29.

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Kara:
*Me gustó hablar contigo hoy*
*Descansa*

El corazón se me aceleró al leer su mensaje, toda ella me acelera, había llegado a la empresa, ya estaba acostada cuando mi celular tomó vida. 

Quería continuar la conversación.

Lena:
*Espero que podamos repetir la noche de hoy*

Kara:
*Seguro en algún momento*
*Y Sam está ofendida, no nos habla*

Lena:
*Nooooo*
*Que no se enoje*

Kara:
*Jajaja ya se le pasará*

Lena:
*También quiero verla*

Pasaron un par de minutos y ella no contestaba, cuando se dieron los treinta minutos sin respuesta, decidí que lo mejor era descansar, pero debía saludarla.

Lena:
*Descansa Kara*

Moría por agregarle un "te quiero", pero no era oportuno, ni acorde, apenas ella estaba hablando conmigo como para tirar una bomba como esa. Me puse todo lo cómoda que podía, ya estaba comenzando a pensar seriamente en refaccionar la oficina y hacer una pequeña habitación con una cama acorde.

Me levanté temprano en la mañana, tenía que inventar que ponerme, mescle un par de los trajes de tres piezas que tenía, y termine vistiendo un pantalón color azul, una camisa blanca de seda y encima un saco verde, con tacones clásicos negros. No era tan malo a la vista. Debía ir a mi casa a buscar ropa, ya habían pasado unos cuantos días desde que no estaba viviendo allí. La última noche fue una pesadilla, y la llegada de Kara a mi vida me había devuelto las ganas de pelear por mi.

Para las ocho de la mañana ya estaba lista para enfrentar el día. Mi celular sonó y el corazón se me aceleró.

Kara:
*Me quedé dormida anoche, lo siento*
*¿Cómo estás?*

Lena:
*Eso debería de preguntarte yo a ti, ¿Cómo está tu mano?*

No conocía una mejor forma de comenzar el día que hablando con ella. Era toda una bola de felicidad y sonrisas en este momento.

Kara:
*Muy bien, ya no duele, así que voy a trabajar*

Lena:
*No Kara, debes curarte bien*
*El médico dijo tres días*

Kara:
*No moveré la mano, solo voy a realizar cosas sencillas, lo prometo*

Lena:
*No me parece, debes cuidarte*
*Por favor*

Kara:
*Confía en mí, no haré nada que no deba*
*Aparte me aburro aquí*

Dios esta mujer podía hacer conmigo lo que quisiera, había sido así hace cinco años, y hoy era nuevamente lo mismo.

Lena:
*Ok, pero ante cualquier cosa, me avisas*
*No quiero que te pase nada*

Kara:
*Si jefa, tranquila*

Lena:
*Solo me preocupo por ti*

No obtuve más respuesta, cuando volví a mirar la hora ya eran las nueve de la mañana y el ruido en la empresa ya se dejaba escuchar, Grace no tardó en aparecer por la oficina con café y un millón de documentos por firmar.

-Señora Spheer-

-No vas a arruinar mi día con tus idioteces hoy, así que llámame como quieras- le sonreí.

-Lena, ¿estás bien?, ¿tienes fiebre o algo?- me inspeccionó de arriba abajo.

-Idiota-

-Tanto buen humor tan temprano, es raro, admítelo-

-¿No tienes trabajo que hacer?- ella me sacó la lengua y se retiró.

El día que había empezado hermoso se fue volviendo cada vez más oscuro, y no hablaba de nubes en el cielo, sino que eran las cuatro de la tarde, y no había podido salir de la oficina, y para completar mi desgracia me esperaba por delante una reunión con mi padre.

-Me enteré que no estás durmiendo en tu casa Lena- ese fue su amoroso saludo.

-Así es, estoy durmiendo aquí mismo- nuestra relación era sincera, no le mentía ni intentaba hacerlo, cuando algo no le gustaba venían los golpes o las amenazas, pero mentirle era mil veces peor, porque se enteraba de todo.

-Mira, no me interesa en lo más mínimo donde duermes, solo espero que no se entere nadie, porque no puedes arruinar tu matrimonio, el idiota de Jack no puede dejarte, sabes lo que ocurrirá si arruinas esto ¿no?-

-Lo se, Lionel y quédate tranquilo, que él te necesita tanto como tú a él, nunca entendí qué función cumplía yo en todo esto- él al fin se sentó frente a mi.

-Lena, si tu no te hubieras casado, no habría podido cambiar el nombre de la empresa, no hay absolutamente nada que nos vincule a nosotros con los negocios ilegales, todo eso está a nombre de los Spheer, y yo me sigo enriqueciendo sin ensuciarme- era un maldito hijo de puta. -Ese era el plan desde el principio-

-¿En algún momento podré ser libre?-

-Lena, te seré sincero, no me interesa para nada lo que hagas con tu vida, pero para nada, solo no hagas que Jack te deje- eso era lo más cariñoso que había dicho en toda su vida.

-Todo el dinero que tienes debería de ser suficiente-

-No, nunca es suficiente, ya deberías saberlo, bueno como sea, esta es tu vida, y tienes una única función, no divorciarte y que el imbécil de tu marido no deje la política, si se le ocurre algo así, te culparé a ti, y ya sabes las consecuencias-

No volvimos hablar de temas personales, el solo quería saber cual sería la rentabilidad de los nuevos proyectos, no es que les interesara realmente, solo que su cabeza ya estaba maquinando como contrabandear el resultado de mi trabajo.

No soy tonta, gracias a todo lo que he aprendido en estos años, he ido acumulando pruebas de los negocios sucios tanto de Jack como de Lionel. Tenía pruebas de las cuentas en los paraísos fiscales, pruebas de sus contactos con traficantes, pruebas de todo lo que hacían. Estaba segura de que en algún momento alguien abriría los ojos y ellos caerían. Tal vez yo ya no estaba viva, pero al menos la verdad saldría a la luz.

-Lena, tendrías que pensar en darle un hijo, de esa forma lo tendríamos bien agarrado de las bolas-

-Eso no está en mis planes-

-No te pregunté que estaba en tus planes, solo te dije cuál debe ser el próximo paso a seguir-

Fue lo último que dijo antes de irse a las 16:45 de la tarde. No tenía tiempo ni quería pensar en sus últimas palabras, lo único que quería era bajar a los laboratorios para verla.

Subí al ascensor y nuevamente maltrataba los botones para que se apuren.

Ingresé a toda velocidad, en cinco minutos terminaban su horario, no veía a nadie. ¿Ya se habían ido todos?. 

Comencé a recorrer todo el laboratorio, y en una esquina, sentada, totalmente concentrada en lo que estaba haciendo con el microscopio estaba ella. Hermosa, hermosa y más hermosa.

Me acerqué lentamente, no quería alterarla ni desconcentrarla. Pero el no poder quitarle los ojos de encima, hizo que no vea el banco que estaba atravesado en el medio de mi camino, y estrepitosamente caí de cara al suelo, haciendo un escándalo en el proceso. Un grito de dolor escapó de mí, el cuerpo ya adolorido no se tomó muy bien un nuevo golpe.

-¡LENA!- ella me vió tirada en el piso, y los colores subieron a mi rostro, la vi correr de su lugar para acercarse a mi. -¿Estás bien cariño?- temblé, temblé de pies a cabeza, una simple palabra me desarmaba, ¿Cómo podía tener tal poder sobre mi?. Se arrodilló a mi lado, y con su mano sana me ayudó a levantarme.

-Si... si.. estoy bien... solo no vi el banco- estaba idiotizada con nuestra cercanía, ella estaba tocando mi cintura, no había distancia personal entre nosotras, podía sentir su aliento chocar con el mío, mi corazón se volvió loco, el cuerpo me volvió a temblar al completo, las manos se me descontrolaron y la razón se evaporó y no se que más me pasó, pero no pude evitarlo.

La bese. 

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora