21.

991 140 19
                                    


Las carpetas que sostenía con mi manos fueron al piso, llamando la atención de todos en los laboratorios, su mirada encontró la mía que no se despegaba de su figura. Era ella, Kara estaba ahí parada con un grupo de personas.

-Señora Spheer ¿Se encuentra bien?- escuché que me preguntaba alguien, pero no podía hablar, me estaba costando respirar incluso.

Ella estaba ahí, se veía bien, se veía muy bien, su pelo rubio caía salvajemente en cascada por su rostro, lo tenía un poco más largo de lo que yo recordaba, ya no había lentes adornando su rostro, su cuerpo vestido con la chaqueta blanca propia de los científicos lucía increíble. Toda ella se veía increíble.

No podía respirar.

-¿Lena?- escuché que Grace se paraba a mi lado y me hablaba suavemente. Deje de mirar a Kara y me concentré en mi secretaría, no podía pensar con claridad, un millón de sentimientos estaban en mi mente en este momento.

Sentía la necesidad de correr hacia ella y besarla, es como si estos cinco años que no la veía no hubieran pasado, y me sentía volver a nuestra habitación en el psiquiátrico, donde por una semana tuve la libertad de amarla, y la posibilidad de que ella me amara, sinceramente aún la amaba, era todo lo que había amado en la vida, y ese sentimiento nunca me había dejado, ella era todo lo que anhelaba, era todo en lo que pensaba.

-Lena, te presento al nuevo grupo- Querl Dox, me llamaba, necesitaba controlarme y volver a mi estado presente.

-Si... si.. perdón- me recompuse como pude, pero volví a mirarla. Ella ya no me miraba, jugaba con sus manos, y el viejo hábito de acomodar sus lentes, aunque ahora inexistentes igual lo conservaba, porque su mano derecha volaba a su entrecejo a tocar el aire. Sonreí.

Por todos los demonios, por el infierno de Dante, por la maldita virgen María, Kara estaba ahí parada.

-Bueno, contratamos a dos expertos en biotecnología, y a una investigadora experimental en nanobots, ellos son los Doctores Winslow Scott, y Thorul Alexander, y ella es la Doctora Kara Danvers- me acerqué uno a uno y les tendí mi mando, al momento de tomar la suya el cuerpo ya me temblaba y la mano me sudaba, volví a mirarla, nuestros ojos se encontraron, para mi sorpresa Kara me sonrío tímidamente, no me odiaba. 

No podía ni quería soltarla, nuestro encuentro duró mucho más de lo considerado políticamente correcto, escuché como Grace tosía sin disimulo rompiendo la burbuja en la que nos habíamos metido, terminando con nuestro encuentro. Mi mente volvía a volar cinco años atrás donde nos refugiábamos en el lugar secreto para tocarnos y besarnos sin que nadie nos viera.

Estaba jodida.

-Ella es la gerenta de investigación y desarrollo, la impulsora de los nuevos estudios, y dueña de la empresa, Lena Spheer- me presentó sin tapujos Querl.

La siguiente hora de mi vida podría catalogarla de surreal, Dox explicaba detalladamente cada una de las cosas que iban a realizar, cada tarea y desafío que los científicos iban a atravesar, yo solo podía mirarla, mi capacidad de disimulo se había muerto definitivamente, no podía sacarle los ojos de encima, miré como sus manos se movían nerviosa, como sus labios parecían más apetecibles que nunca, como su tono de voz se volvía serio cuando explicaba algo de su trabajo, sus ojos de vez en cuando me miraba. Necesitaba estar a solas con ella, evidentemente mi capacidad lógica también se había muerto. Pero necesitaba saber qué fue de su vida.

Las presentaciones pasaron, y ya no tenía nada que hacer allí, debía volver a mi oficina, pero no podía ni quería irme. 

Necesitaba hacer algo.

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora