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Alex y Sam corrieron a mis brazos para saludar calurosamente, por el rabillo del ojo veía el abrazo entre Kara y Andrea, mi gesto no pasó desapercibido para Sam.

-No tienes nada de qué preocuparte, relájate- la apreté más a mi cuerpo como saludo. Yo sabía racionalmente que podía confiar tanto en Alex como en Sam, pero sentía que eran amigas de Kara, y no tanto mías. Era una cuestión de vida, de tiempo y experiencias compartidas, ellas para mi lo eran todo, pero entendía que el cariño que le tenían a Kara era superior. O tal vez eran solo inseguridades mías.

-Lena, ven que te presento- Kara me llamó para que me reuniera con ella y su ex en la puerta del departamento. -Andrea ella es Lena, Lena ella es Andrea- fue simple, no voy a negar que deseaba que me presente como su novia. 

-Buenas noches- le tendí la mano tímidamente, esta mujer era intimidante, solo debía recordar que yo también podía ser intimidante, y poderosa.

-Hola Lena, es un gusto conocerte al fin, llevo años escuchando tu nombre por parte de estas tres- sonreímos, y me relajé.

Las cinco nos sentamos, escuché historias y anécdotas de parte de las cuatro, el alcohol fluía en el cuerpo de ellas, Kara y yo no estábamos bebiendo, por mi parte era imposible por los medicamentos que estaba tomando, y ella lo hacía por mi. No participaba casi nada en las conversaciones, no tenía mucho que aportar, tampoco es que me sintiera excluida.

-Lena, ¿te acuerdas de la vez que nos escapamos en el psiquiátrico y Sam perdió su lengua dentro de esa rubia, que ella llamaba hawaiana?- Alex intentaba incluirme en la conversación trayendo temas en los cuales podía participar, se lo agradecía.

-¡No me jodas!, Sam estuviste con una mujer y me vengo a enterar recién hoy- Andrea no me dejó contestar.

-Dios, tampoco es que estuve, solo fueron unos besos perdidos por ahí, las muy idiota me llevaron a un bar les, y yo no iba a desperdiciar la única salida que tendría por meses- todas reímos y la conversación volvió a tomar diferentes giros.

Kara había colocado su mano sobre mi muslo y me acariciaba lentamente. Andrea no me estaba poniendo fácil la noche, de vez en cuando dejaba caer comentarios a mi gusto mal intencionados de las épocas en la que ella y Kara estaban juntas, estaba conteniendo mis ganas de mandarla a la mierda. Debía entender que eran amigas, que era amiga de mis amigas y me la iba a tener que fumar me guste o no.

Estaban hablando de un viaje que hicieron a Las Vegas hace un par de años atrás.

-Dios... cariño recuerdas que casi nos casamos en esa iglesia con Elvis, si no hubiera sido por la pareja disfrazada de vampiros que tardaron más de la cuenta con el ritual de clavar los colmillos en el cuello, hubiéramos dado el sí- me tensé, mi cuerpo se puso completamente rígido, y como arte de magia las costillas comenzaron a doler todo lo que no habían dolido en la semana. Y no fue solo mi reacción la incómoda, las otras tres quedaron en silencio, y se formó un ambiente inhóspito de golpe. Nadie decía nada, Andrea sonreía triunfante, si lo que buscaba era cabrearme, no la iba a dejar salir con la de ella.

-Bueno, entonces vivan los vampiros, menos mal que casarse no era tan importante como para esperar unos minutos- el silencio volvió a reinar. Vi como Sam sonreía y Alex terminó rompiendo en una carcajada.

-Dios... Luthor eres la puta ama- y las risas nacieron de todas menos de Andrea que sonreía incómoda.

Las conversaciones tomaron otros rumbos, y me integraron mucho más a la conversación, al fin y al cabo terminé aceptando que Kara tenía un pasado que también era su presente, ella no me desatendió en ningún momento, y estuvo siempre pendiente con una mirada, con un susurro, o con un toque de que estuviera bien.

-Te veo cansada, ¿quieres que les pida que se vayan?- me susurró cuando el reloj marcaba la medianoche. Y la verdad es que estaba agotada, era la primera vez en mucho tiempo que estaba tantas horas levantada, el cuerpo me estaba pasando factura, pero no iba a arruinar la noche.

-Yo me voy a acostar, pero porque me esta doliendo todo, pero no quiero que se vayan, se merecen distenderse, así que si no quieres que me enoje, no termines la noche ahora, ¿ok?- ella me miró, y no les gustó nada lo que le acaba de pedir.

-Dios.. soy una idiota, claro que te vas a sentir mal- la interrumpí.

-Kara, en serio, no me estoy muriendo ni hay que hacer un escándalo, quédate y diviértete tranquila, yo estaré más que feliz esperándote cuando la noche termine- no estaba ni de casualidad convencida.

-Si tu no estas no tiene sentido para mi desperdiciar minutos a tu lado- tome lentamente su rostro y le di un pequeño beso.

-Te amo- le susurré y vi sus ojos brillar, eso era suficiente para mi. -Chicas me van a disculpar, pero me voy a acostar, el cuerpo me está pasando factura y las costillas me están matando- me levanté y comencé a saludarlas una a una con un beso.

Las tres insistieron en que debían irse, pero les supliqué que se quedaran y terminaran su noche como siempre. Lo único que me faltaba era ser el palo en la rueda para ellas, que no habían sido más que ejemplares conmigo. Kara fue conmigo a la habitación.

-Amor- me susurró mientras me abrazaba por la espalda. -Perdona, de verdad que soy una imbécil, te arrastre a esto y-

-Shh cariño, la pasé fantástico, solo que el cuerpo me pide cama, no te disculpes por algo que no hiciste mal-

-Y... lo de Andrea, realmente no entiendo porque hacer ese comentario que no venía al caso-

-Kara, ella sigue enamorada de ti, aunque no lo veas o no lo acepte, eso es un hecho, y no me molesta, siempre y cuando sepa que no tiene ni una sola oportunidad contigo-

-Claro que no la tiene, y no creo que este enamorada, solo que no le gusta perder a nada, de todas formas hablaré con ella, no me gustó para nada su actitud, y tiene que entender que tu estarás para siempre en mi vida, y deberá aceptarlo-

-No es necesario que hagas nada- no pudimos seguir hablando porque Alex irrumpió en la habitación, con el rostro pálido y su celular en la oreja. Kara y yo la miramos sin entender, ella nos hizo seña de que esperemos un segundo mientras terminaba la llamada.

-¿Qué pasó Alex?-

-Me acaba de llamar un agente que está en el sector de búsqueda de personas- mi corazón comenzó a acelerarse, las manos me sudaron de golpe, y una punzada de dolor se sintió en mis costillas. Tuve que tomar asiento en la cama.

-Alex- le supliqué para que continuara.

-Encontraron a Jack, estaba en Miami en un aeropuerto por salir al extranjero-

-¿Cómo?- fue Kara la que habló por mi.

-No se mucho, solo que lo detuvieron, que lo trasladan para aquí esta misma noche, y que quedará detenido, puso resistencia y terminó con la muñeca quebrada, lo estaban llevando al hospital-

Ojala y todos mis problemas fueran los comentarios mal intencionados de la ex de Kara. La vida de siempre estaba golpeando nuevamente a la puerta y esperaba esta vez ser lo suficientemente fuerte para dar pelea todo el tiempo que sea necesario. Los brazos de Kara abrazándome a su cuerpo, el ingreso de Sam a la habitación y la mirada de Alex, me dejaron en claro que esta vez no estaba sola, y en mi interior sentí una llama crecer con la fuerza que nunca había tenido para dar pelea a lo que sea que viniera. No iba a perder esta nueva oportunidad de ser feliz por nada en el mundo. 

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora