Seguí besándola todo el tiempo que pude, recorrí cada centímetro de su rostro, dejando besos aquí y allá. Me separé para poder verla, sus ojos brillaban, pero ya no había esa capa acuosa de nostalgia que tanto me rompía, ahora brillaban con luz.
-¿Estás bien?- necesitaba escucharlo.
-Si, muy bien, no dejes de besarme- y se adueñó de mis labios nuevamente, el beso fue subiendo de temperatura, aún me encontraba subida a sus piernas, me estaba excitando, las manos de Kara recorrían mi espalda, mi cintura y de vez en cuando llegaban mas abajo. Besó mi mandíbula, mi cuello y un poco más allá, un gemido se escapó de mi sin proponerlo cuando una de sus aventureras manos rozo uno de mis senos, sentí su sonrisa contra mi piel.
Si me estaba volviendo loca, en la vida había necesitado tanto las manos de alguien, pero de ella quería todo y en todos lados. Empujó mi cuerpo suavemente sobre el edredón robado de la habitación, y con mucho cuidado se posicionó sobre mi cuerpo, sentí todo su peso encima, su calor, sus ganas.
-Te deseo, Lena-
Volví a cubrir sus labios con los míos, por supuesto que yo también la deseaba, la deseaba como a nada en la vida, pero nunca había estado con una mujer, y no solo eso, sino que nunca había disfrutado del sexo, era algo mecánico, donde dejaba a Jack sesearse a costa mía sin oponerme a sus antojos, pero nunca deseando, ni excitándome en el proceso.
-Y yo Kara, pero nunca he hecho esto- miré sus ojos, que no dejaban de brillar hipnotizándome.
-¿Me dejas ser la primera?- su pregunta se me hizo tan tierna.
-Me encantaría- y no pude decir más, su cuerpo tembló con mis palabras, y el deseo se hizo más presente en mi cuerpo al darme cuenta de lo que iba a suceder.
No sabría como describir lo que entre nosotras sucedió, fue una danza de los cuerpos y sentimientos, fue sentirla entregarse a mi en cuerpo y alma, era verla con las extremidades regaladas a mi placer, y la sensación de que mi toque le hacía ver la luz. Fue la humedad producto del deseo, fueron las manos volviéndose péndulos de energía que no dejaban de fluir entre nosotras, regalando placer, fue perder el miedo a ser tocada con amor, fue querer tocar con amor.
Le recorrí el cuerpo entero, con las manos y con los labios, sentí cada uno de sus centros nerviosos tensarse ante mi presencia, recorrí con ansias toda la desnudez que podía ver, exploté de placer al verla temblar, conocí por primera vez lo que era regalar placer a alguien, aluciné con su recepción y me volví loca, pero completamente loca cuando sus manos y sus labios quisieron recorrer mi cuerpo, sudé y temblé. Me humedecí como nunca creí que podía ser posible, me regalé a ella, me entregué a todo lo que Kara quisiera hacer conmigo, y en ningún momento me arrepentí ni dude del placer recibido.
Tuve mi primer orgasmo con sus manos, el segundo con sus labios y el tercero con su cuerpo.
Estaba exhausta, saciada y sobre todo feliz. Más feliz de lo que había estado nunca, más feliz de lo que podría haber soñado en mi mejor sueño.
-¿Cómo te sientes?- Estaba desnuda recostada sobre la piel del abdomen de Kara mirando hacia las estrellas.
-Feliz- sus manos fueron a mis cabellos, y dejaban suaves toques. -¿Tú como te sientes?-
-También feliz-
-¿No te arrepientes?- le pregunté con temor, ya sabía como respondía su mente cuando cruzaba la línea conmigo.
-No, no me arrepiento, y tampoco siento culpa, creo y disculpa que hable de ella, pero estoy segura de que Imra querría que sea feliz, y que intente rehacer mi vida- me giré quedando con el pecho sobre el edredón para poder verla a los ojos.
-No me molesta que hables de ella, no quiero que pienses que por esto no puedes compartir conmigo tus recuerdos con ella- era la verdad, Imra era parte de su trágico pasado y sabía que ella aún necesitaba sacar eso de su sistema. -Solo me duele cuando me alejas, me haces sentir que te hago mal- sus manos nunca abandonaron mis cabellos.
-Por favor no pienses ni por un segundo que me haces mal, Lena sino fuese por tu llegada a este lugar, creo que nunca me habría animado siquiera a pensar que tenía que seguir adelante, no sé lo que me hiciste, pero desde el momento que entraste por la habitación había algo en ti que llamaba toda mi atención, la primer noche cuando tuviste esas pesadillas, salté de la cama, sentía que debía protegerte, y no te conocía de nada, podías ser una asesina serial- reímos las dos.
-A lo que voy, es que con el pasar de los días, cada vez que te veía, mi cuerpo quería estar cerca del tuyo, le plantee a Phil lo que me pasaba contigo, y el me animó a que haga realidad mis ganas de sentir de nuevo, no sabía cual iba a ser tu reacción, pero me costaba contenerme, la primer noche que nos escapamos cuando casi nos besamos, esa vez no fue la culpa lo que me hizo alejar, fue el miedo a pasar todos los limites contigo, y que me echaras- volví a enfocar mis ojos sobre los suyos.
-Esa noche fue la primera vez que sentí verdadero deseo de besar a alguien, después me volví loca pensando que te incomodaba con mis acercamientos, y por eso evitaba estar cerca de tu cuerpo- volvimos a reír las dos con ganas.
-No es casualidad que estemos en un psiquiátrico- nuevas carcajadas.
-Me esta dando frío- susurré mientras me movía de mi lugar para acercarme más a ella para que podamos abrazarnos. Volver a sentir todo su cuerpo desnudo en contacto con el mío, hizo que nuevamente una punzada de excitación recorriera mi cuerpo, y no pude contenerme.
-Me gustaría volver a sentir tu cuerpo encima mío- me miró sorprendida y todos los colores subieron a su rostro. -No es momento de sonrojarse Kara, ya estamos desnudas-
-Me vuelves loca-
Volvimos a entregarnos al deseo y al placer, gemidos y súplicas escaparon de nuestros labios. No se cuantos minutos pasaron entre tanta demostración de deseo y de cariño, pero las luces del sol al amanecer comenzaban a aparecer por la terraza, y recién ahí nos dimos cuenta del tiempo transcurrido.
Sin hablarnos juntamos las cosas esparcidas por el suelo, nos ayudamos mutuamente a vestirnos, nos regalamos besos por doquier y haciendo malabares con las cosas, sin soltarnos de las manos bajamos en silencio hacía nuestra habitación.
-¿Duermes conmigo?- me preguntó, como respuesta me senté sobre sus piernas y coloqué mi rostro a milímetros del de ella, rosando su nariz con la mía.
-Nada me gustaría más que dormir contigo hoy, pero lamento informarte que en quince minutos sonarán las primeras malditas campanas que nos obligan a despertarnos, así que ve pensando como hacemos para sobrevivir a este día-
-No, no puede ser, no puedo mantener los ojos abiertos, y el cuerpo lo siento aniquilado, estoy exhausta- se tiró sobre la cama, aún conmigo sobre sus piernas, no pude dejarla y me lancé sobre ella.
-Yo me siento igual, no se como haremos, pero no te alejes de mi hoy- casi que le supliqué.
-No me alejare ni aunque me quieran obligar, todo lo quiero es estar más y más cerca de ti, quiero conocer todos tus secretos Lena, quiero todo lo que me quieras dar-
No pude hacer más que besarla y seguirla besando.
Hasta que las putas campanas sonaron.
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Buenas, espero que les guste el cap, necesito un poco de motivación para poder seguir actualizando todos los días.
Me quieren contar que les parece la historia, ¿les gusta? ¿la odian? ¿qué opinan de los personajes?
Bueno de verdad espero poder conocer un poquito de sus pensamientos.
Qué estén bien.
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Impulso - Supercorp
RandomLena, no tenía planeado terminar en un psiquiátrico, pero su vida comienza a tomar sentido cuando conoce a su compañera de cuarto, Kara Danvers.