Capítulo 18: Levantamiento
Afuera de la oficina de Laurence la noche estaba despejada y los contornos en las calles de la villa administrativa solo eran visibles gracias a la tenue luz que la luna irradiaba. No había ningún candelabro que iluminara en la oscuridad.
David y Wendelina estaban junto a Malthus, habían apagado todas las luces del cuarto para poder esconderse mejor y prestaban atención a cualquier movimiento que se produjera del otro lado de las ventanas.
Los sonidos de la batalla se escuchaban bajos y de poca intensidad, pero no cesaban y, sea como fuere, ellos debían proteger la entrada de la puerta y a Malthus.
David cambió su posición de vigilancia, pasando de escuchar detrás de la puerta a ver a través del vidrio y viceversa, unas cuatro veces en pocos minutos, caminando de un lado a otro y farfullando instrucciones para sí mismo.
—Quiero ver si están bien, ábreme, volveré con noticias —le indicó David a Wendelina.
—¡De ninguna manera! ¡Tranquilízate! —le ordenó ella de manera tajante y sin alejar su oreja de la puerta en ningún momento.
La respiración de David se volvió cada vez más irregular y continuaba yendo de un lado a otro de la habitación, intranquilo.
—¡Basta, David! Me pones nerviosa —pidió ella.
—¿Qué estará pasando? —le preguntó David a Malthus cuando ya no aguantó más la ansiedad.
—Tranquilo —pidió Malthus con los brazos cruzados y una tranquilidad que a David le pareció impropia para el momento—, Laurence sabe lo que hace.
David hizo un gesto de negación con la cabeza y se puso una mano en la cara para taparse los ojos; intentaba liberar la frustración, pero las palabras de Malthus lo pusieron notablemente más nervioso. No quería seguir de brazos cruzados esperando que alguien más hiciera todo el trabajo.
Wendelina llamó la atención de sus compañeros en la oficina levantando una mano en silencio.
—Creo que escucho movimientos del otro lado, debe haber alguien cerca —susurró ella luego de un momento.
David fue volando hacia la ventana y se pegó al vidrio intrépidamente para corroborar lo que estaba sintiendo la muchacha.
Del otro lado del vidrio dos soldados vestidos con las armaduras de los que eran leales a Malthus aparecieron por un pasillo en dirección al portón de entrada de la Villa, ambos se detuvieron antes de llegar y desenfundaron las espadas. David pudo verlos perfectamente desde su lugar de vigilancia en la ventana cuando adoptaron una posición de guardia mirando hacia la salida.
De la zona que estaban viendo los dos hombres de Malthus salieron otras dos personas, esta vez con las armaduras que David les había visto a los guardias que los habían recibido por primera vez en la villa, los soldados del rey.
El corazón de David dio un salto cuando vio a los cuatro preparándose para un enfrentamiento y se pegó al vidrio lo más que pudo para no perderse ningún detalle.
Los hombres de Malthus esperaban en posición de defensa a los hombres del rey que iban acercándose a ellos lentamente con sus armas desenvainadas, cuando estuvieron lo suficientemente cerca, lanzaron las primeras estocadas que fueron detenidas oportunamente.
Los hombres de Malthus respondieron con sendos ataques de espada, pero también fueron contenidos por sus contrincantes. La lucha parecía pareja, luego de un par de embestidas y contraataques nadie parecía tomar la ventaja.
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Aprendiz de valiente
AdventureDavid es un simple aldeano que es llamado a las armas para proteger a su comunidad en un conflicto por el que perderá su hogar y secuestrarán a su hermano. Iniciará un viaje para ir a rescatarlo develando a su paso todo lo que está ocurriendo en el...