Capítulo 6: Decisiones apresuradas
El corazón de David comenzó a exaltarse, sin darse cuenta estaba hiperventilando y los sentimientos se le agolpaban como el agua de un río detenida en una presa.
—¿Usted sabe algo de él? Debe decirme, por favor —exigió David visiblemente nervioso.
—Ha habido varios internos nuevos en la prisión, los he visto entrar —comenzó a explicar el hombre corpulento.
—¿Usted habla de la prisión de Piedras altas? —trató de preguntar Wendelina.
—Ninguno de esos internos es de este pueblo, los trajeron de otros lugares —continuó explicando el hombre a David sin hacer caso a la interrupción de Wendelina.
—Disculpe señor —Wendelina trataba de llamar la atención del hombre subiendo el tono—. ¿Usted está diciendo que puede estar en la prisión de Piedras altas?.
—Y si a tu hermano se lo llevaron soldados, él debe ser uno de esos reclusos —cerró el hombre y, luego de una pausa agregó: —Si es el caso, yo puedo ayudar a liberarlo.
—¡Señor, ¿Me escucha?! —lanzó casi en un grito Wendelina atrayendo finalmente la atención del hombre—. ¿Es de la prisión de Piedras altas de lo que estamos hablando?.
—Sí niña, por supuesto —contestó el hombre de manera despectiva.
—Noble caballero, yo recuerdo esa prisión por mi madre y no tengo gratos recuerdos de ella. Es muy peligrosa —contó Wendelina dirigiéndose a David.
—¿Noble caballero? ¿Por qué te dice caballero? —quiso saber el hombre.
—No es de tu incumbencia —le respondió David en forma seca—. ¿Por qué nos ayudarías? No te conozco para confiar en ti ¿Qué ganarías?.
—Los ayudaría... por un precio —confesó el hombre atento a sus reacciones.
David quedó pensativo por unos instantes, luego se dirigió por lo bajo a Wendelina: —Escucha, si podemos darle las monedas que conseguiste con las trufas y él logra liberar a mi hermano, te devolveré el dinero. Lo prometo.
—No confío en él —reconoció ella.
—Sí, pero no veo muchas opciones. Podríamos exigirle que primero libere a mi hermano Nathael antes de pagarle, luego te devolveré ese dinero... hasta puedes quedarte con mi espada, se que te gusta mucho —pidió David llevándose una mano al corazón.
—Tu hermano es más importante que el dinero, pero me deberás —aceptó ella bajando la mirada, resignada.
—Muy bien, dinos ¿Cuánto dinero quieres para liberarlo? —interrogó David al hombre sosteniendo la mirada.
—No son monedas lo que quiero, busco su ayuda. Un amigo mío también está encarcelado, necesito colaboración para sacarlo. Si hacemos bien las cosas serán dos los prisioneros que liberaremos —exigió el hombre corpulento cerrando su puño, apoyándolo sobre la mesa.
—¿Quieres que vayamos contigo a una cárcel muy peligrosa, llena de soldados, para entrar en las celdas y sacar no a una sino a dos personas? —preguntó Wendelina estupefacta.
—Tengo un plan —dijo el hombre.
—Yo iré —confirmó David.
—¿Tú irás? ¿Estás demente? —acusó Wendelina a David.
—Wendelina, sé que has hecho mucho por mí, me salvaste la vida... —comenzó él apoyando su mano encima de la de ella.
—Sí, pero no para que ahora te suicides —interrumpió ella retirando las manos, rechazando el contacto.
ESTÁS LEYENDO
Aprendiz de valiente
AdventureDavid es un simple aldeano que es llamado a las armas para proteger a su comunidad en un conflicto por el que perderá su hogar y secuestrarán a su hermano. Iniciará un viaje para ir a rescatarlo develando a su paso todo lo que está ocurriendo en el...