Capítulo 43: El pozo
David tardó un par de segundos en reaccionar luego de haber sido tomado por sorpresa ante la reacción de Wendelina. Cuando volvió en sí, la muchacha ya estaba corriendo en dirección a la tienda de Malthus. El joven levantó su cantimplora casi vacía del suelo, y la volvió a guardar entre sus ropas, antes de echarse a perseguir a Wendelina.
La muchacha llegó al cuartel principal que funcionaba en la tienda de Malthus en tiempo récord. Entró a través de la entrada de manera intempestiva y sin pedir permiso. Malthus, el oficial Laurence y un par de soldados que estaban con ellos se voltearon al unísono cuando Wendelina se paró en el medio del lugar.
—¡Es el pozo del sector de Lando! —vociferó ella—. ¡Tienen que cerrarlo!
David entró a la carpa detrás de la muchacha, luego de escuchar sus gritos desde afuera. Al llegar junto a ella, se encorvó y puso las manos en sus rodillas. Estaba agotado.
—¿Qué está pasando? —preguntó el oficial Laurence con el ceño fruncido y una mueca de desagrado que se apoderó de su rostro desfigurado por las cicatrices.
—¡El pozo, es el pozo! —gritó Wendelina, mientras agitaba los brazos freneticamente.
Malthus levantó las palmas de sus dos manos y le pidió a la muchacha con un gesto y un semblante apacible que se se tranquilizara.
—Calma, respira. Dime, ¿qué ocurre? —pidió el magistrado.
Wendelina acató la sugerencia de Malthus y se tomó un instante para aspirar por la nariz y exhalar por la boca lentamente un par de veces.
—Acabo de descubrir qué es lo que provoca que haya tantos soldados enfermos —dijo la muchacha de forma pausada, pero convincente—. Es el agua. Lando tiene un pozo en su sector que solo se estaba usando allí. Está contaminado.
Malthus cruzó una mirada con Laurence luego de escuchar la hipótesis de la joven.
—¿Estás completamente segura? —preguntó Laurence, ladeando la cabeza.
Wendelina no contestó. Acortó la distancia que la separaba de David y registró su ropa para quitarle la cantimplora, la destapó y olió su contenido, cerrando los ojos para buscar concentración.
—Sí.Estoy segura —afirmó, luego de un momento.
—¿Y cómo es que no tienes dudas? —insistió Laurence.
Wendelina emitió un sonoro suspiro y se acercó a la mesa donde siempre estaba extendido el mapa del campamento.
—Simple. Según los informes que ustedes mismos me dieron, los sectores que más casos tenían eran justamente los que rodeaban a Lando. Fuimos a investigar allí, junto a David, para averiguar qué estaban haciendo ellos de manera diferente a nosotros —explicó Wendelina, atropellando las palabras.
—Y lo único que hacían diferente era obtener agua de ese pozo —concluyó David, pensando en voz alta y entendiendo el razonamiento de Wendelina.
—Mi olfato no falla. Deben prohibir el pozo —sentenció Wendelina.
Malthus y Laurence se quedaron callados un momento, mientras deliberaban qué decir a continuación, hasta que el silencio se volvió incómodo entre ellos.
—No lo estarás considerando, ¿verdad? —cuestionó Laurence.
Malthus levantó la mano para pedirle a Laurence que no hablara; todavía tenía los ojos clavados en el mapa que había señalado Wendelina para explicar su descubrimiento.
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Aprendiz de valiente
AdventureDavid es un simple aldeano que es llamado a las armas para proteger a su comunidad en un conflicto por el que perderá su hogar y secuestrarán a su hermano. Iniciará un viaje para ir a rescatarlo develando a su paso todo lo que está ocurriendo en el...