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Hoy se cumplía mi cuarto día internada, mis costillas se recuperaban bien, los médicos me dijeron que podría tener el alta en dos días más, pero no podría hacer ningún esfuerzo por al menos dos semanas.

De Jack aún no se sabía nada, no lo encontraban por ningún lado, la cámara de senadores lo había removido de su puesto. No podía siquiera imaginar lo loco que debe estar. Mis padres no volvieron a verme, mi mamá me mandaba mensajes todos los días preguntando por mi estado, Lionel había decidido que mejor no acercarse a la clínica. Los periodistas ya se habían calmado, el despido de Jack los había tranquilizado, y se habían retirado del lugar.

Hable con las chicas, les explique punto por punto lo que debían decir, de Jack podían decir lo que quisieran, pero debían dejar afuera a Lionel, Kara y Alex no aceptaron muy bien las novedades, pero con mis súplicas habían accedido a cubrir a Lionel. Sam por otro lado entendía mucho más lo que estaba sucediendo y fue una verdadera aliada ayudándome para que sus amigas entraran en razón. Y mi secretaria que decir de Grace, realmente ha sido una bendición tenerla a mi lado en este momento, quedó sorprendida al enterarse de todos los maltratos que sufría en mi vida, pero no dudo ni por un segundo en ayudarme con cualquier cosa que fuera necesaria. Las cuatro iban y venían de la clínica, me traía comida, flores, carteles, me contaban todo lo que sucedía en el mundo fuera de estas cuatro paredes.

Todo parecía ir mejorando, lentamente, pero era la primera vez que vislumbraba algo de luz en mi futuro, Jack ya no sería parte de mi vida, mis padres eran otro tema, pero no había nada que pudiera hacer, al menos por ahora.

Kara ha pasado todos los días a mi lado, la obligo a ir a trabajar, no hemos hablado de nada de lo que ocurre entre nosotras todavía, cuando lo he intentado me cambia de tema. Temo mucho que se haya arrepentido, y que sus palabras y confesiones solo hayan sido motivadas por el miedo a que me pase algo, conocía de sobra el pasado de Kara y su lucha interna con la pérdida y la culpa. No quiero ser algo más que la haga sufrir, quiero ser lo que ella es para mí, luz, amor, alegría y felicidad.

Eran pasada las cuatro de la tarde, Alex se acababa de ir, me había traído comida en un receso de su turno laboral, siempre una de las 4 se tomaba unos minutos para traerme algo más rico de lo que servían en el hospital, me sentía querida, y no sabía cómo podría agradecerles todo lo que han estado haciendo por mí, con lo poco que yo he hecho por ellas en todo este tiempo.

Golpearon a la puerta, por la hora que era, no podía ser ninguna de ellas.

-Adelante- me acomodé en la cama para quedar medianamente sentada.

-Buenos tardes señora Spheer- un hombre de unos cuarenta años, vestido con un elegante traje ingresó. Lo interrogué con la mirada. -Soy Benjamin Lockwood, abogado de familia, tu padre me contrató para labrar el divorcio, así que aquí estamos- sonrío. -Así que te saludaré nuevamente, buenas tardes señora Luthor- me hizo sonreír, volver a ser Luthor, me confirmaba de que el fin con Jack estaba aquí e iba a ser una cosa real.

-Buenas tardes señor Lockwood-

-Oh no, nada de eso, llámame Ben, ¿puedo llamarte Lena?- era encantador.

-Si por supuesto-

-Bueno, entonces Lena, ya tengo tu divorcio, realmente siento mucho los años de maltrato que has sufrido, tu padre se encargó de contarme todo lo que ha pasado, y como Jack Spheer está prófugo de la justicia pudimos hacer el divorcio de hecho, es decir no necesitamos ni su firma, ni que esté de acuerdo con esto, eres libre Lena- mis ojos se habían llenado de lágrimas, era libre.

Ben pasó dos horas explicando los tecnicismos del divorcio, en fin Lionel había conseguido que su plan funcionara, por el motivo del divorcio, logró que me quedara con el 100 por 100 de la empresa, ahora Spheer Corp, me pertenecía en totalidad, entre otras cosas me contó que él no era el único abogado trabajando en el caso, eran un equipo de cuatro profesionales trabajando arduamente, en una semana la empresa volvería a llamarse Luthor Corp, y los padres de Jack habían sido citados a declarar por un montón de negocios ilegales que supuestamente Lionel había descubierto en el proceso. No sabía si los abogados tendrían idea de que él era la cabeza de todos esos negocios, pero en este momento no me importaba.

Cuando el abogado se retiró ya eran las seis y media de la tarde, y eso hacía que mi corazón saltara de anticipación, ya no faltaba mucho para que Kara llegue. Normalmente ella salía de trabajar a las cinco, iba a su casa, paseaba a Krypto, lo alimentaba, se bañaba y venía a verme.

La puerta se abrió lentamente, y una sonrisa de puro diente, y ojos azules brillantes achinados ingresaron al cuarto para iluminarlo.

-Hola hermosa, ¿cómo estamos hoy?- te amo

-Ahora que te veo mucho mejor- su sonrisa se amplió, se acercó a mí y dejó un suave beso sobre mi frente antes de acomodarse a mi lado en la camilla.

-¿Vino alguna de las chicas a traerte algo rico de comer?- tomé su mano, necesitaba tener su contacto físico.

-Si Alex pasó y estuvo un rato haciéndome compañía, por lo que me dijo Sam está fuera de la ciudad-

-Si cuestiones de trabajo, Grace te mando saludos y dijo que mañana vendría a verte-

-¿Cómo estuvo el trabajo?-

-Todo funciona de maravillas, la investigación viene avanzando muy bien, pronto tendremos algún resultado- su trabajo le fascinaba, estos días he aprendido mil cosa sobre nanobots, una vez que Kara comenzaba a hablar de ello no había como frenarla y yo estaba encantada.

-En dos días me darán el alta supuestamente- sus ojos perforaron los míos, se estaba preocupado. -¿Qué sucede?-

-Jack todavía no aparece, aquí estás rodeada de gente, y hay seguridad en el hospital, que te dejen salir me da miedo Lena- apreté el agarre de nuestras manos.

-Hey, no... no pensemos en eso.. ya lo van a agarrar, y de todos modos, no puedo estar aquí encerrada eternamente-

-Lo se cariño, pero es inevitable que me preocupe-

-Vino un abogado hoy, firmé el divorcio Kara, soy oficialmente una mujer libre- sus ojos brillaron y brillaron.

-¡¿EN SERIO?!- me exalté con ella y reí.

-¡SI!-

-Dios, voy a besarte ahora- y no me dió tiempo a entender que es lo que estaba sucediendo, su cuerpo se acostó a mi lado en la camilla, nos miramos ambas de costado, y el espacio entre nosotras desapareció, su mano se ancló en mi nuca, y me arrastró a perderme en las sensaciones que sus labios me regalaban, todos los miedos e inseguridades que había acumulado estos días desaparecieron con su boca, con su lengua atrevida que pedía permiso para encontrar la mía, mi brazo se aferró a su cintura y la acerqué aún más a mi, nuestros pechos se rozaban, y sus caricias en mi cuello me estaban volviendo completamente loca, las costillas me importaban un carajo en este momento, todo lo que quería era sentirla aún más cerca. Ella finalizó el beso mordiendo mi labio inferior, y fue inevitable no soltar un gutural gemido.

-Debemos parar, tus costillas no pueden con esto ahora- su sonrisa traviesa y atrevida solo incrementaban la excitación de mi cuerpo.

-Tres pepinos me importan mis costillas ahora, no dejes de besarme, ni se te ocurra dejar de hacerlo-

Y fui yo quien volvió a besarla. 

Impulso - SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora