue imposible no terminar besándonos.

-Cuéntame todo- volví a acomodarme en su pecho, era mejor no mirarla cuando hablara de su ex. -Desde el principio- ella acariciaba mi brazo lánguidamente.

-Sam nos presentó, cuando me mudé para acá ella ya trabajaba en el mismo estudio, Andrea era nueva en la ciudad, y Sam la integró al grupo para que tuviera con quien salir, y socializar, nos gustamos enseguida- ya me estaba arrepintiendo de haber insistido tanto, imaginarme a Kara con esta tal Andrea me hacía revolver el estómago. -La segunda vez que nos vimos ya nos besamos, y para la semana estábamos saliendo, en fin lesbianas- Kara río y yo suspiré. -Estuvimos de novias por tres meses y nos mudamos juntas-

-¿Vivieron aquí?- ya mi cabeza se imaginaba a Kara revolcándose en la cama con su ex.

-No, en su departamento porque era más grande-

-OK sigue- ella no paraba de acariciarme.

-Y bueno al año de estar saliendo, un día como cualquier otro me propuso matrimonio-

-¿Y qué dijiste?- no se ni para qué pregunto, si se que no me va a gustar la respuesta.

-Dije que sí, o sea en el momento me agarró de sorpresa, y no lo pensé- me tensé, mi cabeza imaginó a Kara llorando de la alegría.

-¿Y qué pasó?-

-Pasaron dos semanas después de la propuesta, y ella comenzó a insistir con la organización de la boda, y ahí fui cayendo a la realidad de lo que estaba por hacer, nunca sentí las mariposas aleteando al lado de ella, y yo si que las había sentido en el pasado, sabía perfectamente lo que era estar loca por otra persona, y con ella no me pasaba, era cómodo y fácil, y no entendíamos a la perfección, pero no era amor, no estaba enamorada de ella y nunca lo estaría, entonces fui sincera- una parte mía, la egoísta, se alegró de escuchar que nunca había estado enamorada de ella.

-¿Y cómo es que todavía son amigas?- Kara me alejó del abrazo para que pudiéramos vernos.

-Tiempo, pasaron unos meses que no nos vimos, la separación fue difícil, porque la rutina y la costumbre eran realmente fuertes, pero a los meses, en un cumpleaños de Sam nos vimos nuevamente, y todo se acomodó, las piezas volvieron a encajar y nos dimos cuenta de que era imbécil perdernos del todo, porque éramos importantes la una para la otra, y aquí estamos, ella es una de mis mejores amiga hoy en día- acaricié su mejilla y ella sonrió. -¿Sientes un poco menos de celos ahora?-

-No realmente, seguro mañana cuando la vea la odie sin razón, pero tendré que aceptarlo- Kara soltó una carcajada que no esperaba para nada.

-Dios, te amo Lena Luthor, te amo con todo mi ser, y tu eres unos de esos motivos por los que no me casé, nunca dejé de comparar lo que tú me habías hecho sentir con cada persona que se cruzó por mi camino, y nadie alcanzó esa vara que dejaste marcada en mi corazón, hoy entiendo de que todo estaba marcado por el destino para encontrarnos así-

-También te amo, y no imaginas realmente cuanto, eres mi vida Kara- obviamente que terminamos besándonos acostadas en el sillón, yo encima de Kara, recorriendo cada parte de su cuello expuesto con mis labios, con mi lengua y hasta con mis dientes, todo se descontroló en cuestión de segundos, y cuando menos nos dimos cuenta ya le estaba sacando la camisa que traía puesta y corriendo su sostén para morder unos de sus senos expuestos, el calor y los gemidos fueron subiendo y subiendo, no había marcha atrás, mis costillas podían irse al mismísimo infierno que nada me detendría de seguir saboreando cada centímetro de su piel, me olvidé del dolor y seguí bajando por su cuerpo con mi boca, arrastré mi lengua por su abdomen, me llené de sus sonidos desesperados, y no esperé más para bajar lentamente sus pantalones, ella me miró con las pupilas completamente dilatadas y antes de que la conciencia volviera a ella, arrastré mi mano suavemente por su ropa interior consiguiendo un grito de ansiedad de su parte, estaba completamente húmeda y entregada, las palpitaciones en mi propia intimidad las sentía en mi cabeza, no perdí más tiempo y corrí su ropa interior para volver a probar su sabor, me recree en sensaciones tanto pasadas como las presentes, disfrute de cada momento de placer que le estaba entregando, temblé de deseo al escucharla gemir mi nombre sin parar, pude sentir en mi lengua como se estrechaba y sus piernas temblaban sin control alrededor de mi cabeza, y se liberó, alcanzó el punto máximo del placer gritando por última vez mi nombre.

Fui realmente feliz. Nada podía robarme esta sensación. No hoy. 

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora